La Reencarnación

El nuevo cuerpo no es obra de un creador, ni del azar, ni surge de la nada.

El nuevo cuerpo, su naturaleza y sus cualidades son producto de la conjunción de una serie de causas y condiciones necesarias para ello.

El nuevo cuerpo se produce y la conciencia surge encarnada en él y no en otro única y exclusivamente porque los factores así lo determinan.

No existe ninguna entidad que pase de una existencia a otra.

Pero el río de conciencia que constituye al individuo no se detiene con la muerte.

"Si os preguntasen en qué dirección el fuego apagado se ha ido, ya sea al este, al oeste, al norte o al sur, ¿podríais dar una respuesta?"

"No, Gotama, ya que el fuego ardió debido al combustible de hierba y astillas; luego, al no recibir más sustento en forma de hierba y astillas y carecer de sustento, se extinguió".

"De la misma manera, Vaccha, todas las formas materiales, los sentimientos, las percepciones, las construcciones, la conciencia por las cuales se puede conocer a un buscador de la Verdad han sido destruidas por él, cortadas de raíz, dejadas como el tocón de una palmera, tan completamente eliminadas que no pueden tener futura existencia.

"Un buscador de la Verdad está liberado de la denotación de cuerpo, y así sucesivamente; él es profundo, inconmensurable, insondable, hasta semejante al gran océano".

Ahora veamos lo siguiente, que viene del Sutra de la Transmigración de la Existencia

(Bhavasanakrantisutra)

Shrenaya Bimbisâra, el rey del país de Magadha, le dijo así al Bhagavant: “Oh Bhagavant, ¿de qué manera las acciones, una vez realizadas, habiendo desaparecido después de acumuladas, desaparecidas durante largo tiempo, se manifiestan en la mente, estando cercano el momento de la muerte? Si todos los samskâras están vacíos, ¿de qué manera pasan las acciones sin destruirse?”

Habiendo hablado así Shrenaya Bimbisâra, el rey del país de Magadha, el Bhagavant le dijo así: “Oh gran rey, por ejemplo un hombre que duerme sueña que goza sobremanera con una hermosa mujer del lugar, y al despertar de aquel sueño recuerda a aquella hermosa mujer del lugar. ¿Tú qué crees, oh gran rey? ¿Existe acaso aquella hermosa mujer del lugar vista en el sueño?”

El rey dijo: “Oh Bhagavant, ella no existe”.

El Bhagavant dijo: “Oh gran rey, ¿tú qué piensas? Aquel hombre que desea ardientemente a la hermosa mujer del lugar vista en el sueño, ¿acaso es sensato?”

El rey dijo: “Oh Bhagavant, no lo es. Si se pregunta por qué no lo es, oh Bhagavant, la hermosa mujer del lugar vista en el sueño es totalmente inexistente y no puede ser percibida; y sin embargo él sigue pensando en gozar con ella: así aquel hombre, privado de ella, tiene un destino de sufrimiento”.

El Bhagavant dijo: “Oh gran rey, igualmente el hombre común, necio e ignorante, al ver con su ojo las formas, desea vehementemente las formas que resultan agradables a su mente; al desearlas vehementemente, se apega a ellas; al apegarse, se apasiona por ellas; al apasionarse, realiza con el cuerpo, la voz y la mente acciones nacidas de la pasión, nacidas de la aversión y nacidas de la confusión mental.

Aquellas acciones, una vez realizadas, desaparecen. Y, habiendo desparecido, no se encuentran en el este ni se encuentran en el sur ni se encuentran en el oeste ni se encuentran en el norte ni se encuentran arriba ni se encuentran abajo ni se encuentran en ninguna otra dirección del espacio.

Pero en cualquier otro tiempo, en el momento cercano al tiempo e instante de la muerte, al consumirse el karma correspondiente, en el momento de la desaparición de la última conciencia, el karma surge en la mente como la hermosa mujer del lugar en la mente del hombre que despierta del sueño.

Oh gran rey, así al desaparecer la última conciencia, la primera conciencia que forma parte del nacimiento surge—o bien en un dios o bien en un hombre o bien en un asura o bien en seres infernales o bien en animales o bien en los difuntos (fantasmas hambrientos).

Oh gran rey, inmediatamente después de desaparecer la primer conciencia, surge la corriente de la mente correspondiente a ella, en la cual se manifestará la experiencia de las consecuencias de la acción.

Oh gran rey, entonces ningún dharma pasa de este mundo al otro mundo, y sin embargo la muerte y el nacimiento se manifiestan. Oh gran rey, se llama ‘muerte’ a la desaparición de la última conciencia; se llama ‘nacimiento’ al surgimiento de la primera conciencia.

Oh gran rey, en el momento de su desaparición la última conciencia no pasa a ningún lugar; en el momento de su surgimiento la primera conciencia que forma parte del nacimiento tampoco viene de ningún lugar.

Si se pregunta ¿por qué?, contesto en razón de su carencia de ser propio.

Oh gran rey, la última conciencia está vacía de última conciencia, la muerte está vacía de muerte, la acción está vacía de acción, la primera conciencia está vacía de primera conciencia, el nacimiento está vacío de nacimiento, las acciones se manifiestan sin destruirse.

