15. CONCLUSIONES FINALES: INDICACIONES PARA UN RENACIMIENTO EN EL DHARMA

Una nueva área de mi vida comenzó a los dieciocho años, que dio su fruto debido a esos primeros años favorables, aunque claramente en esta vida de Samsara se encontraba bastante lejos del mundo ideal que uno se imagina en la adolescencia y de la aparente realidad de un mundo completamente manchado.

En resumen, está claro que un nacimiento favorable requiere un ambiente fértil, libertad para la expresión de la propia sensibilidad, ausencia de factores adquisitivos, completa libertad de elección en TODOS los asuntos ayudado de sabio consejo, condiciones en las cuales NUNCA haya castigos, sólo APOYO, y NUNCA recompensa o elogios por la actuación.

Es cierto que el castigo y la recompensa funcionan como condicionantes de la conducta, pero con el Estado, la iglesia, la educación y el ambiente social como controlador, los resultados son un desastre para cualquier niño.

Examinaré aquí dos áreas de gran importancia:

--- Cómo aquellos que no han sido afortunados en su nacimiento, y hay un amplio rango de situaciones que resultan más o menos favorables, pueden en años posteriores al recorrido fatídico por el Samsara, recrear un nuevo nacimiento favorable para ellos mismos, sin importar cuál haya sido su historia o su posición actual.

--- Cómo los padres de hoy, ahora involucrados en un mundo mucho más complicado, pueden generar un ambiente favorable para sus niños, pues ciertamente pueden ver que han de desarrollarlo porque sus circunstancias no son las ideales.

A. GENERANDO CONDICIONES FAVORABLES PARA UN NUEVO NIÑO

Una gran copia de la pintura “La infancia de Raleigh” era la pieza central en la pared de nuestro comedor. En ella aparece Walter Raleigh de niño con su hermano en la costa de Devon, escuchando la historia de una vida en los mares por boca de un marinero curtido. El cuadro ejemplificaba las nociones románticas de mi padre con respecto al mar, como lo hacía para mí, y en un sentido más amplio es hoy un símbolo significativo de la crianza correcta y natural de un niño al situar en el centro de su educación la libertad de espíritu y el entusiasmo por la vida.

Representaba para mí a todos los grandes hombres de Plymouth: el mismo Walter Raleigh (el caballero de la reina Isabel I que fundó colonias y exploró Sudamérica en busca de El Dorado), Francis Drake (el célebre héroe inglés que contraatacó a la Armada Invencible), John Hawkins (armador naval, el primer traficante de esclavos, que trajo las patatas y el tabaco a Inglaterra), Frobisher (el marino que exploró el paso del Ártico por Canadá y destacado luchador contra los españoles)… Incluso estaba ahí el espíritu de los Padres Peregrinos que zarparon rumbo a Virginia desde la Escalerilla Mayflower, frente a mi casa natal.

El que la dirección de sus vidas determinadas por las experiencias y las circuntancias históricas les llevaran a convertirse en piratas o traficantes no tenía importancia para mí, pues se trataba del coraje y el impulso a actuar lo que me inspiraba, además en esa época eran considerados héroes nacionales. No importaba entonces que sus Identidades les condujeran quizás a un salvajismo en el Samsara.

Yo crecí con una noción romántica llena de entusiasmo por el mundo.

Pero criar un niño con circunstancias favorables requiere una apreciación natural sobre lo que son los atributos naturales de cada niño. Como quiera que sea, podemos presentar un sistema de diez puntos necesarios.

La fórmula de los diez puntos ciertamente parece bastante simple, pero a veces difícil de cumplir sin una introspección personal real en la conducta de los padres.

1. Armonía familiar completa y generar el concepto de COMPARTIR, sin conflicto con ninguna fuente (incluidos los abuelos).

