Charles Bukowski

La leyenda

el pianista de Polonia dio su primer concierto

en la ciudad de Nueva York.

la crítica no le recibió bien pero

le encantó al público.


su interpretación brillaba con una energía

especial.

a menudo cometía fallos pero para el

no iniciado

no importaba.


tocó fragmentos que agradaba a las

masas,

piezas melódicas que eran fáciles

de escuchar,

pero aun así hasta cierto punto

clásicas.


se fue a una gira interminable,

sin descanso,

fue entonces aceptado en Hollywood

y se hizo rico

en nada de tiempo.


tenía un vagón de ferrocarril

privado.

mucha gente se acercaba al vagón, lo

seguía,

para verlo,

para oírlo

practicar.


las mujeres enloquecían, gritaban, algunas

se desmayaban

en sus conciertos.


él sonreía y sonreía y

firmaba millares

de autógrafos.


en una ocasión

se cortó unos mechones de

su pelo rubio

y los arrojó a la

multitud.


con el tiempo, su forma de tocar

empeoró pero

continuó actuando,

como si no pasase nada.


después, como todo el mundo,

murió.


todo un gran numerito para un

talento

mediocre.


El de

exprimir

todo el jugo

de un limón

pequeñito.


Charles Bukowski de El padecimiento continuo [2009]

Trad. Silvia Barbero