Las infecciones cutáneas no son meras “colonizaciones”: son guerras de baja y alta intensidad en las que la piel responde desplegando su arsenal inmunológico con una precisión geométrica. Cada bacteria, hongo, virus o parásito deja una firma histológica propia, una huella estructural tan específica que, incluso sin ver al microorganismo, el dermatopatólogo puede reconstruir la historia completa del ataque.
Las lesiones infecciosas muestran arquitecturas dinámicas, desde costras melicéricas colonizadas hasta granulomas necrosantes estrellados, desde hifas dematiáceas hasta inclusiones virales en vidrio esmerilado, desde angioinvasión letal hasta paniculitis supurativas.
En este bloque, la clave no es “ver al microbio”, sino interpretar la respuesta inmunológica que lo delata. La piel habla en patrones, y cada patrón corresponde a un mecanismo molecular distinto.
Las bacterias cutáneas despliegan tres estrategias principales, todas reconocibles al microscopio:
1) Superficialidad explosiva (impétigo): la epidermis colonizada, llena de neutrófilos y costras.
2) Profundidad destructiva (ectima, celulitis): la dermis y el subcutis convertidos en un campo de abscesos y necrosis.
3) Angioinvasión (ecthyma gangrenosum): los vasos convertidos en líneas de ataque microbiano.
Los neutrófilos son los protagonistas de estas historias: rápidas, ruidosas y —si se retrasan— letales.
El impétigo es la forma más superficial de infección bacteriana. Todo ocurre en la epidermis, y la piel deja claro que el combate es externo, rápido y ruidoso.
Causado por S. aureus o S. pyogenes, su histología es un retrato perfecto de la guerra en la superficie.
Claves histológicas:
• paraqueratosis llena de detritos y bacterias
• neutrófilos inundando el estrato córneo
• espongiosis leve
• erosiones epidérmicas pequeñas
• inflamación dérmica mínima
La piel no tiene tiempo de crear una respuesta profunda: el conflicto está en la barrera.
Clínica:
• costras “color miel”
• erosiones superficiales
• contagio altísimo
Aquí actúan las toxinas exfoliativas que rompen desmogleína 1, imitando al pénfigo foliáceo.
Histología:
• clivaje subcórneo limpio
• neutrófilos flotando en la cavidad
• poca inflamación dérmica (las toxinas actúan sin invadir)
Clínica:
• ampollas flácidas
• signo de Nikolsky positivo
• piel barnizada tras romperse la ampolla
Diferencial clave:
pénfigo foliáceo (IFD +) vs impétigo ampolloso (IFD –).
El ectima es la versión más agresiva del impétigo: el combate atraviesa la epidermis y estalla en la dermis.
Hallazgos:
• ulceración de espesor completo
• abscesos dérmicos cargados de neutrófilos
• necrosis de colágeno
• costra hemorrágica gruesa
• bacterias Gram+ visibles
El ectima siempre deja cicatriz: la dermis ha sido destruida.
Ambas son infecciones por estreptococos, pero su comportamiento arquitectónico es totalmente distinto.
La piel no se ulcera: se hincha.
Histología:
• edema dérmico papilar masivo
• linfangitis evidente
• neutrófilos dispersos
• epidermis respetada
Clínica: borde nítido, eritema brillante, fiebre.
Aquí el combate llega al tejido adiposo.
Hallazgos:
• neutrófilos densos en dermis reticular
• paniculitis
• trombosis focal
• destrucción de colágeno
Clínica: dolor profundo, induración, ausencia de borde definido.
Es un colapso sistémico mediado por superantígenos, no por invasión bacteriana directa.
Histología:
• necrosis epidérmica superficial
• edema dérmico masivo
• microtrombos
• inflamación mínima
La piel evidencia la devastación sistémica, no una infección local.
El folículo se transforma en un pequeño volcán neutrofílico.
Hallazgos:
• neutrófilos llenando el infundíbulo
• destrucción mural
• abscesos perifoliculares
• cocos Gram+ en el ostium
Es el prólogo histológico del forúnculo.
En pacientes neutropénicos, Pseudomonas realiza su ataque más característico: angioinvasión hemorrágica.
Hallazgos dramáticos:
• necrosis hemorrágica masiva
• trombosis vascular extensa
• bacilos Gram– dentro de las paredes vasculares
• inflamación mínima (el paciente no puede responder)
Clínica: necrosis negra fulminante.
Diagnóstico inmediato = vida.