2. Un ambiente fértil y rico culturalmente.

3. Ausencia de cualquier adquisitividad (codicia).

4. Libertad personal de elección completa y total.

5. Ninguna crítica ni castigo por los errores.

6. Ningún elogio ni recompensa, simplemente un reconocimiento tranquilo por lo que es correcto.

7. Ser libre de expectativas educativas.

8. Modelar la apreciación educativa y cultural en el hogar.

9. Ser libre de la necesidad de conformidad o aprobación.

10. Desarrollar un ENTUSIASMO por la vida que no sea restringido por las convenciones sociales.

A continuación examinaremos las ideas de Jean Jacques Rousseau con respecto a la educación

El punto de vista de Rousseau quedó bien expresado en la siguiente frase: “Todo sale perfectamente en manos del creador de la Naturaleza; en manos del hombre todo degenera”.

La educación natural y correcta para mantener las condiciones favorables en la vida de un niño, según Rousseau contenía tres elementos:

1. Las respuestas naturales del sistema con respecto a sus atributos y facultades, que tienen el potencial de desarrollar un marco de referencia para el comportamiento natural.

2. Las experiencias educativas en interacción con todos los seres vivos.

3. El aprendizaje obtenido de experiencias particulares con todo, y en especial las impresiones generadas en el ambiente que te rodea.

¿Cómo explicaba Rousseau esto?

“Somos criaturas sensibles: las cosas que nos rodean producen impresiones. Cuando nos convertimos en seres conscientes, nos aproximamos o evitamos los objetos que nos mueven, primero por el placer o desagrado que los acompaña, y después con el juicio de la razón con la idea de felicidad.

Estas disposiciones de simpatía y antipatía nos refuerzan y aumentan nuestra delicadeza e inteligencia, pero entonces la presencia de hábitos más o menos altera nuestras opiniones.

Antes de ser alterados, constituimos lo que puede llamarse nuestra naturaleza.”

Claramente el problema hoy es elegir entre la educación de un hombre (que sea correcta y natural) y una criatura que sea un esclavo de la sociedad.

En realidad, la belleza de la utopía de Rousseau no es que presente un estado final, sino que presenta los medios para adquirir esa utopía sin ideas preconcebidas, excepto la libertad humana, y sin constricciones de diseños académicos, morales, políticos o sociales.

Los medios de transición tratan de desplazar una situación dada de civilización que es corrupta, hacia un estado natural a través de cambios en la manera de educar. La clave es generar y evolucionar las tendencias naturales, no hacer lo que por desgracia se hace hoy, que es trabajar en contra de las tendencias naturales para producir humanos como robots que lleguen a ser perfectos peones en una sociedad de falsa compasión y benevolencia.

En el sistema de Rousseau no existen metas finales. La educación no propicia semillas de banqueros, científicos, médicos, abogados, jardineros, agricultores y otros. No hay una estructura en la cual la verdadera naturaleza deba ser moldeada. La mente es el sirviente de la verdadera naturaleza, no el maestro de marionetas cuyos hilos los manipula una sociedad consumista.

Lo que necesita enseñarse es a cómo vivir, no a cómo morir rico o famoso.

Es esta falsa idea lo que se ha enseñado durante miles de años. El auténtico sendero de la educación, la peculiar corriente serpenteante de Thoreau, no debe consistir en preceptos sociales, leyes ni disciplina. Ni está para ser cambiada por el ritual y la superstición.

La única técnica que un maestro debería enseñar es a cómo abrir la puerta para que la verdadera naturaleza dormida dentro pueda emerger.

RELIGIÓN

Rousseau tiene claro que es simplemente la opinión pública (no natural, por supuesto) la que impone su voluntad sobre el sistema social y construye sus normas por un estúpido consenso común. Estamos de acuerdo en que las cosas no han cambiado hoy día.

En cuestiones de religión estas opiniones se vuelven tiránicas.

Los perfectos maestros luchan contra esa dominación y nunca ceden ante el enfoque autoritario de la educación. Esta idea debería ser ya evidente. Paradójicamente, la auténtica “educación” no educa, no enseña. La tarea de un maestro es fijar las condiciones y el escenario para que el estudiante pueda usar su propia razón natural libre de trabas, que está más allá del intelecto cognitivo, sin llegar a ser intuición visceral o emocional.

El estudiante ha de decir “Existo, luego tengo puertas de los sentidos a través de las cuales estoy capacitado para ser movido”.

