V - Nacimiento de la poesía popular

ZARAGOZA EN LA POESÍA DE AL-ANDALUS

V - NACIMIENTO DE LA POESÍA POPULAR

verkis: Antonio Marco Botella


Fallecido Abd al-Rahmän II, le sucedió como nuevo emir de Al-Andalus Muhammad I (852-886) y a este su hijo Al-Mundir, que se mantuvo en el poder solo 23 meses, al morir luchando contra el rebelde de Bobastro[1] 'Umar ibn Hafsün el año 888.

[1] Bobastro: castillo sobre la montaña de Ronda, famoso por haberlo utilizado repetidamente como foco de insurrección 'Umar ibn Hafsün contra los emires de Córdoba.

El nuevo emir omeya Abd 'Alläd (844-912), hijo de Muhammad I y de una esclava cristiana, ocupó el trono el año 888 a la muerte de su hermano Al-Mundir. Su reinado, al igual que los dos de los anteriores emires mencionados, se distinguió por las luchas internas: desde la muerte de Abd al-Rahmän I nunca Al-Andalus estuvo tan dividido ni tan revuelto, a causa de las luchas de las distintas facciones por alcanzar el poder.

Esta generalización de rebeldías, que claramente expresaban una protesta unánime contra la pésima administración del poder de Córdoba, frenó el desarrollo de la poesía y las ciencias por la inestabilidad existente en el país. Como resultado de ello, el pueblo fue perdiendo su afición por lo árabe y por el brillo cultural de su civilización.

Las clases populares volvieron a hablar su casi olvidado idioma romance, tanto, que incluso se decía que también en el palacio del mismo emir se hablaba con frecuencia ese idioma vulgar, y solo en las fiestas oficiales se hablaba el árabe y se recitaban los poemas con las clásicas qasidas.

No puede pues considerarse una sorpresa, que ese estado de cosas y el amor del pueblo andalusí por la lírica, diera lugar al nacimiento de una nueva forma de hacer poesía, sin el empaque de la qasida, pero si con otros atractivos que la hicieron enormemente popular.

Esta nueva forma poética se le llamó: moaxaja (ár. muwa.aha), que, naturalmente, no fue bien acogida en los medios oficiales y por ello no podía recitarse en palacio, donde declamar una qasida era casi como un rito, aun cuando la nueva forma poética, la moaxaja, fuera inventada por un favorito del emir 'Abd Alläh.

Esta semiprohibición tuvo como consecuencia que los manuscritos originales en los que se escribían estos poemas no se archivaran con el primor y cuidado necesarios para su buena conservación, lo que explica que posiblemente por esa circunstancia, durante siglos, los arabistas no tuvieran noticia de esta nueva forma poética

Ha sido recientemente cuando varios ilustres investigadores del tema la han descubierto: el checo R. Nykl, el egipcio Abd-al-Azziz al-Aluan y el español D.Emilio Garcia Gómez (hace breves años fallecido), quienes han confirmado unánimemente "que según Ibn Bassäna, de Sevilla en 1109, y al-Hiyärï de Guadalajara en 1106, ambos citan como real la existencia de dos poetas nacidos en Cabra (población aproximadamente a 10 Km. de Córdoba) cuyos nombres eran: uno, Muqaddäm ibn Mu'afa al-Qabri, y el otro, Muhammad ibn Hammud al Qabri, el ciego, favorito del emir 'Abd Alläd, que inventaron ese género poético, la moaxaja, cuyas características diferían en mucho a la qasida árabe, presentando respecto a aquella tres novedades revolucionarias, singulares en aquella época:

        • Versos cortos (la métrica árabe consiste en versos largos).

        • Versos agrupados en estrofas con rimas cambiantes (la qasida árabe es monorrítmica).

        • Poemas escritos igual en árabe como en hebreo, con expresiones en romance, preferentemente en los versos finales.

Como conclusión de la investigación de estos arabistas y confirmación de cuanto venimos de explicar debemos añadir, que recientemente se han descubierto una veintena de moaxajas en idioma hebreo, cuyos versos finales muy parecidos a las "cántigas de amigo", están escritos en un arcaico idioma castellano, cuyas características inducen a los especialistas a pensar, que pertenecen a una época, como mínimo un siglo antes que el poema de "Mío Cid" (1140), y cuya temática y formas parecen idénticas a ciertos cantos populares castellanos y en cierta forma también a los primeros poemas provenzales, en todo muy parecidos a los mas primitivos gallego-portugueses.