Eritrasma:
• bacterias filamentosas superficiales
• inflamación mínima
• fluorescencia rojo coral bajo Wood
Tricomicosis:
• concreciones bacterianas alrededor del pelo
• sin destrucción folicular
Hallazgos:
• granulomas supurativos con necrosis estrellada
• neutrófilos centrales
• histiocitos en empalizada
• Warthin-Starry +
Es uno de los patrones granulomatosos más hermosos y característicos.
Nocardia: filamentos Gram+, Fite+.
Actinomyces: “granos sulfúreos”.
Rhodococcus: granulomas necrosantes en inmunodeprimidos.
En granulomas supurativos atípicos:
PAS + GMS + Ziehl + Warthin-Starry siempre.
Los hongos se dividen en dos civilizaciones tisulares:
1) Superficiales → viven en estrato córneo.
2) Profundos → invaden dermis, vasos y órganos.
La histología los delata por la forma, tamaño, pigmento y ángulo de ramificación de sus hifas o levaduras.
Hallazgos:
• hifas finas, tabicadas, PAS+ en córneo
• espongiosis perifolicular
• neutrófilos superficiales
• paraqueratosis
• infiltrado leve salvo en Kerion (abscesos profundos)
Variantes clave:
• tinea incognito (por corticoides) → inflamación suprimida, hifas abundantes
• tinea pedis vesiculosa → simula dishidrosis
• tinea capitis endothrix/ectothrix → hifas dentro o fuera del pelo
Patrón:
• pseudohifas + blastoconidias PAS+
• pústulas espongiformes
• espongiosis moderada
• eosinófilos en crónicos
• paraqueratosis húmeda
Clínicamente: pústulas satélite, pliegues, mucosas.
Signo histológico:
“espaguetis con albóndigas”: hifas cortas + levaduras redondas.
Inflamación mínima → el hongo silencia la vía Th1.
Patognomónico:
• células muriformes marrón-negro, tabicadas
• granulomas supurativos
• hiperplasia pseudoepiteliomatosa
• fibrosis densa
Clínica: placas verrugosas crónicas en extremidades.
Claves:
• hifas marrones dematiáceas
• melanina visible
• granulomas necrosantes
• abscesos profundos
Inmunodeprimidos → riesgo máximo.
Hallazgos:
• hifas anchas (10–20 μm), no septadas, ángulo recto
• angioinvasión masiva
• trombosis
• necrosis hemorrágica
• inflamación mínima
Es una urgencia vital: anfotericina + cirugía inmediata.
Histoplasma:
• levaduras intracelulares pequeñas
• dentro de histiocitos
• granulomas pobres en inmunodeprimidos
Blastomyces:
• levaduras grandes con gemación de base ancha
• hiperplasia pseudoepiteliomatosa exuberante
Coccidioides:
• esférulas gigantes llenas de endosporas
• necrosis granulomatosa
Los virus no destruyen tejidos por masa sino por sabotaje nuclear: alteran cromatina, fusionan células, detienen mitosis y producen cuerpos virales reconocibles.
Hallazgos clave:
• células multinucleadas
• núcleos en “vidrio esmerilado”
• inclusiones Cowdry A
• vesículas intraepidérmicas
• necrosis queratinocítica
VZV destruye más profundamente:
• necrosis confluyente
• vasculitis viral
• hemorragia intravesicular
Patognomónico:
• masas intracitoplasmáticas enormes
• arquitectura en cráter
• inflamación mínima hasta ruptura
Firma histológica:
• coilocitos
• hipergranulosis
• papilomatosis
• paraqueratosis vertical
CMV:
• inclusiones intranucleares “ojo de búho”
• infección de glándulas y endotelio
EBV:
• proliferación linfocitaria
• EBER-ISH positivo
• necrosis reticular
• inclusiones citoplasmáticas
• acantólisis viral
• infiltrado linfocitario prominente
Firma histológica:
• túneles en córneo
• ácaros completos visibles
• huevos ovales
• escíbalos
• dermatitis eosinofílica intensa
Claves:
• amastigotes con kinetoplasto
• granulomas bien formados
• necrosis variable
• infiltrado plasmocitario
• parásito visible
• huevos
• cavidad epidérmica
• reacción granulomatosa
• microfilarias en dermis
• granulomas alrededor de larvas muertas
• elastólisis
• fibrosis profunda
Los biológicos y los inhibidores de vías inmunes han creado nuevos fenotipos infecciosos.
