Palabras de oro

Dharmaraksita

El Espejo

Todas las cosas son como imágenes en el espejo.

Sin embargo, las imaginamos como reales.

Son como la bruma o las nubes sobre la montaña.

Pero nosotros las creemos firmes y estables.

También tomamos otras dos cosas como reales:

nuestra individualidad como persona,

y nuestro enemigo, el egoísmo.

Jamás existió ninguna de las dos.

El Mundo

"No lucho con el mundo, sino que el mundo lucha conmigo, pues el que sabe del Dharma nunca lucha con el mundo. Y aquello que los sabios del mundo consideran como no-existente, yo también lo enseño como no-existente. Y aquello que los sabios del mundo consideran como existente, yo también lo considero como existente".

El Maestro que Reprende

Si vieses a alguien que te muestra tus faltas y te reprende como si te mostrase un tesoro, no lo abandones, pues es un bien y no un mal el seguir a tal hombre.

Los poceros elevan el agua; los arqueros afilan la flecha; los carpinteros alisan la madera; los sabios se moldean a sí mismos.

Como una sólida roca no se agita por el viento, de la misma manera, el sabio no se turba por la alabanza o el reprocho.

Los dos senderos

Supón ahora, Tissa, dos hombres, uno desconocedor del Camino, el otro conocedor del mismo. El ignorante solicita del que ya está versado en esta Vía que le indique el camino, y éste exclama:

"¡Pero si estáis ya en el camino, señor! Seguid adelante y veréis que se divide en dos senderos; dejad el de la izquierda y tomad el de la derecha, que os llevará a un espeso bosque. Más lejos veréis una extensa marisma, y a continuación un precipicio cortado a pico; atravesado éste, entraréis en una deliciosa llanura".

Es una parábola, Tissa, para que me comprendáis con facilidad, y he aquí su significado.

El hombre desconocedor de la Vía, es la multitud. El hombre conocedor del Camino, es el Así-Venido, el perfecto, el totalmente despertado.

La división en dos senderos, es el estado de vacilación.

El sendero de la izquierda, es el Óctuple camino erróneo: el de la opinión errónea, de los conceptos erróneos, de los esfurzos equivocados, de la vigilancia errónea.

El de la derecha, es el símbolo del noble camino Óctuple, el de la opinión correcta, etc.

El espeso bosque, Tissa, represnta la ignorancia. la gran marisma significa los placeres sensuales. El precipicio es sinónimo de turbulencia, de cólera. La deliciosa llanura designa el nirvana.

Queda reconfortado, Tissa: Yo te exhortaré, te ayudaré, te instruiré.

La Parábola de la Flecha

El monje Malunkyaputra (o Malunkyaputta) ve con claridad el punto, débil en apariencia, de la enseñanza del Bienaventurado:

- Hay cuestiones -se dice para si- que el Bienaventurado no explica, que se reserva, que rechaza; no me explica si el mundo es eterno o no es eterno, finito o infinito, si el alma y el cuerpo son idénticos o diferentes, y si el nirvana es existencia, no-existencia, existencia y no-existencia o ni existencia ni no-existencia. Y eso no me gusta ni me parece justo. Voy a hablar con él: sea cual fuere su respuesta, yo continuaré practicando el renunciamiento y sujetándome a la Ley del Bienaventurado; pero si rehúsa responder, abandono su mandamientos y regreso a la vida secular.

Malankyaputta va, pues, al encuentro de Buda y le insta a que se explique:

- Que el Bianeventurado hable como un hombre sincero: ¡que responda si puede: o, si lo ignora, que lo diga!

Apremiado de esta forma, Buda responde:

- ¿Te he dicho alguna vez, oh Malunkyaputta: 'Sé mi discípulo y yo te explicaré estos misterios'? ¿O me has puesto esa condición antes de aceptar mi ley?

- No, señor.

- ¿Quién eres tú, loco de atar, para acusarme? Aquel que dijere: 'No practicaré el renunciamiento sujetándome a la ley del Bienaventurado antes de que me haya explicado si el mundo es eterno... si el nirvana es existencia...' Eso no le será explicado, oh, Malunkyaputta, y ese hombre morirá.

Y fue entonces cuando surgió la parábola célebre del médico que confirma (si es que necesitaba confirmación la vocación docente de Buda):

- Un hombre ha sido alcanzado por una flecha envenenada; el médico acude inmediatamente, llamado por los padres y amigos. ¿Qué sucedería si el herido dijera: "No quiero que me curen la herida hasta que sepa quién me ha herido, si es noble o un brahmán, si es un vaisya o un sudra"? ¿O si dijera: "No quiero que me curen la herida hasta que sepa cómo se llama el hombre que me ha herido y a qué familia pertenece, si es alto o bajo o de estatura mediana, y qué aspecto tiene la flecha con que me ha herido"? ¿Como terminaría todo esto? El hombre moriría a consecuencia de su herida.

Buda vuelve a esta comparación fundamental, como si esta simple idea le evitara los extravíos.

La Parábola de la Balsa

"Monjes, os enseñaré el Dharma para cruzar, no para retenerlo.

"Oídlo, prestad cuidadosa atención, y hablaré.

"Es lo mismo que un hombre, monjes, que saliendo de viaje, viera una gran extensión de agua con peligros y temores, la orilla de allende segura y sin temores.

"Mas no hay ni bote para cruzar, ni puente que cruzar para ir del aquí al más allá.

"Se le ocurre que con el fin de cruzar los peligros de esta orilla hasta la seguridad de la otra, podría confeccionar una balsa con hierba y palos, ramas y follajes, así, esforzándose con las manos y pies, dependiendo de la balsa, cruzar al más allá con seguridad.

Cuando lo ha hecho y ha cruzado hasta el más allá, se le ocurre que la balsa le ha sido muy útil y se pregunta si no ha de proseguir llevándola consigo, sea sobre la cabeza o el hombro.

"¿Qué pensáis, monjes? Aquel hombre, haciendo esto, ¿habría hecho lo que ha de hacerse con la balsa?"

- "No, maestro".

"Aquel hombre, monjes, cuando haya cruzado al más allá y haya comprendido lo útil que ha sido la balsa, piensa: 'Puedo llevar esta balsa a suelo seco, o puedo sumergirla en el agua y después proseguir mi viaje.' Monjes, un hombre que piensa esto haría lo que debe de hacerse con la balsa.

"De esta manera, monjes, os he enseñado el Dharma para cruzar, no para retenerlo.Vosotros, monjes, al comprender la parábola de la balsa, habréis de descartar hasta los rectos estados de ánimo, y mucho más, los estados de ánimo equivocados".