Podemos ver que un estudiante bien expuesto a su propia naturaleza no sería cautivado fácilmente por las ilusiones externas del Samsara. El deseo y el apego, por lo tanto, serían ambos difíciles de mantener, porque los procesos psicológicos internos trabajarían entonces por la “función”, no por la “forma”.

Una persona así es libre de presión externa y se encuentra “animada por una sustancia inmaterial interna que es su propia naturaleza auténtica, su mente pura”.

Sus actos no son atribuibles a la providencia, y en consecuencia, se verá que “el mal moral, sin duda, es de nuestra propia cosecha”.

Pero Dios no gobierna externamente. De acuerdo con Rousseau, ha creado un hombre con su papel natural en particular, y las reglas para la obtención de lo correcto en ese papel están dentro de él, escritas indelebles en su mente pura por Naturaleza.

Si sigue su conciencia natural más allá de las palabras, no la conciencia inducida o condicionada de la razón cognitiva, nunca cometerá errores en el juicio de sí mismo y de otros.

En la enseñanza de la religión (o de lo espiritual) es siempre un error el introducir las ideas como tarea. Nada puede asociarse internamente si se convierte en meras repeticiones por rutina almacenadas en la memoria. Las ideas espirituales sólo deberían enseñarse cuando promueven una sabiduría natural humana.

Eso es por lo que decimos repetidamente en las enseñanzas de Tierra Pura, que no debería haber superstición sin sentido, ni ritos, ceremonias ni dogma a los que aferrarse. Como afirma Rousseau, todo debe diseñarse y funcionar como liberador de la sabiduría natural interna. La auténtica religión es entonces la religión natural que se desarrolla desde un sistema natural.

EMILIO

En su obra “Emilio”, su personaje central sigue un sistema de educación que mantiene la compasión y la benevolencia de la virtud natural, siempre en armonía con una inocencia inteligente en medio de una sociedad de caníbales.

EL HOMBRE NATURAL Y EL ESTADO

No tenemos gran interés aquí en exponer el modelado final de Emilio al Estado en el que vivía. Es suficiente con decir que se convierte en esposo, luego en padre y después en miembro del Estado.

A aquellos interesados, ciertamente les puede merecer la pena leer su obra “El contrato social”.

La cuestión en el aire es, sin embargo, ¿cómo puede una persona así liberada vivir en una sociedad corrupta? Porque es normal para él vivir en la injusticia, reafirmando su vocación de hombre justo y natural.

Los niños son niños

La frase “los niños son niños” es una afirmación que significa que está en la naturaleza de un niño ser como es y, por lo tanto, se le deberían perdonar sus faltas infantiles.

Esta es la actitud de los padres y los hijos en la mayoría de familias en que los niveles exigidos a las niñas son mucho mayores.

Las buenas noticias son, por supuesto, que los niños están libres de muchas de las restricciones de la conducta en sociedad mientras crecen. Su comportamiento puede considerarse rebelde e incorrecto, pero son niños, después de todo, y de ellos se espera que lo sean.

Las malas noticias son que los niños crecen como “hombres” con un concepto exagerado de su propia inteligencia y una falta de responsabilidad en sus acciones. Esa actitud no es natural y debilita su carácter, ahogando sus mejores atributos. Lo que es más, conlleva una sociedad con esa misma debilidad.

El fallo está claramente en la educación.

Rousseau nos anuncia una educación que supera estas debilidades si están presentes y previene su aparición en un niño que no haya recibido aún las primeras “heridas” sociales de una educación convencional.

El primer paso

El primer paso de Emilio sigue el camino de la naturaleza en desarrollo sin inhibiciones.

Rousseau creía que a los niños deberían permitirles usar todo su potencial natural y aumentar sus facetas que sean más débiles.

La ayuda prestada debe ser real, no frívola, y el educador debe actuar con moderación, dejando al niño la máxima libertad, y permitiéndole moverse por sí mismo sin fijar niveles a seguir o sin restringir físicamente su trayectoria natural.

