Charles Bukowski

Lo que más me gusta es rascarme los sobacos:

Los poetas y lo explícito

La respuesta más fácil es que lo que les encadena es su candor. En una entrevista dada a su biógrafo norteame­ricano, Joe Wolberg, Bukowski ha dicho: «¿Por qué un poeta no puede decirnos directamente lo que debe de­cirnos? ¿Por qué tiene que ser interpretado? Esto no es un jueguecito entre iniciados que se dicen palabritas en­tre sí. Nunca ha aparecido nadie diciendo: ''Cristo, es­toy a punto de reventar." Nunca, ¿entiendes?»

No hay duda de que Bukowski afirma a continuación que está a punto de reventar, y con idéntica sencillez, con idéntica concisión, narra los mínimos desastres de la vida cotidiana cuya acumulación lleva a la gente al manicomio. Esta denuncia de las cosas mínimas, que a la larga asume el aspecto de una denuncia del sistema social, confiere a sus páginas crudas y dramáticas, sumi­das en abismos de desesperación y de disgusto, el tono expresionista que tal vez ha sido el origen de su éxito europeo; pero de aquellas páginas se desprende también un retrato de Norteamérica (trágico y atenazado en la rue­da imparable del consumismo y de la ausencia de comuni­cación) que suena al folklore que los europeos no dejan nunca de buscar en el mitificado continente: se ha visto que ni las presiones antinorteamericanas de la ideología política anticapitalista han conseguido romper los mitos propuestos por Norteamérica a través del cine y de los discos, en unos frescos costumbristas que lo abarcan todo, desde los ghettos de los desheredados en los que vivió en su juventud Bukowski, a la mediocridad pequeño-burguesa del bienestar-para-todos a que pertenece el chalecito en el que vive ahora el escritor, pese a que su cuen­ta bancaria alcance cifras altísimas.


en Entrevista a Charles Bukowski por Fernanda Pivano  

18 de enero - 11 de febrero de 1982.