El transfer

Fecha de publicación: Apr 16, 2014 7:7:39 PM

Todo empezó como la seda, el taxi nos llevó en un momento de casa de La al aeropuerto de Congonhas, el más céntrico de la capital paulista, el punto fue que Pauilolo se durmió de camino, mucho tute y jet-lag para nosotros, pues tela para él.

Con el senior en el carro y el junior en el marsupial, facturamos haciéndonos amiguetes del operario y en un momentito, utilizando de nuevo los privilegios VIP de tener niños habíamos pasado el arco.

Subimos al avión con retraso (me parece hasta un éxito que el primer retraso sea en el tercer vuelo) pero, 'gran problema', por el temporal (no habíamos visto que había empezado a diluviar) no pudimos despegar hasta 30 minutos después y volamos entre turbulencias (turbulencias de verdad) hasta llegar a Río, donde nos alegró la vista ver al Cristo Redentor, iluminado en la noche carioca.

Una vez recogidas las maletas, Pau se despertó (y de mal humor, pues él ya estaba en 'su' noche) y el taxista que nos llevaba a nuestro hogar por esta noche, no conocía el camino, no fue excesivo problema, pero sí que retrasó aún más nuestra hora de ir a dormir. Se acercaban las 12 cuando nos íbamos a dormir todos... ¿todos?... Todos no, hubo un niño que no siguió a Morfeo disfrazado de flautista de Hamelin y que, como ya había dormido, se quedó viendo a su amigo Rayo McQueen hasta pasada la una de la madrugada...

Horas después, antes de las 6, Pau se despertaba de 'su' siesta y con él el resto de la expedición que aún dormía...pues Aran llevaba despierto desde las 3.30 y con él su mami. Se divisaba un día largo que ha empezado haciendo burbujas, y ha seguido recogiendo el equipaje y cogiendo el transfer que ha llegado a la hora pactada (siempre da yuyu estas reservas hechas hace tiempo que, si no vienen a por ti, te cortan el viaje por la mitad).

Las dos horas de furgoneta han transcurrido por una carretera que bordeaba la costa brasileña con sus islas 'semicársticas' incrustadas en ella y dejando la selva tropical al otro lado.

Con estas hemos llegado a Conçeiçao de Jacareí, donde hemos podido pasear por su playa hasta que ha llegado el barco, que nos ha brindado una 'más que muy' agradable travesía hasta Ilha Grande, donde estamos ahora y donde seguirán nuestra aventuras...