El segundo paso

Cuando el niño empieza a caminar, es cuando el chillido y el llanto de la frustración se reducen, y entonces puede usar palabras para expresar experiencias y requerimientos.

Rousseau creía que es aquí donde el niño experimenta sufrimiento, pero cualquier sufrimiento procede de una Identidad desarrollada incorrectamente, que puede haber tomado del ambiente contaminado. Rousseau también creía que el deseo es parte del proceso humano, pero ese deseo, cuando es natural, no es de la Identidad. Es el ansia de aprender, conocer y experimentar.

La primera tarea de la educación (que es desarrollar una criatura humana natural sin sufrimiento) consiste entonces en eliminar cualquier frustración y condicionamiento residual, porque estos deseos condicionados parecen ser insaciables.

Por lo tanto, la educación debe enseñar que los impulsos o necesidades naturales son normales, pero que debe comprenderse y mantenerse un equilibrio correcto entre lo que se necesita y lo que puede lograrse. En otras palabras, se debe permitir desarrollar las necesidades conscientemente, pero no las expectativas.

Cualquier deseo social que se haya colado dentro debe controlarse, y enseñarse bien el reconocimiento de lo que es natural y de lo que no.

Los auténticos impulsos o deseos naturales no se generarían si no fueran requeridos para la protección del niño y su crecimiento natural. Eso es lo que ha de ser el criterio para la correcta educación con respecto a los impulsos. Se deben desarrollar los naturales, filtrar y rechazar los sociales.

Sin expectativas no hay frustración, y sin Identidad social ciertamente hay poco sufrimiento.

Estamos de acuerdo con Rousseau cuando afirma:

“El sistema educativo temprano consiste en permitir la libertad antes de que pueda entrar cualquier ley mental u opinión, y modifique la inclinación natural”.

DEPENDENCIA

Rousseau establece una clara distinción entre una dependencia natural de los factores personales internos y externos y una dependencia de otras criaturas humanas. Afirma que la segunda es el origen de todo el sufrimiento humano. Nos encontramos una vez más de acuerdo con Rousseau.

Podemos decir entonces que el sufrimiento es consecuencia de una dependencia adquirida. Psicológicamente podría considerarse esto como una impotencia o desamparo adquirido (learned helplessness, la tendencia a ser un aprendiz pasivo que depende de la orientación y decisiones ajenas), con menos consecuencias extremas que el paradigma normal. Si se le puede enseñar al niño a mantener una auto-dependencia, entonces uno ha asegurado el regreso al orden natural de una educación progresiva.

El error está en la forma de dar refuerzos que depende de un agente externo, del cual se derivan todas las experiencias negativas y positivas.

Hasta que la razón natural no cognitiva del niño evolucione, es mejor que el niño siga el desarrollo natural de su sistema y no la norma social de razonamiento impuesto sobre el niño.

Entonces es imperativo no enseñar la virtud aparente predominante ahora en la sociedad ni tampoco las aparentes verdades de la sociedad, sino preservar las experiencias naturales del corazón (la auténtica mente impoluta).

MORALIDAD

De acuerdo con Rousseau, cuando el niño tiene doce años, es el momento de introducir la idea abstracta de una moralidad cognitiva. Esta introducción debe ser local y relativa sólo a las necesidades inmediatas del niño. A esa edad el niño realmente no puede entender el concepto de obligación y deber. Es el niño quien ha de captar y alimentar estas ideas con la mínima incitación. Específicamente, aprenderá de manera natural la utilidad de cumplir con sus promesas.

Rousseau creía que el niño, ya que no posee un vocabulario complejo, trabaja con imágenes, así que es una tontería empezar a cargar su memoria y pensamiento con ideas que le resultan imposibles de comprender en profundidad excepto por el intelecto superficial.

Rousseau sostiene: “en cualquier estudio existente, los signos representativos no valen nada sin una idea de las cosas que representan”.

Pero Rousseau no sólo estaba interesado en el desarrollo mental del niño, pues consideraba que una mente sana se desarrolla en un cuerpo sano. Hay que ocuparse del ejercicio físico y del cultivo correcto del cuerpo con diligencia. Por supuesto esto no implica una rígida disciplina externa ya que, entre un ambiente fértil correcto, el niño logrará todos los objetivos naturales.

