1. Buda, Dharma y Maestros

1. Buda: el estudiante bodhisattva

El primer acontecimiento de importancia que forjó su resolución y dirección fue su decisión de encontrar otra vía a través de un maestro. Conocía bien la idea fundamental de la existencia de una paz consumada.

Pero debemos recordar y entender que también estaba presente la Identidad de una persona hostil que, sin deseo de recompensas sensuales o respuestas emocionales, buscaba para sí mismo, aunque fuera un bodhisattva.

Buda se dice a sí mismo "¿Por qué no busco la paz perfecta del Nirvana?". También está claro que no entró instintivamente sino por medio del pensamiento cognitivo y de la razón. Por lo tanto, se buscó un maestro.

"Sí, también yo, en los días previos a mi plena iluminación, cuando no era más que un bodhisattva y aún no estaba plenamente iluminado -también yo, estando sujeto a renacimiento, decadencia y demás dentro de mí, busqué lo que no estaba menos sujeto a ellos.

Pero me vino el pensamiento: ¿Por qué busco lo que está sujeto al renacimiento y lo demás, como yo? ¿Por qué no, ya que yo mismo estoy sujeto a ellos, perseguir, con ojos abiertos al peligro que suponen, la paz consumada del Nirvana -que no conoce renacimiento ni decadencia, enfermedad ni muerte, pena ni impureza?"

"Llegó un tiempo en que, siendo aún joven, con abundantes cabellos negros como el carbón, sin rastro de gris, y en toda la belleza de mi juventud, en contra de los deseos de mis padres, que lloraban y se lamentaba de que hubiera cortado mis cabellos y barba, me puse los hábitos amarillos y partí de casa como peregrino sin techo. Como peregrino, en busca de lo correcto y del excelente camino a la paz incomparable,

llegué a Alara Kalama y le dije -"Reverendo Kalama, es mi deseo llevar la vida más elevada en esta Doctrina y Regla suyas". "Quédese con nosotros, señor venerable", fue su respuesta; "Mi doctrina es tal que en poco tiempo un hombre inteligente puede discernir, realizar, entrar y morar en la plenitud de la enseñanza del maestro".

Al poco tiempo, de hecho muy pronto, me sabía su Doctrina de memoria. Por lo que respecta a la recitación labial y su repetición oral, podía declamar el mensaje original (del fundador) y la explicación de los ancianos sobre él, y podía aseverar, con otros, que la conocía y comprendía por completo."

"Entonces me vino el pensamiento de que la doctrina que predicaba Alara Kalama no era una que él hubiera recibido en confianza, sino una en la que afirmaba haber entrado y morar después de discernirla y realizarla por sí mismo; y desde luego tenía conocimiento y visión reales de ella. Así que fui a él y le pregunté hasta qué punto había discernido y realizado la doctrina en la que había entrado y ahora moraba.

"Hasta el punto de la Nada", me contestó.

"Entonces, reflexioné que Alara Kalama no era el único que poseía fe, perseverancia, atención, concentración y penetración intelectual; pues todas ellas las poseía yo también. ¿Por qué, me preguntaba, no esforzarme por realizar la Doctrina en la que él asegura que ha entrado y mora después de discernirla y realizarla por sí mismo?

Al poco tiempo, de hecho muy pronto, había discernido y realizado esta doctrina por mí mismo, y había entrado y moraba en ella. Entonces fui a verle y le pregunté si éste era el punto hasta el que había discernido y realizado por sí mismo la Doctrina que profesaba. Me dijo que sí; y yo le dije que había llegado al mismo punto por mí mismo.

"Es algo grande", dijo él, "algo muy grande para nosotros que en vos, señor reverendo, encontremos un buen compañero para la vida más elevada.

Esa misma Doctrina que he discernido, realizado y penetrado por mí mismo y que ahora profeso -ésa es la que habéis discernido, realizado, penetrado y en la que moráis; y esa misma Doctrina que habéis discernido, realizado, penetrado y que profesáis -ésa es la que yo he discernido, realizado y penetrado por mí mismo y que ahora profeso.

