Charles Bukowski

Lo que más me gusta es rascarme los sobacos:

Un mundo muerto

Alguien ha dicho que se trata de poemas de gente que vive en un mundo muerto: por ejemplo, en una poesía que describe una ceremonia en la escuela frecuentada por su hija de seis años, el poeta compara la florida inocencia de los niños con la gris decadencia de los padres presentes. Es una excepción: en su mayoría sus personajes pertenecen al lumpenproletariat; alguien ha dicho que, dejando a un lado asesinatos y robos, Bu­kowski podría ser comparado a Francois Villon que, a su vez, puede ser considerado un precursor de Mickey Spillane.

Estas despreocupadas aproximaciones de Jim Metro en el «Montgomery Advertiser Journal» del 7 de septiem­bre de 1975 son interesantes porque muestran la actitud de la crítica periférica norteamericana hacia el fenómeno Bukowski que ahora ha invadido también la provincia. Con su desesperación, su pesadilla de la vejez, sus cóleras, su horror hacia todo y hacia todos, su predilección por los forajidos, su navaja siempre preparada en el bolsillo, su celebración de la vida a base de vómito matutino y noc­turno y polvos frecuentemente interrumpidos por el ex­ceso de alcohol, Bukowski no se cansa de proponer una y otra vez su mundo de desechos y desheredados en una poesía cruda y enmarañada acorde con las experiencias cantadas. Ni siquiera es una poesía de protesta o de de­nuncia como era la de la generación beat: es una poesía en ocasiones sólo divertida, otras satírica, y a veces dra­mática, hecha intencionadamente para inspirar imitado­ras y suficientemente original como para no poder ser comparada con ninguna poesía preexistente, aunque haya a quien le ha recordado versos de Jeffers, Pound y Ginsberg. Bukowski ha dicho que escribir un poema es como escribir una carta, y ésta podría ser su definición, si es que hace falta alguna; al escribir estas cartas tiene un extraordinario poder evocativo, imágenes personalísimas y una dramática capacidad de tramar retratos terrorífi­cos que constituyen microhistorias de la condición huma­na moderna.

en Entrevista a Charles Bukowski por Fernanda Pivano  

18 de enero - 11 de febrero de 1982.