Ahora bien, Rousseau marca otro punto interesante. Cuando uno comienza a enseñar al niño las materias adecuadas, se le debe enseñar Ciencias, pero no Historia, la cual describe como aburrida y sin interés, y simplemente conduce a memorizar por rutina, con poca utilidad. Pero lo más interesante es su idea de que no se le deberían enseñar los conceptos espirituales a esa edad.

El tercer paso

Cuando el niño tiene entre doce y trece años, alcanza un estado en el cual puede conseguir más de lo que el sistema social demanda sin excesivo daño.

Se desarrolla la curiosidad en esta etapa hasta un punto en que pueden introducirse nuevas ideas. Pero uno ha de tener cuidado con los libros. El niño no debe ser expuesto a los fenómenos de la naturaleza más amplios que los de su ambiente inmediato.

Rousseau advierte: “no conoce algo porque se lo hayas dicho así, sino porque lo haya comprendido por sí mismo”.

Por ello debe descubrir la ciencia por sí mismo y aprender de la experiencia directa, no almacenar frases hechas. Es importante darse cuenta de que la “autoridad” ha de ser eliminada. Esta es la recomendación más importante de Rousseau.

Otro factor decisivo surge ahora en la educación de la conducta y moralidad humana. Los sistemas convencionales no son válidos. Rousseau argumenta que no existe mejor manera de desarrollar la conducta y moralidad correctas que el estudiar las vidas de seres humanos nobles. Son ellos los que se convierten en modelos de la vida y el sustento correctos.

LAS ARTES

Con respecto al arte y al trabajo artesanal, de acuerdo con Rousseau, a los estudiantes se les debe permitir el visitar talleres y estudios, y ser animados a desarrollar la destreza manual y la coordinación entre manos y ojos en cuanto a las formas creativas. De esa manera el estudiante puede desarrollar una apreciación por la utilidad de lo así fabricado y por las técnicas usadas.

Cuando alcance los quince años, el estudiante ya no es un mero niño, alcanza una nueva etapa importante en la cual puede usar todo lo que ha sido desarrollado naturalmente.

Comienza a desarrollarse física y mentalmente con características de adulto. Hay una aparición de las “pasiones” naturales. Una pasión natural no tiene ninguna relación con las pasiones adquiridas en sociedad, que pueden distraer fácilmente de un camino natural.

Los errores educativos en este momento pueden acarrear trágicos conflictos físicos y mentales con tensiones.

El niño natural, al evolucionar desde el capullo de su infancia, habrá desarrollado la amabilidad, porque ese es un atributo natural humano. En este punto la amabilidad se convierte en un afecto poderoso.

De acuerdo con Rousseau, aquí surge un trágico error si se imponen las normas sociales, las costumbres, los gustos y no-gustos sobre la persona joven. Las alianzas que pueda elegir por su naturaleza estarán en conflicto invariablemente con lo que la sociedad pueda elegir para él. Los niveles de belleza, las cualidades y atributos aceptables son notoriamente malas guías que adoptar. Sólo lo que es natural resultará beneficioso. Los estándares externos no son beneficiosos.

¿Cómo podemos ordenar las pasiones?

¿Cómo podemos ofrecer una guía cuando todo alrededor estimula la imaginación de la persona joven?

La primera experiencia que el joven encuentra es la amistad. No es un afecto íntimo, y ciertamente no es el amor romantizado en las tradiciones populares, que son la raíz de mucho sufrimiento.

El primer afecto que un joven criado de esta manera es capaz de sentir no es amor, es amistad. Su imaginación le mostrará que hay otros como él y que él forma parte de la especie.

Son esta amabilidad y amistad las que vienen antes de las primeras semillas de la sexualidad. Pueden otorgarle la motivación de usar sus recursos naturales adecuadamente con el fin de situar en su naciente sensibilidad las raíces de sentimientos más complejos.

¿Cuándo surgen estos? Cuando percibe realmente las debilidades humanas. Entonces puede ver el sufrimiento en otros e imaginar el peso de ese sufrimiento. Esta es la base de lo que podemos llamar compasión mundana.

