Charles Bukowski
El señor Muerte Lenta...

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Bueno, de nuevo estaba en mi oficina.

Era hora de ponerse a trabajar. Cogí el teléfono y marqué el número de

mi corredor de apuestas.

–Tony's, Pizzas para Llevar, dígame –contestó.

Le di mi nombre en clave.

–Soy el señor Muerte Lenta.

–Belane –me contestó–, me debes 475 dólares, no puedo tomarte nota.

Antes tienes que hacer borrón y cuenta nueva.

–Tengo una apuesta de 25. Eso hacen 500. Si pierdo, lo cubro todo, por

el honor de mi madre.

–Belane, tu madre me debe 230.

–¿Sí? Y la tuya tiene verrugas en el culo.

–¿Cómo? Belane, ¿tú te has...?

–No, no. Fue otro. Él me lo dijo.

–Bueno, de acuerdo.

–Muy bien, quiero 25 a Mariposa Quemada, ganador, en la 6ta.

–Muy bien. Hecho. Y buena suerte, porque parece que te estás

quedando sin ella.

Colgué. –Qué hijo de puta! El hombre ha nacido para pelear por cada

palmo de terreno. Nacido para pelear, nacido para morir.

Me puse a pensar en eso. Y a pensar en eso.

Después me recosté en mi silla, di una buena calada al cigarrillo y eché

el humo haciendo un anillo casi perfecto.