1949 - Joyero de juventud

JOYERO DE JUVENTUD

Antonio Marco Botella

Zaragoza, septiembre 1949


Guardamar,

del árabe: río de mar,

a ti vuelvo nostálgico

para volver a encontrar

pasados recuerdos de ensueño

que nunca, nunca podré olvidar.

A ti vuelvo

a tus playas con sol de oro

donde viví horas de gozo

en mi juvenil azarosa edad

y unas noches fascinantes

que solo se gozan en pubertad.

Y yo siento

en el fondo de mi corazón

el eco de aquellas noches sin par

en las que la sinfonía del mar,

el parpadeo de las estrellas,

el dulce rumor de las olas

en mi vuelven a resonar

con parecido tono musical:

es como una juvenil canción

que vibra muy dentro de mi

pleno de un fervor pasional.

Y evoco...

-¡oh curiosa extraña sensación!-

que no es ese sentir embriagador

de esos amorosos primeros besos

cuando bajo el brillo de las estrellas

ella y tu muy hondo experimentáis

en esos bellos minutos de éxtasis

de ese misterio llamado amor...

¡No! No es la misma sensación,

es algo mucho más íntimo y fino

que llega hasta el fondo del alma

es, como una sinfonía musical,

como un canto de míticos dioses,

como el beso de amor de una madre

a su niño que acaba de despertar...

Sí, ¡es algo mucho más espiritual!

Eran en verdad esas noches,

algo que no se puede explicar,

tan difíciles de interpretar eran

por su hondo sentido vital.

Pongo por ejemplo

los diálogos más propio de docentes

bajo el parpadear de las estrellas

sobre teorías del saber muy bellas,

sobre idearios de paz y de libertad

en los que los humanos vivir debían

sin pobrezas ni racismos diferenciales

en auténtica loable fraternidad,

teniendo como praxis obligada

lo Bello, lo Bueno y lo Verdadero

para toda, toda la Humanidad.

Guardamar

jarrón que guarda mil recuerdos

de nuestra afición a conversar:

recitábamos de memoria a Góngora,

a Hernández, Lorca y Darío,

hablábamos mucho de teorías

de Ortega, Marañón y Marías;

con lecturas de Flammarion

aprendíamos también Astronomía,

no había en el cielo constelación

que escapara a nuestra discusión:

poesía, arte, ensayos, filosofía,

todo el saber e interesante de la vida

se hablaba en aquellas noches

sobre las playas guardamarinas,

en las que mucho no tardaron

en llegar también bellas chicas...

Increíble.

Nadie, nadie en verdad creería

que aquellos jóvenes muchachos

tendrían que trabajar duro cada día.

Nadie, nadie en verdad pensaría

que aquellos jóvenes chicos

nunca en la Universidad entrarían,

porque una cruel guerra fratricida

fatalmente lo impediría...

pero que sí, mucho, mucho leían

y podían mostrar que sabían

de todo cuanto con fervor discutían

de poesía, literatura y filosofía,

y sin mucho tardar como esperantistas

en aquellas bellas pinadas se reunirían…

Guardamar

A ti vuelven nostálgicos mis sueños,

¡¡¡a ti te dedico esta modesta poesía!!!


Antonio Marco Botella