Pasos:
1. Partiendo de un cochinillo limpio, lo ponemos el día anterior en una salmuera a unos 35 gramos de sal por litro de agua para que vaya penetrando poco a poco y quitar las sanguirulencias.
2. Disponemos el cochinillo en una rejilla de horno con una placa debajo para recoger jugos y la metemos a éste a 75 º C, si tenemos aire, con aire, calor arriba y abajo durante aproximadamente 13 horas. Es una forma de conseguir una cocción perfecta con menos merma, jugosa y consiguiendo que la carne se desprenda totalmente del hueso.
3. A última hora, y dependiendo un poco del horno, pondremos éste a temperatura máxima, unos 220-230 º C y entre 8 y 15 minutos, dependiendo de la potencia mismo, sacaremos el crujiente final al asado.
4. Si queremos un poco de salsa, añadiremos agua, o vino blanco para desglasar y pondremos en un cazo a punto reduciéndola al gusto.
5. Al salir del horno, es bueno darle unos pinchazos a la piel para que saque la humedad y esperar un poco para que acabe de salir el crujiente. Servir con la salsa por debajo, nunca encima de la piel porque se reblandece la misma.