Charles Bukowski - El Capitán Salió A Comer Y Los Marineros Tomaron El Barco 

25-09-91

12.28 h.

Una noche estúpida y calurosa, los gatos están pasándola mal, atrapados bajo todo ese pelo, me miran y yo no puedo hacer nada. Linda se ha marchado a hacer un par de recados. Necesita hacer cosas, hablar con gente. A mí me parece bien, aunque suele beber y luego tiene que volver a casa en coche. Yo no soy buena compañía; hablar no me sirve para nada. No quiero intercambiar ideas, ni almas. Soy un bloque de piedra que se basta a sí mismo. Quiero quedarme dentro de ese bloque, sin que nadie me moleste. Soy así desde siempre. Me resistí a mis padres, luego me resistí al colegio, luego me resistí a convertirme en un ciudadano respetable. Es como si lo que era estuviera allí desde el principio. No quería que nadie anduviera enredando con ello. Y sigo así.

La gente que apunta cosas en libretas y anota sus pensamientos me parece gilipollas. Yo sólo estoy haciendo esto porque alguien sugirió que lo hiciera, así que ya veis: ni siquiera soy un gilipollas original. Pero de alguna manera esto facilita las cosas. Dejo que fluya. Como una cagada caliente rodando por una cuesta.

No sé qué hacer con respecto al hipódromo. Me parece que está perdiendo el interés para mí. Hoy estaba en Hollywood Park, apuestas entre hipódromos, 13 carreras de Fairplex park. Después de la 7.ª carrera iba ganando 72 dólares. ¿Y qué? ¿Me quitará esos pelos blancos de las cejas? ¿Me convertirá en un cantante de ópera? ¿Qué es lo que quiero? Estoy ganándole la partida a un juego difícil, estoy venciendo es comisión del 18 por ciento. Eso lo hago bastante. De modo que no debe ser tan difícil. ¿Qué es lo que quiero? Realmente no me importa que exista o no exista Dios. No me interesa. Así que ¿qué demonios me pasa con ese 18 por ciento?

Miro a un lado y veo al mismo tipo, hablando. Se para en el mismo sitio todos los días, a hablar con una u otra persona, o con un par de personas. Lleva el formulario en la mano y habla sobre los caballos. ¡Qué pesadez! ¿Qué hago aquí?

Me marcho. Bajo al aparcamiento, me meto en el coche y salgo de allí. Sólo son las cuatro de la tarde. Qué bien. Avanzo en el coche. Otros avanzan en sus coches. Somos caracoles arrastrándonos por una hoja.

Llego a casa, aparco en la entrada, me bajo del coche. Hay un mensaje de Linda pegado al teléfono. Recojo el correo. Recibo del gas. Y un sobre grande lleno de poemas. Todos impresos en hojas de papel separadas. Mujeres hablando de sus reglas, de sus tetas y pechos y cómo se dejan follar. Totalmente anodino. Lo tiro todo a la basura.

Luego me doy un chapuzón. Me siento mejor. Me quito la ropa y me meto en la piscina. Agua helada. Pero una maravilla. Camino hasta el extremo profundo de la piscina, y el agua sube centímetro a centímetro, refrescándome. Luego me sumerjo bajo el agua. Es relajante. El mundo no sabe dónde estoy. Subo a la superficie, nado hasta el fondo de la piscina, encuentro el borde, me siento allí. Deben de andar por la 9.ª o la 10.ª carrera. Los caballos siguen corriendo. Me sumerjo una vez más en el agua, consciente de mi estúpida blancura, de mi edad, que se me cuelga como una sanguijuela. En cualquier caso, está bien. Tendría que haber muerto hace 40 años. Subo a la superficie, nado hasta el otro extremo de la piscina, y salgo del agua.

Eso fue hace mucho tiempo. Ahora estoy aquí arriba, con el Macintosh IIsi. Y esto es más o menos todo, de momento. Creo que me voy a dormir. A descansar para las carreras mañana.

Charles Bukowski en The Captain is Out to Lunch and the Sailors Have taken Over the Ship

Black Sparrow Press - Santa Bárbara, [(1983) 1998]