Es un sentimiento primario de la naturaleza humana y rara vez es desarrollado en una sociedad atada por la compasión mental y los rituales que implica.

Entonces, para obtener este equilibrio entre conocer las diferencias individuales y evitar la dependencia en uno mismo y en otros, uno debe conocer la naturaleza de la criatura humana. Uno debe conocer la naturaleza de la mente auténtica y natural.

¿Cómo puede uno el evitar ser contaminado? Hemos dicho antes que Rousseau no aprobaba la Historia, pero sí el conocimiento de las vidas individuales de grandes hombres. Es aquí donde puede ser mostrado el conocimiento de la persona joven sobre la criatura humana noble. Debe llegar a comprender a los hombres nobles de otros lugares y tiempos. Eso será en torno a sus dieciocho años.

Comparado con su aparente inocencia, una persona joven de hoy aparecería superior y con más conocimientos, pero la persona joven educada a través del desarrollo de su propia naturaleza es capaz de juzgar la mayoría de cosas con imparcialidad y de evitar las trampas en las que cae la juventud moderna. Sentirá compasión por los ricos y famosos, y por aquellos que disfrutan de los llamados placeres de la vida.

Pero en este punto debe estar seguro de no caer en el error de la superioridad engreída. Debe darse cuenta de que él mismo no es inmune a las mismas debilidades que otros. Podemos decir que Mara está sentado ahí esperando un error semejante.

Gracias al cielo por las niñas

Maurice Chevalier interpreta esta canción en el musical “Gigi”, y dice “Gracias al cielo por las niñas, crecen de la manera más deliciosa”.

Pero ¿lo hacen así en realidad? De acuerdo con Rousseau, no.

Las mujeres

Un hombre, según Rousseau, no ha nacido para vivir solo y así entra en el cuadro el “hermoso género”, y cuando tiene en torno a veinte, el hombre joven se verá impulsado por la naturaleza a encontrar una compañera.

En su libro Emilio encuentra a Sofía.

Entonces la cuestión que surge para Rousseau es: ¿cómo educar a una mujer? Afirma que él no está de acuerdo con la idea de que las mujeres deberían ser educadas sólo para labores del hogar, manteniéndolas en la ignorancia. Rousseau lo dice con firmeza, no concuerda con la naturaleza de una mujer. Ésta ha de cultivar su cuerpo y mente y aprender a cómo realizar juicios.

Hasta aquí estamos con él, pero por si acaso aquellos en favor de la liberación de la mujer empiezan a levantarse y aplaudir, aclaremos que Rousseau veía la educación de una mujer siempre en relación con la de la figura masculina.

Originalmente, su formación depende de los requerimientos de la madre. Cuando es adulta, su vida dispuesta depende del consejo, el servicio y el cuidado de su esposo. Alrededor de estas cosas se construyen sus obligaciones.

Rousseau declara: “El destino de una mujer es agradar y ser sumisa”. Esa sería la ley de la naturaleza y su educación tendría que acomodarse a ella.

Los tres párrafos siguientes con las ideas de Rousseau aparecidas en un debate universitario explican perfectamente lo que él cree que deberían ser la educación y el papel en la vida de una mujer.

“Debido a su dependencia, su condición natural la inclina hacia la obediencia. Destinada a obedecer, debe tener como su cualidad principal una suavidad de espíritu. Sin embargo, por la desigualdad natural que debe aguantar en relación al hombre, tiene de su parte su habilidad e ingenio. Esta es una astucia especial cuyo cultivo añade gran alegría al matrimonio, pues esa astucia consigue avanzar sorteando los conflictos.

Como su educación tiene que ver con el cultivo del espíritu femenino, las mujeres guardan un lugar especial en las artes, ya que su objetivo es agradar. Con las artes, se le enseña buen gusto y, a través de ello, comienza a adquirir nociones de belleza. También, ya que las mujeres hablan antes que los hombres y les adelantan en esa faceta, es el arte de la oratoria el que deben atender en primer lugar.