• reactivación de VZV, TB, Leishmania
• histología: granulomas + necrosis + inclusiones virales
• foliculitis por Malassezia
• dermatofitosis extensa
• verrugas múltiples por HPV
• candidiasis mucocutánea severa
• onicomicosis candidiásica
• tiña crónica
El análisis dermatopatológico de una infección no comienza buscando microorganismos (aunque encontrarlos es decisivo): comienza descifrando el modo en que la piel ha elegido defenderse.
La arquitectura tisular es el reflejo final de múltiples interacciones inmunológicas y permite un razonamiento diagnóstico tan veloz como preciso.
La piel no improvisa:
cada microorganismo obliga a un patrón concreto porque activa un tipo específico de inmunidad, usa un nicho tisular determinado y deja un daño estructural repetible.
A partir de esta premisa, se pueden sintetizar reglas universales que permiten identificar el patógeno antes de verlo.
El neutrófilo es el soldado elegido por la piel frente a agentes extracelulares.
Cuando domina la imagen:
Impétigo: neutrófilos en córneo
Ectima: abscesos dérmicos
Foliculitis: infundíbulo convertido en volcán purulento
Celulitis: paniculitis neutrofílica
Ecthyma gangrenosum: neutropenia + angioinvasión (clave letal)
Si ves neutrófilos destruyendo arquitectura → piensa en bacterias.
La muerte queratinocítica en racimo es firma de virus:
HSV: sincitios, Cowdry A
VZV: necrosis más profunda
Mpox: necrosis reticular + inclusiones citoplasmáticas
La epidermis muere célula por célula, como si una mano invisible apagase luces en una ciudad.
Si las hifas están arriba:
Tinea corporis / pedis / cruris
Tinea incognito
Tinea capitis (ectothrix/endothrix)
La espongiosis perifolicular y los neutrófilos superficiales son las pistas del combate.
Hifas profundas nunca son benignas:
Mucormicosis: hifas anchas, sin septos, ángulos rectos
Feohifomicosis: hifas pigmentadas
Cromoblastomicosis: hifas + células muriformes
Blastomicosis / Coccidioides: estructuras gigantes o gemación
Si hay hongo profundo → riesgo vital o enfermedad sistémica.
Cuando el granuloma es perfecto, simétrico, casi artístico, sin necrosis y sin tropa inflamatoria:
es sarcoidosis.
El diagnóstico está en la ausencia del caos.
La necrosis central estrellada de Bartonella henselae es única.
La necrosis caseosa granular de TB es inconfundible.
La necrosis hemorrágica por Mucorales es devastadora.
No hay otro imitador.
El kinetoplasto (barra extranuclear) es su firma molecular:
una inscripción genética dentro del citoplasma histiocitario.
Los cuerpos de Henderson-Patterson convierten el citoplasma en una fábrica vírica gigante.
Pocas imágenes son tan icónicas: un núcleo hipertrofiado con una pupila vírica.
Coilocitosis = modificación nuclear en respuesta al virus del papiloma.
La histología básica puede sugerir; las tinciones especiales confirman.
PAS: tiñe polisacáridos de pared fúngica (magenta)
GMS: tiñe hifas de negro (altísima sensibilidad)
Ziehl-Neelsen: BAAR clásicos
Fite-Faraco: sensibilidad aumentada para M. leprae
Warthin-Starry: Bartonella, espiroquetas
Gram modificado: presencia o ausencia de bacterias en tejido
Giemsa: amastigotes de Leishmania con kinetoplasto
IHQ anti-HSV/VZV
Inmunofluorescencia directa para vesículas frescas
EBER ISH para EBV
Cada infección cutánea es un relato tridimensional, donde las células del sistema inmune, la estructura de la epidermis y los microorganismos dialogan en un idioma que la histología transforma en imágenes.
En dermatopatología infecciosa, la lógica es siempre mecanicista, casi matemática:
bacteria → neutrófilos
virus → necrosis queratinocítica + inclusiones
dermatofito superficial → hifas en córneo
hongo profundo → hifas invadiendo dermis o vasos
protozoo → parásitos intracelulares
artrópodo → organismo completo (surco, huevo, escíbalos)
parásito tisular → microfilarias o larvas serpenteando
toxina bacteriana → clivaje sin inflamación
inmunosupresión → inflamación escasa + microorganismos exuberantes
La piel no improvisa su arquitectura:
cada microbio la obliga a reescribir sus capas, como un arquitecto hostil utilizando el tejido como cartografía.
El dermatopatólogo no “busca al patógeno”:
lee las consecuencias arquitectónicas de su presencia.
Ese es el poder del patrón.