Finalmente, como añadido a este tema de las moaxajas que estamos comentando, los aludidos documentos cambian de hecho las anteriores conjeturas sobre los orígenes de la lírica castellana, y establecen nuevos aportes y fuentes más fiables sobre su nacimiento.

De cuanto venimos de decir sobre el tema se deduce:

        • Que el uso de moaxajas tanto por las gentes modestas amantes de la poesía como por los poetas profesionales, queda plenamente confirmado después de los últimos descubrimientos de poemas publicados.

        • Que a pesar del menosprecio que en los medios árabes de la época se dio a la moaxaja, quizás por rivalizar con la qasida, una de las formas culturales mas reverenciadas por los árabes, no existe la menor duda sobre los altos valores poéticos de la moaxaja.

        • A pesar de haberse afirmado, que el zéjel fue inventado en este mismo periodo de tiempo y que tenia una cierta relación en su composición con la moaxaja, los eruditos que han investigado el tema no solo no han confirmado hasta este momento el parentesco de ambas formas poéticas sino que tampoco cuando exactamente fue inventado el zéjel.

Volveremos a comentar el tema del zéjel (tan influyente en la formación de las distintas formas poéticas de las líricas de Occidente) y presentemos a título de muestra una de las varias moaxajas citadas por el eminente historiador árabe Ibn Jaldün (1332-1406), en la que se distinguen perfectamente las características que venimos de señalar:


Moaxaja

Los vasos circulan, la fiesta ha empezado;

No dejéis de darme del licor dorado.

Gocemos del claro vino

en el ameno banquete;

chispeante y espumoso

en el hondo vaso hierve,

y una tempestad de perlas

y de topacios parece;

Como si en seno del vino agitado

las pléyades mismas se hubiesen prensado.

Mil dulcísimos cantares

hacen más vivo el deleite,

y el ser la fiesta entre flores

bajo la enramada verde,

do las gotas de rocío

entre las ramas se mece.

Frescura el rocío difunde en el prado

y exhalan las flores olor delicado.

Recorriendo los jardines

linda moza se divierte;

sobre su fresca mejilla

posé mis labios ardientes,

y dije: ¡Bendito sea

el punto en que logro verte!

Antes que la vida nos haya dejado,

del goce apuremos el vaso encantado.[2]

[2] Fracción de un poema traducido del alemán por Juan de Valera de la obra "Poesía y arte de los árabes de España y Sicilia", del arabista Adolf Friedrich von Schack.


Como el lector se habrá perfectamente percatado esta moaxaja es un poema báquico, y me parece oportuno hacer un breve comentario sobre el tema báquico en países islámicos tal como era Al-Andalus en el tiempo que comentamos. El tema báquico en poesía no era en aquel tiempo una excepción, sino uno de los preferidos por los poetas. La ley seca del Profeta no podía ser rigurosamente aceptada en Al-Andalus, no solamente por el temperamento y costumbres de los españoles en su vida tradicional, sino también por otros motivos no menos importantes.

Sin embargo debemos señalar a nuestros lectores, que no todo el vino que entonces se bebía, procedía de la uva, puesto que se usaban también zumos de frutas, cuya bebida aprobaban incluso los imanes mas escrupulosos.

Los banquetes y festines, era con frecuencia simples reuniones de mas o menos empaque en los que se recitaban poemas, se conversaba principalmente de amor y literatura, y en lugares excepcionales, como eran Sevilla y Zaragoza, se contemplaban los concursos de regatas sobre los ríos Guadalquivir y Ebro respectivamente, sobre cuyas aguas navegaban barquitos mágicamente iluminados en las noches, en los que jóvenes progresistas de la lírica (y tal vez algún que otro grupo de viciosos juerguistas) declamaban en la intimidad versos entre vaso y vaso de vino.

Eran, según nos narra el historiador al-Saqundi[3], los únicos lugares en el mundo que fiestas de esa naturaleza tenían lugar. Algunos poemas nos han llegado hasta nosotros exaltando delicadamente el ambiente que los rodeaba:

[3] Al-Saqundi, Abü-l-Walid: autor hispano-árabe nacido en Secunda (Córdoba) en 1231, autor de "Risala fi fadi fald al-Andalus", traducida al español por E .García Gómez.


