2008 - A mi hermano Roque

Elegía a mi hermano Roque muerto en un campo de batalla

Callosa de Segura - 1938

Antonio Marco Botella

Roque Marco Botella, callosino, esperantista, químico de la Aviación Republicana, desaparecido en combate en la guerra civil española.

Setenta años después….

Era un crisol de soles encendidos

aquella mañana estival en calma

que llenaban de oro y azul mi alma

y de pena mi corazón afligido.

Solo de ideas e ilusión ungido,

mi hermano,¡ay! diez y ocho primaveras!

como otro Don Quijote de quimera

partió aquel día, en oro y azul diluido.

Era mi hermano de suyo soñador,

de espíritu e intenciones puras,

de realidades e ideas maduras

y siempre, siempre regalando amor.

¿Porqué hubiste, mi hermano querido,

cambiar tu ideal de suaves candores

por aquel otro de tantos horrores

que optaba entre herir o ser herido?

Fue locura común, tenaz manía:

se aceptó matar o ser muerto,

vivimos, morimos, siempre acosados

mil negras noches y mil claros días.

Ríos de sangre, pueblos destruidos,

la antigua Hispania se desangraba

con delirios y pugnas encrespadas

y glorias de idearios discutidos…

No mueren los ideales y el amor,

pero mi hermano, de pocas primaveras,

aquel que soñaba tantas quimeras

dando a sus ideas juvenil ardor…

Aquel,¡ay dolor! ya nunca más volvió,

voló hacia las lejanas estrellas

donde solo el amor e ideas bellas

convierten al hombre en un ser superior.

A más de medio siglo vividos…

¿qué se hizo de aquella generación?

¿qué de sus fervores, qué de su ilusión?

¿qué se hizo de sus ideales y anhelos?

Vivimos la ficción de haber vivido!

Mi generación aún sufre el drama,

de tanto y tanto como se soñaba

y verse como humanos envilecidos.

Sólo me queda la luz de su mirar,

el recuerdo de su amor muy sincero

por lo Bello, por lo Bueno y Verdadero

que su noble corazón hacia vibrar.

Heredé su fe en el pensar y el verso.

Amé cuanto un día él confesó amar,

y mi corazón no dejó de sangrar

no sintiéndolo a mi frontero.

De saberle morir, yo ansiara, acaso,

que se fuera como del jardín las flores,

sin odios, sin violencias, sin rencores,

como el día se esfuma en el ocaso…

Era un crisol de soles encendidos

aquella mañana estival en calma,

¡ay! no he podido olvidar aquel alba

en que perdí a mi hermano tan querido!!


Antonio Marco Botella