En su infancia temprana, cuando aún no distinguen lo bueno de lo malo, deberían adherirse a la regla de que al hablar, deberían evitar decir nada que pueda parecer desagradable a aquellos que escuchan, junto con no mentir. Entendemos que estas conversaciones bien dirigidas pueden servir como su primera lección de moralidad.”

Rousseau establece que, cuando empieza a liberarse el juicio personal de la mujer, es el momento de cambiar su programa educativo. Mantiene que las creencias de una mujer normalmente dependen de su madre o su marido, pero que deberían hacerlo de su resolución personal. El problema es que su resolución personal comúnmente se halla en conflicto con la mayoría de las demás mujeres (y de los hombres en menor grado) al enfrentarse a la opinión pública.

Entonces debe resistirse ante meras opiniones, tanto externas como internas, que sólo sirven para formar en su opinión mujeres indecentes y engañosas. Tendrían que manipular, retener información o mentir para conseguir lo que su Identidad demanda.

Se le debe enseñar a cómo razonar. Pero en “Emilio” esta razón no es la misma que puede usar un hombre. De acuerdo con Rousseau: “para inculcar la obediencia y lealtad que debe a su marido y la delicadeza y el cuidado que debe a sus propios hijos”. ¿Cómo?

Ha de aprender a cómo comparar su visión espiritual interna con las presiones externas para ajustarse y ver que el camino correcto está en lo primero.

Rousseau creía, como todos en aquella época, que como el estudio de la verdad de la ciencia y de sus principios y axiomas son inapropiados para la mujer porque se encuentran fuera de su alcance y más allá de su capacidad, entonces debe reflexionar sobre sus obligaciones naturales (en relación con los hombres).

Aparte de esta comprensión de su espíritu interno, sus estudios han de orientarse hacia la comprensión de los hombres y lo que es conforme en la vida.

Claramente el punto de vista de Rousseau aquí está basado en la práctica común de su época, pero no muestra la misma profundidad de entendimiento hacia las mujeres, o hacia las niñas, que hacia los hombres.

Pero ¿podemos estar seguros de que estaba equivocado del todo en esto?

El lector masculino debe decidirlo por él mismo. La lectora femenina puede preguntar a su marido… o no.

B. GENERANDO CONDICIONES FAVORABLES PARA UN

RENACIMIENTO COMO ADULTO

Wellington en la batalla de Waterloo

Una copia de esta pintura era la pieza central en la pared de la casa de mi abuela, y es interesante al representar la interacción compleja de lo que se considera justo e injusto, correcto e incorrecto así como bueno y malo.

La guerra no es buena para los niños ni los animales, eso es cierto. Pero ¿hay guerras justas?

¿Es correcto incluso pintar algo como blanco o negro?

Recuerdo un poema que aprendí en mis clases de lengua inglesa en Plympton, que equilibra el “chauvinismo” de este punto de vista del enemigo, los franceses.

Era un poema maravilloso de Browning respecto al enemigo de Wellington, Napoleón, “Incidente en el Campo Francés”.

Así pues, en realidad no existe lo blanco y negro, eso fue una lección temprana.

Pero en el adulto humano, abunda la conducta con tomas de decisión complejas basadas en la cognición, la memoria y la opinión condicionada que se manifiesta sin tintes grises. Ese es el reino interno de Mara, quien con su mente controlada por el intelecto, las tres hijas de Mara, la confusión, la codicia y la aversión, mueven los hilos de la conducta. Pero acechando ahí detrás, oculto de la conciencia, hay algo más noble.

Entonces la pregunta es: ¿somos víctimas de Mara y sus hijas sin haber disfrutado nunca los frutos de un nacimiento favorable? ¿Podemos ahora desde los veinte a los ochenta años, en particular en torno a los cuarenta, cuando el estrés y las tensiones del mundo nos obligan a cuestionarnos, generar un RENACIMIENTO FAVORABLE para nosotros mismos?

La respuesta es que sí podemos.

En Mahabodhi Sunyata presentamos y examinamos el método preciso.

Igualmente resulta interesante leer la historia de Ku-xin shan.