8. EL DESARROLLO DE LA VIPASSANA

El cometido de la vipassana no es llevarle a uno a un gran Despertar, sino a una liberación importante de todos los impedimentos y síntomas del dominio de la identidad. En términos freudianos, podemos decir que limpia el comportamiento debilitador del Id, Ego y Superego. En términos del Dharma, elimina todos los obstáculos y limita la actividad de la identidad debilitadora.

La vipassana no se puede considerar una práctica en realidad, o ni siquiera una meditación en el sentido normal en el que se usa. Es un “entrenamiento progresivo” que avanza sin ayuda del intelecto hacia el logro de una pureza absoluta (Parama Visuddhi). Ahora esa palabra está manchada por el uso religioso erróneo, que considera que el estado de pureza consiste en estar libre de pecado o error moral y carecer de conocimiento del mal. En el Chan del Budadharma no hay concepto de pecado ni de la culpa, confesión y penitencia correspondientes. Se considera que la pureza consiste en estar libre de cinco impedimentos principales que impiden la evolución hacia la restauración del equilibrio y la armonía con la fuerza de vida natural.

Muchos dicen que la vipassana se basa sobre los siguientes principios:

  1. Pureza de virtud
  2. Pureza de mente (citta), la práctica de Samatha (concentración)
  3. Pureza de puntos de vista (ditthi)
  4. Pureza en superar la perplejidad o las dudas (kankhavitarana)
  5. Pureza de conocimiento e intuición de los caminos correcto e incorrecto (mggaggagga-nanadassana)
  6. Pureza de conocimiento y visión del camino (patipada nanadassana)
  7. Pureza de conocimiento y visión profunda del Camino Noble (nanadassana)

Pero antes de que uno caiga en la trampa intelectual de aprenderse la lista y decidir trabajar sobre estos principios, mira el siguiente discurso presentando en el SutraRatha-vinita (Majjhima Nikaya 24). Es una conversación entre el venerable Punna y el gran Sariputta:

Sariputta le dijo al venerable Punna, “Amigo mío, ¿se vive la vida santa bajo el Bendito?”

- “Sí, amigo mío”, contestó Punna .

- “¿Y se vive la vida santa bajo el Bendito en aras de la pureza en términos de virtud?”

- “No, amigo mío”.

- “Entonces, ¿se vive la vida santa bajo el Bendito en aras de la pureza en términos de mente [concentración]?”

- “No, amigo mío”.

- “Entonces, ¿se vive la vida santa bajo el Bendito en aras de la pureza en términos de punto de vista?”

- “No, amigo mío”.

- “Entonces, ¿se vive la vida santa bajo el Bendito en aras de la pureza en términos de superar la perplejidad?”

- “No, amigo mío”.

- “Entonces, ¿se vive la vida santa bajo el Bendito en aras de la pureza en términos del conocimiento y visión de lo que es y no es el camino?”

- “No, amigo mío”.

- “Entonces, ¿se vive la vida santa bajo el Bendito en aras de la pureza en términos del conocimiento y visión del camino?”

- “No, amigo mío”.

- “Entonces, ¿se vive la vida santa bajo el Bendito en aras de la pureza en términos del conocimiento y visión profunda del Camino Noble?”

- “No, amigo mío”.

Así aprendemos que al parecer esta lista está manchada de alguna manera, pero Punna ofrece una clave para el problema, cuando declara que “La vida santa se vive bajo el Bendito, amigo mío, en aras de la emancipación total mediante a ausencia de apego”.

(en construcción)