Charles Bukowski
La muerte pide más muerte

la muerte pide más muerte y sus redes están llenas:

recuerdo el garaje de mi padre, cuán puerilmente

quitaba yo con la escoba cadáveres de moscas

de las ventanas por las que creyeron que podrían escapar...

sus cuerpos feos, vibrantes, pegajosos

aullando como locos perros mudos contra el cristal

sólo para girar y revolotear

en ese segundo más largo que el infierno o el paraíso

hacia el filo de la cornisa,

y entonces la araña desde su agujero húmedo

nerviosa, exponiendo

la almohadilla de su cuerpo allí colgado

hinchándose,

sin darse mucha cuenta al principio

y dándose cuenta después...

algo la impulsa a bajar por su hilo,

resbaladiza red,


hacia esa débil protección del zumbido,

la vibración;

el desesperado movimiento final

de una pata peluda

allí contra el cristal

allí viva al sol,

envuelta en hilo blanco;


y casi como el amor:

el acercamiento,

la primera succión silenciosa de la araña:

llenando su saco

sobre aquella cosa antes viva;

acuclillándose sobre su lomo

chupando esa especie de sangre

mientras el mundo continúa ahí fuera

y mis sienes estallan

y lanzo la escoba contra ellos:

la araña embotada por su odio arañesco

pensando aún en su presa

y agitando atónita una pata rota;

la mosca muy quieta,

una mancha sucia enredada en las pajitas de la escoba;

sacudo a la asesina

y se dirige, coja y furiosa,

hacia algún rincón oscuro

pero yo me interpongo en su lento renques

paso de héroe vencido,

y la escoba quiebra sus patas

que ahora se agitan

sobre su cabeza

que busca

busca al enemigo

con cierta valentía;

muriendo sin dolor aparente

retrocediendo

arrastrándose a pedazos

sin dejar nada


hasta que al fin el saco rojo

de su barriga salpica

sus secretos,

y yo huyo como un niño

con la furia divina pisándome los talones,

preguntándome,

de vuelta a la simple luz del sol,

mientras el mundo continúa

con rizada sonrisa,

si alguien habrá visto

u oído mi crimen


Charles Bukowski de Peleando a la contra (1993) [2006]

Trad. José Manuel Álvarez Flórez, Ángela Pérez y Jorge García Berlanga.