Cuando en 1887 apareció en Varsovia la gramática del médico polaco Dr.. Luis Lázaro Zamenhof con el seudónimo de Dr. Esperanto como proyecto de idioma internacional, no fue esa la primera vez, que los españoles tuviéramos noticia de un proyecto semejante. En efecto, ya en 1532, el gran humanista español Juan Luis Vives escribía en su Décimo Libro de su obra "De Disciplinis":
"Sería muy conveniente para la Humanidad si existiera un solo idioma de fácil aprendizaje para todos los pueblos de la tierra. Ese idioma único debiera estar sabiamente construido, estar dotado de una gran riqueza de expresión y belleza de sonido, pues ciertamente algún día, el latín envejecerá y llegará a desaparecer. Cuando eso ocurra, la confusión será enorme en todas las ramas del Arte y de la Ciencia, y un gran abismo separará todavía más que ahora a las gentes en sus relaciones humanas".
Naturalmente, que tan interesante y progresista opinión, no fue la única de nuestros intelectuales en tiempos pasados, pero sí que avala el gran talento y rango intelectual del que la escribiera, y como tal quedó durante largo tiempo como aserto digno de ser citado.
Pero el tiempo pasa y no en vano, el latín desapareció tal como predijera Vives como idioma único de la cultura latina oficiando como lengua internacional de las Artes y las Ciencias, y aquella opinión, junto a la de Raimon Llull y otras similares de gran valía intelectual sobre el tema, pasaron al olvido, hasta que con el trascurrir de los siglos, el hombre se hizo más pragmático y empezó a percibir, no solo el valor real de aquellas opiniones sino la necesidad de hacerlas realidad en forma de proyectos de idioma auxiliar internacional.
Fue a mediados del siglo XIX cuando afloraron un mayor número de proyectos, y entre ellos cabe destacar en España el de Bonifacio Sotos Ochando, científico y político, nacido en Casas Ibáñez (Albacete) en 1785, educador de la familia real francesa, quien ya en edad madura hizo pública en 1845 su primera gramática. El competente filólogo Petro Stojan hace constar que el primer libro publicado en 1848 fue precedido de cinco artículos del autor publicados en el diario madrileño "Heraldo". Esta gramática se publicó en París en 1865 bajo el título "Proyecto y ensayo de una lengua universal y filosófica".
La gramática de Sotos Ochando era simple y esquemática: las palabras estaban construidas según el sistema de Dalgarne y otros de similares características filosóficas, sobre la base de una clasificación descendente de las ideas, que podríamos presentar como ejemplo en este orden: A = materias inorgánicas; Ab = objetos materiales; Abc = simples sólidos o elementos, etc. Como pueden comprobar nuestros lectores, ese sistema da idea sí de un idioma, pero la simplificación no se ve por ninguna parte; la similitud de palabras y sonidos de ese idioma crearía en la práctica una terrible confusión.
A pesar de mis reflexiones hechas a posteriori, el proyecto de idioma internacional de Sotos Ochando no solo fue muy bien aceptado sino que recibió grandes elogios: el periódico parisino "Tribune des Linguistes" le hizo una más que favorable reseña en 1859; más tarde se pudo constatar una progresiva divulgación del idioma, y en el periodo 1861-1864 se fundó una sociedad que publicó un Boletín redactado por Lope Gisbert. En ese periodo, Sotos Ochando publicó al menos dos obras en su nuevo idioma, pero la actividad de los partidarios de su lengua fue poco a poco debilitándose, hasta su efectiva desaparición.
Y sin embargo difícilmente puede encontrarse en la historia de los proyectos de idioma internacional aparecidos en España un ejemplo de simpatía y apoyo mayor que la obtenida por el idioma de Sotos Ochando por parte de científicos y políticos españoles: por iniciativa del poeta y diplomático Francisco Martínez de la Rosa, el eminente orador Salustiano de Olózaga y el parlamentario José Mª. López, se concertó una iniciativa para pedir ayuda oficial al Gobierno de la nación, que efectivamente subvencionó a la "Sociedad para un idioma Universal" con 10.000 ptas. anuales. Miembros de la mencionada Sociedad eran hombres tan ilustres como Antonio Alcalá Galiano, Pedro Gómez de la Serna, el duque de Rivas, el marqués de Molins, Nicolás Mª Rivero, J.E. Hartzembusch, Cánovas del Castillo, P. F.Monlau, J. Maldonado Macanaz, L. Figuerola, Emilio Castelar, Claudio Moyano, A. Ríos Rosas, Pere Mata, Ricardo Codorniú etc. Como pueden comprobar nuestros lectores ¡cuanta eminencia! ...sí, pero el proyecto fracasó!