Ya bogamos por el río,

que fulgura como el éter:

las ampollitas del agua

son como estrellas lucientes.

Su negro manto la noche

sobre las ondas extiende;

manto que el sol con sus rayos

bordó primorosamente.[4]

[4] Maqqari, I, pag. 431.


A veces se cantaba al amor con acentos entre desesperados y dulces:


Di a mi amada, mensajero,

que me da muerte su amor,

y que la muerte prefiero

a tan acerbado dolor.

Desdeñosa o enojada,

solo a morir me convida,

mas con su dulce mirada

puede volverme la vida.[5]

[5] Al-Hulat, pag. 157


Tan memorables y placenteras eran estas fiestas sobre los ríos Guadalquivir y Ebro, que cuando estos amantes de la poesía se hallaban lejos de nuestro país en uno de sus largos viajes, siempre recordaban esos paseos por el río con nostalgia incontenible. así nos lo muestra el historiador y poeta Ibn Sa'id cuando en cierta ocasión viajaba por el lejano Egipto y escribía en uno de sus largos y bellos poemas:

Esto es Egipto; pero ¿do está la patria mía?

Lágrimas su recuerdo me arranca sin cesar;

locura fue dejarte, ¡oh bello Al-Andalus!

Tu bien, perdido ahora, acierto a ponderar.

¿Donde está mi Sevilla? Desde el tiempo dichoso

que yo moraba en ella, lo que es gozar no sé.

¡Que apacible deleite cuando, al son melodioso

del laúd, por su río cantando navegué!

Gemían las palomas en el bosque, a la orilla

músicas resonaban en el vecino alcor... [6]

[6] Maqqari, I, pag. 648


Parecidas expresiones poéticas leeremos mas adelante cuando tratemos de los paseos y recitales sobre las aguas del Ebro en los tiempos que la bella Saraqusta era gobernada por sabios reyes y una pléyade inigualable de poetas vivían tras sus murallas blancas...

En cuanto al zéjel, la otra composición poética popular nacida en Al-Andalus que mencionamos al comienzo de este capítulo, se trata de una forma lírica en la que se usa un dialecto árabe, junto a expresiones no árabes. Su origen sigue siendo bastante confuso y la similitud entre la moaxaja y el zéjel parecen coincidir en muchos aspectos, tanto en la forma como en el contenido: se diferencian no obstante en el lenguaje, pues mientras la moaxaja usa el árabe clásico, el zéjel utiliza el árabe vulgar y el dialecto romance. Respecto a ambas formas poéticas, Ibn Jaldun nos dice al respecto en la página 454, vol. 3, de Al-Muqaddinah:

“La poesía de la moaxaja se extendió entre los andalusíes. Las masas la aceptaron debido a su fluidez, a lo artístico de su lenguaje, y a las muchas rimas internas que en ella se encuentran (y que la hicieron popular). Como resultado de esto, el vulgo la imitó en las ciudades. Compusieron moaxajas-tipo en sus dialectos fijos, sin emplear terminaciones vocálicas. De este modo inventaron una nueva forma a la que llamaron zéjel. Han continuado componiendo poemas de ese tipo hasta hoy en día. Consiguieron con él grandes efectos. El zéjel abrió un amplio campo a la poesía que hizo mas elocuente el dialecto hispano-árabe, que está influido por hábitos de habla no árabes”.

El más grande compositor de zejeles fue Abd al-Malik ibn Quzmän (Córdoba 1078-1160). Se conservan un considerable número de zejeles de este autor copiados del original, "El Cancionero", en Safad (Palestina), manuscrito descubierto por Rosen en San Peterburgo en 1881. En 1896 David Gunzburg lo publicó en Berlin, y el prof. Nykl lo tradujo y comentó en español unos años mas tarde. Hay también un estudio muy completo sobre Ibn Quzman publicado por Emilio Garcia Gómez, y Federico Corriente también publicó una excelente obra del mismo autor en 1984, "Cancionero hispano-árabe", que fue reeditada en 1989 bajo el título "Cancionero Andalusí".

El emir Abd Alläh no fue, como hemos dicho, un buen gobernante, pero como sus antecesores omeyas fue un buen poeta y protegió también a poetas y científicos.

Antonio Marco Botella