5. LINJI (RINZAI): LA VACUIDAD DE LOS CONCEPTOS VERBALES

El Chan de Linji (Rinzai) pone énfasis según los maestros japoneses modernos en el kensho, “ver nuestra propia naturaleza”, lo cual significa alcanzar el Despertar. Eso no nos dice mucho, porque todas las prácticas del Chan y del Zen japonés mantienen lo mismo como auténtico logro del Dharma.

Lo que es muy importante relatar aquí es el peso de las enseñanzas de Linji en la medida en que muestra que, conceptualmente, su sistema viene a equivaler a la ausencia de sistema. Reduce la idea a simplemente “estar en el momento, sin conceptualización de la mente”.

Linji lo declaró con bastante claridad:

“Tal como yo lo veo, nada es extremadamente profundo; nada no está liberado. La realidad de la mente no tiene Forma pero llena las diez direcciones.

“En los ojos se llama ver, en los oídos se llama oír, en la nariz huele, en la boca habla, en las manos agarra, en los pies da pasos. Básicamente es una luz séxtuple, diferenciada en una combinación séxtuple. Una vez la mente entera es como nada, estás liberado dondequiera que estés”.

Para ahora y métete eso en tu gruesa mollera, no pases de largo como un memo.

No es tan fácil de conseguir, quizá, porque saberlo intelectualmente no te ayuda a alcanzar nada. Pero una vez que se entiende, todo se logra.

Y, lo que es más, expone el hecho de que es idéntico para cada una de las tres contemplaciones de Vacuidad.

El segundo punto importante es que las contemplaciones no son en realidad contemplaciones en absoluto si se tratan como tales. La generación de las últimas conceptualizaciones se puede hacer en cualquier momento y en todos los momentos; a eso es a lo que Huineng llamó “sentarse”.

Linji usa por supuesto la meditación sentada y caminando, como el Zen Soto, pero la formación y las prácticas se centran en el Gong-an (Koan) 公案.

El Gong-an (Koan) 公案

Ahora bien, los gong-ans no son diferentes. Si estás poniendo y contestando gong-ans, entonces estás lejos de cualquier gong-an. Eso es un paradoja a menos que entiendas la sutileza del proceso.

Cuando examinamos estos gong-ans y su método, encontramos que no son en absoluto lo que se supone que son, y ciertamente cualquier libro que contenga respuestas a los koanes se convierte en una tragedia de malentendidos clamorosos.

Los gong-ans no están diseñados para medir el progreso del estudiante.

La idea más común es que la práctica en sí misma del gong-an establece un problema en el que el estudiante, volcado en su solución, no puede encontrarle respuesta y como consecuencia aumenta su nivel de conciencia, apartando todo pensamiento racional y el sentido literal de las palabras. Un craso error.

Entonces, ¿de qué tratan los koanes y las prácticas relacionadas con ellos?

Linji declaró:

“Según los profesores de escrituras y tratados, las tres encarnaciones son el modelo último, pero desde mi punto de vista no es así. Estas tres encarnaciones (de las que hablan) son nombres, palabras y tres tipos de dependencia. Un antiguo dijo que ‘Las encarnaciones se establecen con base en el SIGNIFICADO; las tierras se tratan con base en la sustancia’.”

y además:

“Solo intentas aprender Chan o Dao en la superficie como algo exterior a ti, aprendiendo a reconocer términos y consignas, buscando la “budeidad”, buscando la “maestría”, buscando “maestros”, pensando en ellos conceptualmente… No te confundas respecto a ello… solo tienes un padre y una madre, así que ¿qué estás buscando?”

“Vuelve la atención sobre ti mismo y observa”.

Pero ¿qué es lo que observa uno? Lo que hacen los koanes es agotar la dependencia de palabras, frases y significados. Pero ese no es el núcleo del asunto. Lo que hacen en realidad es establecer un estado contemplativo, una Última Conceptualización que es una plataforma hacia la mente más allá de toda palabra, concepto y significado.

En Chan le llamamos a esta práctica la Última Conceptualización de la Vacuidad de la Vacuidad de los conceptos verbales.