En el año 1865, Vinaverde y Doménech todavía publicaron en Madrid un libro que comentaba muy favorablemente el idioma de Sotos Ochando.
Otro magnífico proyecto fue el de Sinibaldo de Más, nacido en Barcelona en 1809, erudito al que el ministro Martínez de la Rosa envió como agregado diplomático a Oriente para estudiar sus idiomas. Este ilustre hombre de letras abogaba por un idioma internacional y era autor, entre otras, de la obra Sistema musical de la lengua castellana y en 1863 publicó una notable pasigrafía, que tituló Ideografía. En ella cada idea se identificaba con un signo.
Otro serio proyecto más en el siglo XIX fue el presentado por D. Pedro Martínez López, nacido en Villahoz (Burgos) en el año 1800, notable lingüista, que en 1852 publicó en Sanlúcar de Barrameda un proyecto de lengua internacional, cuya base era la simplicidad, a base de raíces de palabras de los idiomas más conocidos, con todo ello intentó construir una gramática lo más simple posible, pero a cada regla nueva que introducía la hacía más y más confusa: pongamos como ejemplo las formas verbales, que variaban según tiempos, números y personas. El resultado final fue frustrante.
También el notable gramático E.T. Vidal publicó en 1844 otro proyecto de idioma internacional en un volumen de más de 400 páginas que llamó "Lengua Universal y Analítica" París 1844, en el que a través de sistemas pasigráficos y filosóficos mezclados con cifras presenta, un lenguaje internacional de muy difícil aprendizaje y escasa expresividad, que no tuvo ninguna receptividad. No mucho más tarde, en 1888, sería L. Selbor quien presentó su obra "Estudio Filológico sobre la Lengua Universal" que tampoco tuvo aceptación.
Entre otros proyectos para reformar y perfeccionar el idioma español tendentes a convertirlos en idioma universal cabe destacar, por ejemplo, la "Gramática di Nuove Roman" del Profesor J. Puchner, en el que corregía ciertas formas de la gramática española sustituyéndolas por expresiones italianas más dulces, y ciertas precisiones del idioma francés, pero todas esas innovaciones complicaban más que facilitaban la simplicidad y expresión del nuevo idioma, que acabó como otros proyectos de idioma internacional en el olvido.
Y citemos otro español entre estos destacados lingüistas que presentaron proyectos de lengua internacional, éste más reciente, D. Arsenio Ramos de Salamanca, autor del proyecto "Idioma Ibérico", publicado alrededor del año 1950. Se trata de un idioma internacional sobre la base del español, con alfabeto de 21 letras, fonético, verbos regularizados. Por su simplicidad el autor pretendía hacerlo universal pero quedó en simple intento.
Estos y otros proyectos de parecidas características, no terminaron de satisfacer a los españoles que simpatizaban con la idea de tener un idioma internacional, y menos todavía a los que investigaban en esta temática teniendo como base la pasigrafía o conclusiones filosóficas.
Cabe destacar entre los citados proyectos y otros que no menciono, el Volapuk, lengua internacional inventada por el bávaro J.M. Schleyer (1831-1912), que se basa en el léxico de una forma del inglés, simplificado arbitrariamente, con complejas declinaciones verbales. El idioma, acogido en principio con cierta expectativa en algunos países europeos, fue declinando poco a poco hasta desaparecer por completo en muy poco tiempo. Lo menciono, porque también aquí, en España, se le acogió con una cierta simpatía: se enseñó en Madrid en una sociedad que con esa finalidad fue creada y que tenía su sede en la calle Reina, 11, pero al igual que en otros países también aquí desapareció casi inadvertidamente.