La Doctrina que yo sabía, también vos la sabéis; y la Doctrina que vos sabéis, yo también la sé. Tal como soy, sois vos; y tal como sois vos, soy yo. Seamos, señor, custodios conjuntos de esta compañía!" De esta manera Alara Kalama, que era mi maestro, me colocó a mí, su discípulo, a su mismo nivel y me demostró gran devoción.

Pero, dado que consideré que su Doctrina sólo llevaba a conseguir el nivel de la Nada y no a la Renuncia, la ausencia de pasiones, la cesación, la paz, el discernimiento, la iluminación y el Nirvana -no me sentí atraído por su Doctrina sino que me aparté de ella para seguir mi camino."

"Aún en busca de lo correcto y del excelente camino a la paz sin comparación, llegué a Uddaka Ramaputta y le dije: "Es mi deseo, reverendo señor, llevar la vida más elevada en esta Doctrina y Regla suyas.""

De modo que Buda se quedó y buscó la verdad con Uddaka Ramaputta y por fin, después de llegar al plano más alto de la meditación, también se presentó ante Uddaka Ramaputta y le preguntó hasta qué punto había discernido y realizado por sí mismo la Doctrina en la que había entrado y ahora moraba.

Buda sigue:

"Hasta el plano de ni percepción ni no-percepción", contestó él.

"Entonces, reflexioné que Uddaka Ramaputta no era el único que poseía fe, perseverancia, atención, concentración y penetración intelectual; pues todas ellas las poseía yo también.

¿Por qué, me preguntaba, no esforzarme por realizar la Doctrina en la que él asegura que ha entrado y mora después de discernirla y realizarla por sí mismo?

Al poco tiempo, de hecho muy pronto, había discernido y realizado esta doctrina por mí mismo, y había entrado y moraba en ella. Entonces fui a verle y le pregunté si éste era el punto hasta el que había discernido y realizado por sí mismo la Doctrina que profesaba. Me dijo que sí; y yo le dije que había llegado al mismo punto por mí mismo.

"Es algo grande", dijo él, "algo muy grande para nosotros que en vos, señor reverendo, encontremos un buen compañero para la vida más elevada.

Esa misma Doctrina que he discernido, realizado y penetrado por mí mismo y que ahora profeso -ésa es la que habéis discernido, realizado, penetrado y en la que moráis; y esa misma Doctrina que habéis discernido, realizado, penetrado y que profesáis -ésa es la que yo he discernido, realizado y penetrado por mí mismo y que ahora profeso. La Doctrina que yo sabía, también vos la sabéis; y la Doctrina que vos sabéis, yo también la sé.

Tal como soy, sois vos; y tal como sois vos, soy yo. Seamos, señor, custodios conjuntos de esta compañía!" De esta manera Uddaka Ramaputta, que era mi maestro, me colocó a mí, su discípulo, a su mismo nivel y me demostró gran devoción. Pero, dado que consideré que su Doctrina sólo llevaba a conseguir el nivel de ni percepción ni no-percepción y no a la Renuncia, la ausencia de pasiones, la cesación, la paz, el discernimiento, la iluminación y el Nirvana -no me sentí atraído por su Doctrina sino que me aparté de ella para seguir mi camino."

"Aún en busca de la verdad y del excelente camino a la paz incomparable, llegué durante un peregrinaje en busca de comida a Magadha, al campamento en Uruveld, y allí me asenté.

Después de estudiar el lugar, me dije a mí mismo

"Un lugar verdaderamente encantador, con buenos bosques y un río que fluye claro con ghats y otras comodidades, cerca de un pueblo para encontrar alimento. ¿Qué más puede necesitar para su búsqueda un hombre joven cuyo corazón está volcado en la búsqueda?" Así pues, allí me senté, sin necesitar nada más para mi búsqueda."

"Sujeto en mí mismo a renacimiento-decadencia-enfermedad-muerte-aflicción-e impureza, y viendo el peligro de todo lo que está sujeto a ello, busqué la paz consumada del Nirvana, que no conoce renacimiento ni decadencia, enfermedad ni muerte, aflicción ni impureza."

