Charles Bukowski

Lo que más me gusta es rascarme los sobacos:

La vida

Como sabemos, su clave está en la vida; pero un de­terminado tipo de vida, la vida del horror y del disgus­to. Los poemas cantan las carreteras, los hipódromos, los bares, las habitaciones amuebladas infestadas de escara­bajos, los fonduchos más miserables, y echan sus raíces en la sangre y en la suciedad de una existencia excesiva­mente extendida: quienes las leen son los subproletarios, los vigilantes de aparcamientos que luego le escriben car­tas de admiración, los presos de las cárceles y de los hospitales que le piden ejemplares de sus libros (con gran satisfacción por su parte, explica Bukowski en las entrevistas: prefiere estas peticiones a las de los estu­diantes que pueden costearse los libros).

Ben Pleasants en «Los Angeles Times» ha dicho; «Es posible que Bukowski sea el mayor poeta de su genera­ción, pero los críticos, las feministas, los marxistas y los comentaristas de los principales diarios y revistas prefie­ren ignorarle. Mientras tanto se escribe acerca de él en "Le Monde", el "Times Literary Supplement", el ''Spiegel", el "Stern" y otros muchos diarios europeos.» No sé si Bukowski es el mayor poeta de su generación, pero no cabe duda de que es leído con participación, por no decir pasión, por los existencialistas supervivientes de nuestra época o, si se prefiere, por el hombre de la calle.

en Entrevista a Charles Bukowski por Fernanda Pivano  

18 de enero - 11 de febrero de 1982.