Algo muy distinto habría de ser el Esperanto, cuya primera gramática apareció en 1887. Un siglo más tarde de la aparición de este idioma internacional, o sea con motivo de su Centenario, el autor de esta misma obra, ya publicó en 1987 en Esperanto, una historia de ese siglo de existencia del citado lenguaje internacional en España, en dos volúmenes, que fue reeditada dos años tarde, y un modesto Grupo de Esperanto, como es el Zaragoza, posee más 4.000 libros en este idioma internacional.
Ahora emprendo una misma tarea, o sea una historia del Esperanto, pero no como aquella referida a toda España y en el idioma internacional, sino restringida exclusivamente al ámbito aragonés y en idioma castellano. Se puede ser partidario o no de un idioma auxiliar internacional para todos los pueblos de la tierra, incluso se puede no simpatizar con el idioma Esperanto, pero hay algo en este tema que hoy describo, que está por encima de opiniones o simpatías hacia nuestro idioma internacional, y eso es la historia de una faceta cultural de Aragón que tiene nombres y apellidos, y en muchos casos, (de aragoneses ilustres), que se desarrolló en momentos muchas veces normales y otros muy dolorosos, incluso más que dramáticos de la vida de nuestro pueblo: es también historia de Aragón.
Aparece en Centro-Europa una gramática de una lengua auxiliar internacional suscrita anónimamente por un llamado Dr. Esperanto. Este idioma posee 16 reglas invariables, sin excepciones, y se apoya en dos principios básicos: la invariabilidad de los elementos lexicológicos y la máxima internacionalidad de raíces de los más diversos idiomas. Solo hay una conjugación y un verbo auxiliar y el acento tónico siempre recae en la penúltima sílaba. Tiene 9 prefijos y 38 sufijos y una facultad ilimitada de composición a base de yuxtaposición de palabras simples, lo que lo convierte en uno de los más ricos de expresión, incluso de los llamados idiomas naturales.
Eso en cuanto se refiere a los aspectos morfológicos, sin embargo este idioma nació con una gran vocación ideológica, quizás muy normal en una época rica en ideologías: se quería creer que un idioma destinado para la intercomprensión de los pueblos con diferentes lenguas y culturas, tenía que llevar obligadamente un mensaje de paz y fraternidad entre las gentes. Ese ideal, aun cuando después de un siglo ya no se lleva, aun sigue vibrando muy dentro de los buenos adeptos al idioma internacional Esperanto.
El primer español en interesarse por el Esperanto en nuestro país fue D. Joaquín de Arce y Bodega, bibliotecario del Senado en Madrid, que respondió a un llamamiento que en favor de su idioma internacional hiciera ese año su creador, el Dr. D. Luis Lázaro Zamenhof. El Sr. de Arce y Bodega recibió tres ejemplares de dicha gramática, que a su vez donó, uno al ingeniero de montes D. Ricardo Codorniú y Starico, muy interesado en el tema de idiomas internacionales; otro ejemplar lo envió a un maestro de la escuela pública de Málaga llamado José Rodríguez Huertas, quedándose para él mismo el ejemplar restante.
También en este año, un profesor báltico-germano de matemáticas y física, Edgar Alexis Wahl, fundador de una de las primeras sociedades esperantistas en Rusia, publicó el primer diccionario breve esperanto-español.
D. José Rodríguez Huertas, maestro nacional que había recibido un ejemplar de las gramáticas enviadas a nuestro país por el Dr. Zamenhof, no solo la estudió sino que además en 1890 publicaba ya la primera gramática de Esperanto para españoles que tituló: "Gramática de la Linguo del Dr. Esperanto", Ed. Hispana, 9 x 51. 50 cts. Imprenta Manuel Cerbán. Málaga.
Apenas un año más tarde, este entusiasta maestro fundaba en la ciudad de Málaga la primera sociedad de Esperanto en España, cuando en el mundo solo existían: la de Núremberg, Múnich, Friburgo y la de Upsala.
D. José Rodríguez Huertas, sintió por un momento la tentación de realizar alguna pequeña reforma en la gramática del Dr. Zamenhof, pero su intención quedo sólo en eso, una tentación que no llegó a más.