La Sutileza del Sistema de Koanes de Linji

“Seguidores del Camino, si queréis obtener el tipo de comprensión que es acorde con el Dharma, nunca os dejéis extraviar por otros. Ya sea que miréis hacia dentro o hacia fuera, cualquier cosa que os encontréis, ¡simplemente matadla! Si os cruzáis con un buda, matad al buda. Si os cruzáis con un patriarca, matad al patriarca. Si os cruzáis con un arahat, matad al arahat. Si os cruzáis con vuestros padres, matad a vuestros padres. Si os cruzáis con vuestros parientes, matad a vuestros parientes. Entonces ganaréis la emancipación por primera vez, no estaréis enredados con cosas, y pasaréis libremente a cualquier sitio donde queráis ir”.

Es así porque hay peligro en toda conceptualización que esté dominada por las palabras. Por ende, si te identificas con Linji, entonces mátate a ti mismo. No hay lugar en la práctica de Linji para los nombres y conceptos.

“Los que han cumplido las diez etapas de la práctica del bodhisattva no son mejores que los temporeros del campo; los que han alcanzado la iluminación de las etapas cincuenta y uno y cincuenta y dos son prisioneros cargados de cadenas y grilletes; los arahats y pratyekabudas son inmundicias de letrina; el bodhi y el nirvana son postes para amarrar a los asnos”.

Se dice que el Rinzai es el samurai del Zen, mientras que el Soto es el agricultor, y cada uno se enorgullece de su designación. Pero si te apegas a la imagen del samurai o a la idea sectaria del Rinzai, ¿no eres un asno amarrado a un poste?

Piénsalo con cuidado.

El Método de Linji (Lin-chi)

La tarea principal es expresar la experiencia más allá de la cognición y destruir sin reparos todas las abstracciones teóricas.

El método del maestro descansa en parte en usar diversos instrumentos para romper cualquier conceptualización presente de los estudiantes, bien cuando se pronuncia verbalmente o cuando el maestro la detecta como pensamiento.

Gritos, golpes con un palo, insultos… de hecho, vale cualquier cosa que se pueda improvisar y que haga correctamente el trabajo.

En el estado cotidiano, estos recursos sirven para romper la “llave” de las palabras, conceptos y asociaciones mentales que compiten con las contemplaciones, que no tienen que ser formalmente sentadas sino un estado continuo generado mientras se llevan a cado tareas condicionadas normales y sencillas.

En el proceso de trabajar con gong-ans el mismo método es eficaz, dado que la mayoría de los estudiantes están empantanados con la reflexión Vitakka que es la primera parte de la solución del koan, en donde se establece la “DUDA” natural, NO cognitiva.

En el modelo de Linji, se emplean también los mondos: dichos e historias atribuidas a varios maestros en conversación con sus estudiantes, que se espera que el estudiante actual penetre.

Un mondo típico es el siguiente:

“¿Por qué no se lo preguntáis a vuestra propia mente?”, respondió el maestro.

Pregunta: “¿Cuál es nuestra mente, señor?”

Respuesta: “Debéis contemplar el accionar secreto”.

Pregunta: “¿Cuál es el accionar secreto, señor?”

El maestro se limitó a abrir y cerrar los ojos, en vez de dar alguna explicación verbal.

Ante esto, la respuesta esperada se aproxima a la siguiente:

“Cuando entiendes, no entiendas; cuando dudas, no dudes”.

Nada podría ser más ridículo en el Linji que una respuesta razonada. No es así en absoluto como hay que enseñar los mondos. El método de Linji procede del despedazamiento de los procesos cerebrales, de la generación de un desnudamiento psicológico que revela la verdadera naturaleza del Ser, sin agitación de la mente con razones y fatuidades espirituales.

La solución está en la Última Conceptualización, que primero reduce el mondo (como el gong-an) a la reflexión más simple posible en palabras, que luego se deja que se transforme en una experiencia cognitiva que brota de la reflexión y está relacionada con ella.

Simplemente al descansar y morar en esto mientras se está sentado en una meditación formal, andando o trabajando en tareas sencillas, la mente se revela como “las experiencias no manchadas del inconsciente”. Estas experiencias liberan la mente de conceptualizaciones contaminantes.

En ese caso, la respuesta a la pregunta que se haya planteado sale de la mente no contaminada y se traduce en una respuesta cognitiva, tal como sale, lo cual puede no guardar ninguna relación en apariencia con la pregunta.