Charles Bukowski
Lo que más me gusta es rascarme los sobacos:
Los paisajes
Podríamos continuar, pero querría subrayar más bien la aparición de las primeras descripciones de paisajes, rarísimas en los libros de Bukowski, que habla como máximo de «pálidos rayos de sol a través de las persianas sucias». El paisaje que introduce en este libro, en el relato Un par de esponjas, es de manera coherente un paisaje miserable y desesperado: «Iba caminando por la calle, había polvo, suciedad y calor... Me volví y sólo vi arena y rocas y el sol amarillo que resplandecía cálido y seco como un horno y ningún lugar adonde ir.» Con esta descripción queda fijado el paisaje de Bukowski: en sus páginas no salen las flores, las rosas y los frutales que le rodean en su villa de San Pedro.
El paisaje urbano de su Los Angeles no es menos miserable en Factótum, su segunda novela, aparecida en 1975, un año después de la publicación de la colección de poemas Burning in Water, Drowning in Flame: «Salí y bajé caminando por la calle solo, fijándome por primera vez en la cantidad de pedazos de papel volatineros y la basura acumulada cubriendo las aceras.» La imagen corresponde al capítulo 86, el penúltimo del libro: todos ellos capítulos brevísimos, más breves que un relato y más largos que un boceto, que narran las vicisitudes del joven Bukowski antes de ingresar en Correos.