Charles Bukowski
El ruiseñor
el ruiseñor había estado siguiendo al gato
todo el verano
venga a burlarse burlarse burlarse
guasón y engreído;
el gato se agazapaba bajo las mecedoras de los porches
su cola un destello
y lanzaba increpaciones al ruiseñor
que yo no entendía.
ayer el gato llegó tranquilamente por el sendero
con el ruiseñor vivo en la boca,
las alas desplegadas, las alas hermosas desplegadas y
lánguidas,
las plumas abiertas como las piernas de una mujer,
y el pájaro ya no se burlaba,
pedía, suplicaba
pero el gato
a través de los siglos a paso firme
no le escuchó.
lo vi meterse bajo un coche amarillo
con el pájaro
para cerrar el trato y llevárselo a otro lugar.
el verano había terminado.