Charles Bukowski
Los poemas de amor de Catulo

leía sus poemas

se los leía a los hombres que la esperaban en la cama

luego los rompía

entre risas

y se tumbaba en la cama

abierta de piernas ante la polla

que tuviera más a mano.


pero Catulo siguió escribiéndole

poemas de amor

y ella se follaba esclavos en

callejones, y

cuando estaban juntos

le robaba mientras estaba

borracho, se reía de sus versos y su

amor,

se meaba en su

suelo.


Catulo, quien,

por lo demás,

escribía poemas

maravillosos

cayó bajo el hechizo de

esa zorra

que,

según se dice,

cuando empezó a envejecer

huyó de su lado

y comenzó una nueva vida en una isla lejana

donde acabó

suicidándose.


Catulo era como

la mayoría de los poetas:

entiendo

y perdono a medida que

lo releo:

era consciente,

ante la proximidad de la muerte,

de que es

mejor empezar con una

ramera que acabar

con ella.