Durante estos años aparecen en la revista internacional "EL Esperantista" los nombres de los primeros simpatizantes del Esperanto en España: Sres. Antonio Serapio Casal, Ignacio Lis Lombos, Joaquín de Arce y Bodega, Dr.. en Medicina Javier Casares, Dr.. en Leyes Matías Usero Torrente y el aragonés Juan V. Requejo.
En el último año citado, el ex-Presidente de la República Española D. Francisco Pí y Margall, divulga el Esperanto en Madrid a través de varios artículos, el primero de ellos en el periódico republicano "El Nuevo Régimen" (29 enero-1898). Sin duda alguna, Pí y Margall, además de su reconocida capacidad política, poseía también una facultad analítica excepcional para enjuiciar los idiomas, ya que en el artículo que vengo de citar resumió en unas pocas líneas todo lo virtual del Esperanto, y no solo en lo referido a su gramática sino también en el aspecto ideológico. He aquí con que simplicidad dijo todo eso en unos simples párrafos:
"El Esperanto es una lengua que ideó hace nueve años un hombre ilustre con el fin de facilitar las relaciones entre los pueblos. Lengua más sencilla y más fácil habría podido difícilmente concebirse. Carece de excepciones. Consta de un corto número de raíces, y éstas sacadas de los diversos idiomas que hoy se hablan, principalmente greco-latinos. Fácil es para todo el mundo, pero más para nosotros".
"No tiene géneros ni para los artículos, ni para los adjetivos, ni para todos los nombres. Por una letra final determina todos los plurales. Tampoco tiene inflexiones personales para los verbos. Por el simple cambio de una letra distingue los sustantivos de los adjetivos, y los adjetivos de los adverbios; por el simple cambio de letras, los tiempos todos del verbo; por la simple adición de una letra, el caso objetivo del caso recto. Cuenta un solo artículo, y éste invariable; una sola declinación, y ésta reducida a dos casos; una sola conjugación, y ésta aprendida en dos minutos".
"Pronuncia como escribe, y escribe como pronuncia; no tiene necesidad de ortografía. Acentúa la penúltima silaba de todas las voces; no tiene necesidad de prosodia. No es desagradable al oído. Donde aparece más dura es en los acusativos plurales. Se presta al verso como a la prosa. Deriva de las raíces multitud de voces, pero con sujeción a reglas, por medio de prefijos y sufijos, que para cada orden de ideas determina. No decimos por hoy más"…
En realidad muy poco más puede decirse, porque el resumen es realmente magistral.
Quizás como resultado de esa propaganda, el profesor D. Ramón Andreu aprende de forma autodidacta el idioma e imparte ese mismo año el primer curso de Esperanto en el Ateneo de Madrid, y paralelamente publica en la "Revista de Estenografía y Fonética" un pequeño diccionario esperanto-español.
Después de la Exposición Universal, en el año 1900, celebrada en París, el Esperanto se divulga rápidamente por Francia, y también aquí en España se empiezan a fundar las primeras asociaciones de Esperanto en las principales ciudades del país, las más potentes en Valencia y Murcia, a continuación se fundaron las de Albarracín (Teruel), Manresa, Barcelona, Bilbao, San Sebastián, Sabadell, Compostela, Alcira, Solsona y otras ciudades importantes. Coherentes con el acontecer de los países europeos, también aquí se constituye la primera asociación a nivel nacional. La reunión fundacional se celebró en Murcia el 1 de febrero de 1903 y de ella salió "La Sociedad Española para la propaganda del Esperanto", cuyos primeros directivos, valencianos y murcianos, fueron los siguientes:
Presidente: Ingeniero Jefe de Montes D. Ricardo Codorniu y Starico.
Vicepresidente: capitán de fragata D. Augusto Jiménez Loira.
Secretario: padre escolapio D. Antonio Guinart.
Cajero: D. Manuel Benavente.
Otros directivos fueron los Sres. Maclean, Ros Sudria, Prof. López Villanueva etc.
Su primera sede oficial estuvo en el Paseo Malecón, Letra C, de Murcia.
La asociación tuvo su revista La Suno Hispana (El Sol Español) que se redactó ya en ese mismo año en Valencia y cuyo primer Director fue Augusto Jiménez Loira 1)