Charles Bukowski
Una locura maravillosa
el alcohol ha corroído muchas de mis células
cerebrales.
mientras bebo sentado ahora,
todos mis compañeros bebedores ya muertos,
me rasco el ombligo y sueño con
el albatros.
ahora bebo solo.
bebo conmigo y por mí.
brindo por mi vida y por mi muerte.
mi sed aún no está satisfecha.
enciendo otro cigarrillo, giro la
botella lentamente, admiro su precioso
color.
una compañía maravillosa.
así he pasado muchos años.
¿qué otra cosa podría haber hecho
y tan bien?
he bebido más que los primeros
cien hombres con los que puedas cruzarte
por la calle
o encontrar en el manicomio.
me rasco el ombligo y sueño con
el albatros.
me he unido a los grandes borrachos
de todos los tiempos:
Li Po, Toulouse-Lautrec, Crane, Faulkner.
he sido seleccionado
¿pero por quién?
ahora paro, levanto la botella, me tomo
un buen trago.
me resulta imposible pensar que
algunos lo han dejado de verdad
y se han convertido en ciudadanos
sobrios.
me entristece eso.
están secos, aburridos y a salvo.
me rasco el ombligo y sueño con
el albatros.
no necesito nada más en este mundo y estoy
satisfecho.
me tomo este último trago por todos vosotros
y brindo por mí.
se ha hecho tarde, un perro
solitario aúlla en la
noche
y me siento tan joven como
el fuego que aún
arde
en mi interior.