"Esto busqué, y esto obtuve; y en mí surgió la convicción, la percepción, de que ahora mi Liberación estaba asegurada, que éste era mi último nacimiento, y que jamás volvería a renacer".

Quizás hayáis visto en esta autobiografía una cosa importante que puede ayudaros a comprender vuestro propio camino, y es que Gautama entró de manera muy parecida a como puede entrar cualquiera que lea esto. Daos cuenta de que su acercamiento inicial a las enseñanzas de Kalama fue aprender su Doctrina de memoria.

Buda declara "en cuanto a la mera recitación labial y repetición oral, podía declamar el mensaje original (del fundador) y la explicación de los ancianos sobre él, y podía aseverar, con otros, que lo conocía y lo veía por completo". Entonces vio de repente que había más y que "lo había realizado por sí mismo; y desde luego tenía conocimiento y visión verdaderas sobre ello".

Ahí tenemos otro vislumbre de su carácter, pues sin falsa modestia declara que su maestro tenía "fe, perseverancia, atención consnciente, concentración, e intuición intelectual", y que "todas ellas las tenía yo también".

2. Siddharta como asceta en el bosque

La cuestión es por qué emprendió ese camino en particular, pues había muchos otros a su disposición, incluso sistemas meditativos.

El secreto reside en sus características heredadas y en su experiencia anterior.

No hay duda que era rápido de mente porque sus decisiones, fueran correctas o no, eran rápidas. Era reflexivo y a la vez mostraba aversión en su actitud hacia las cosas y pasión por cualquier tarea que escogiera para sí mismo o que le fuera encomendada.

Así pues, tenía una inclinación natural a buscar el camino más extremo y difícil, el que estuviera más alejado de la vida de lujo y adulación de los sentidos que había llevado hasta entonces.

No era el tipo de persona que sigue ciegamente a los demás, y la idea de forjar su propio futuro debe haber pesado mucho para él. Así que en torno a él se reunieron cinco compañeros de viaje.

Acompañado por Kondanna, Bhaddiya, Vappa, Mahanama y Assaji, Siddharta se adentró en los bosques vecinos al Monte Dandaka en Gand para practicar las austeridades de la auto-mortificación, creyendo que esta negación del cuerpo le llevaría a la liberación de la mente. No había ningún plan establecido, y cada uno quedó libre para encontrar su propio camino, aunque fuera en compañía, a través de la jungla del dolor y el rechazo de los sentidos.

Esto no quería decir que uno podía no hacer nada y simplemente esperar que llegaran las austeridades, había que infligirse esas condiciones. Había que ignorar el dolor infligido por uno mismo para derrotar a la mente, a la que se veía claramente como el enemigo. En una ocasión, Siddharta intentó detener toda respiración, cerrando su boca y nariz, con el resultado de que sus oídos empezaron a respirar, algo que sólo consiguió parar por un tiempo con el mayor de los esfuerzos.

Sintió dolores tan fuertes como si "un hombre te agujereara el cráneo con taladro afilado", o "te atara la cabeza fuertemente con una tira de cuero duro", o "te perforara el vientre con un afilado cuchillo de carnicero" o como si "cogieran a un hombre por los brazos y lo asaran y quemaran por entero en un lecho de ascuas".

Por último empezó un gran ayuno, reduciendo poco a poco la cantidad de comida que ingería hasta que ya no necesitaba más alimento. Se fue quedando cada vez más escuálido, se le cayó el pelo, la piel le colgaba en pliegues, tenía la piel del estómago pegada a su columna vertebral, y su cuerpo sufría dolores constantes.

Ésta es parte de su propio relato:

"He llegado a tal grado de ascetismo que andaba desnudo, despreciando las decencias de la vida, lamiéndome las manos después de las comidas... No he visitado más que una casa al día... o a la semana... o sólo cada catorce días... y ahí tomaba sólo un bocado... Me he arrancado los cabellos de la cabeza y los pelos de la barba... me he acostado sobre espinos, he bajado al agua puntualmente tres veces antes de la caída de la noche para lavar el mal que había en mí. De esta manera he vivido para atormentar y torturar mi cuerpo, a tal grado de ascetismo he llegado"

Buda descubrió la verdad fundamental de que las prácticas de austeridad y auto-mortificación producen reacciones de la mente de protesta y defensa. Surgen las delusiones. Los miedos y las dudas, aumentados por las delusiones, y el impulso natural de actuar para poner fin a estos tormentos aprisionan más a la mente en lugar de liberarla. Así, la mente no puede ser libre. Así, no puede descubrir la verdad en su interior. A lo largo de seis años llegó a extremos a los que sus compañeros no se atrevieron a llegar.

Era por tanto un modelo para su grupo, y ellos quedaron muy desanimados y desilusionados cuando les anunció que su búsqueda por esos medios había llegado a su fin.

Tomaron su nueva resolución por debilidad y declarando que "el asceta Gautama ha caído en la vía del lujo y ha abandonado sus esfuerzos espirituales" lo despreciaron, lo rechazaron y decidieron abandonarlo.

3. El Despertar (Majjhima-nikaya XXVI (Ariya-pariyesana-sutta))

"He llegado, pensé yo, a esta Doctrina profunda, recóndita, difícil de entender, serena, excelente, más allá de la dialéctica, compleja, y únicamente al alcance de los doctos. Pero la humanidad disfruta y se alegra sólo en aquello a lo que se apega, de modo que para ella, con esta mente, es difícil entender las relaciones causales y la cadena de la causalidad, difícl entender el aquietamiento de toda fuerza artificial, o la renuncia a todos los lazos mundanos, la extirpación del deseo, la ausencia de pasiones, la paz y el Nirvana. Si predicara la Doctrina, y los demás no la comprendieran, eso supondría mucho afán y molestias para mí! Sí, y al instante pasaron por mi mente estos versos, que ningún hombre había oído antes:

"¿Debo predicar ahora lo que conseguí con tanto esfuerzo?

A los hombres hundidos en pecados y pasiones les resultaría difícil llegar al fondo de esta Doctrina -contracorriente todo el tiempo, abstrusa, profunda, sutilísima, difícil de comprender.

Sus queridas pasiones les cegarán de modo que no vean

-obnubilados en las más densas nieblas de la ignorancia."

"Mientras pensaba de esta guisa, mi corazón se inclinaba por descansar en la quietud y no predicar mi Doctrina. Pero la mente de Brahma Sahampati vino a saber qué pensamientos me pasaban por la cabeza y pensó para sus adentros: "El mundo está perdido, bien perdido, por cuanto el corazón del que encontró la Verdad se inclina por descansar y no predicar la Doctrina". Entonces, con la misma velocidad con la que un hombre fuerte podría estirar su brazo o doblar su brazo estirado, Brahma Sahampati desapareció del mundo de Brahma y se apareció ante mí.

Hacia mí vino con su hombro derecho al aire, con sus manos unidas y tendidas hacia mí con reverencia, diciendo: "Que le plazca al Señor, que le plazca al Bendito predicar su Doctrina! Hay seres cuya visión está solo un poco oscurecida, que están muriendo porque no oyen la Docrina -ésos la entenderán!"

Notad aquí que Buda aceptó totalmente la visión de Sahampati, la deidad brahmánica. Su causa no era la refutación del Hinduísmo, sino su refinamiento y la eliminación de los errores del sistema. Su cultura, entrenamiento y educación eran brahmánicas, y olvidar esto es negar la originación dependiente.

No penséis por tanto que Buda era un filósofo sabio que caminaba entre los paganos con una idea nueva. Buda era un reformador, al igual que lo fue Jesús el Nazareno con el Judaísmo.

Se dice que todo lo que sube tiene que bajar, y es cierto que cuando muere un gran maestro termina por producirse un gran declive en la comprensión, y que habrá mareas altas y bajas en esa comprensión según vayan llegando otros maestros que hagan sus propias contribuciones. En último término, importa poco si el Budismo cae, porque el Dharma sigue vivo, con o sin sistemas y palabras que lo apoyen.