Oh gran rey, inmediatamente después de desaparecer la primera conciencia que forma parte del nacimiento, sin solución de continuidad, surge la corriente de la mente en la cual se manifestará la experiencia de las consecuencias de la acción”.

Ve estos dos conceptos:

“En el momento de su desaparición, la última conciencia no pasa a ningún lugar”;

“En el momento de su surgimiento, la primera conciencia que forma parte del nacimiento tampoco viene de ningún lugar”.

La clave estriba en la comprensión del puente entre las dos conciencias.

El puente entre la última conciencia y la nueva primera conciencia es la energía vacía de conciencia.

Esta energía está vacía de la antigua memoria.

Esta energía está vacía de Identidad o alma.

Esta energía tiene una valencia que es el karma de la última conciencia.

El nuevo cuerpo posee la potencia de la conciencia nueva, intrínsicamente pura, pero manchada sólo por la herencia de la evolución humana. La primera conciencia necesita de la presencia de la energía de la última conciencia de alguna fuente.

Cuando las condiciones son adecuadas, la nueva conciencia comienza a operar como un proceso.

La valencia del karma de la última conciencia tiene un efecto en la primera conciencia.

Esta valencia kármica puede ser positiva o negativa en beneficio de la nueva conciencia, en el sentido de que puede actuar o no como defensa contra la ignorancia.

Por tanto, se puede decir que cualquier conciencia nueva que es fruto de un río de conciencia sin karma negativo es de gran beneficio para el nuevo cuerpo y mente.

Eso no significa que el beneficio sea de conocimientos o de sabiduría. Solamente le da a la conciencia la predisposición a resistirse a la ignorancia con la fuerza de su valencia. No tiene el cuerpo, ni la mente, ni la memoria, ni la conciencia de la última conciencia.

Si la valencia es positiva, la primera conciencia tiene una defensa natural contra el incremento del karma negativo, porque tiene las actitudes, intenciones y acciones correctas.

Así, la primera conciencia puede contribuir a la eliminación del karma de la mente Dual que viene de la herencia humana, y facilitar el crecimiento de la Sabiduría.

Si la valencia es negativa, la primera conciencia no puede desarrollar una defensa natural contra Mara. Así, incrementa la carga del karma negativo y no la disminuye.

Es importante ver que la energía del puente no posee información especifica de la última mente, ni los conocimientos, ni la identidad, porque no hay información, conocimientos, ni identidad que puedan pasar de un cuerpo y mente a otro. Es más un impulso que permite el desarrollo de la propia naturaleza del nuevo cuerpo y mente. En ausencia de una valencia positiva, la propia naturaleza es débil.

El nuevo ser es heredero del estado kármico de la persona que creó la carga kármica en la vida anterior.

Sólo la Energía kármica

Cuando uno se ilumina en el camino después del Despertar,

No hay karma negativo ni positivo.

La energía disipada de la última conciencia no tiene valencia,

Y, por tanto, no hay renacimiento.

Pero cuando alguien toma los votos de Bodhisattva,

Aplaza su propia Iluminación, por compasión y benevolencia hacía todos los seres.

Entonces la energía, al llegar la disolución de su cuerpo y mente, se activa.

La valencia de esta energía es muy positiva y se resiste a la ignorancia de la Dualidad.

Pero esta voluntad, tan llena de compasión, tiene residuos de la Identidad y no es libre.

Ahora comparemos esto con los conceptos tradicionales de reencarnación

Puedes ver que el concepto de la continuación de una conciencia personal es muy egoísta y peligroso, porque alguien que posee la motivación de avanzar por sí mismo está en peligro de caer en las trampas de Mara.

Pero alguien que en su propio desarrollo no tenga relación con su Identidad,

puede beneficiar a una primera conciencia, estando en el camino de la Gran Compasión.

La creencia en la reencarnación, con diferentes matices, ha sido desarrollada por muchos pueblos. Grandes filósofos, como Pitágoras y Platón, la afirmaron según sus propias teorías.

Orígenes admitía la creación de almas eternas y hablaba de las sucesivas pruebas por las que pasan. Pero en el siglo VI la posición de Orígenes fue condenada por el concilio de Constantinopla (año 542). Desde entonces, en el Occidente se sigue profesando una doctrina incompatible con la reencarnación.

En el siglo XIX, la reencarnación se convirtió en un tema de teosofía para los ocultistas y espiritualistas, basada en la filosofía hindú y budista. Según su concepto, los seres están condenados a renacer indefinidamente hasta que no alcancen su liberación.

Esta doctrina está lejos de nuestro concepto de la reencarnación. En el Budismo no hay seres que se puedan condenar ni tampoco una liberación propia.

Sólo existe un sistema bello y maravilloso de auto-inmunidad dentro

de la energía universal, que preserva contra las formaciones kármicas la integridad de cualquier combinación de energía en forma sintiente.

Cuando se ven las numerosas ideas erróneas sobre la reencarnación

y se las compara con la verdad, la verdad parece infinitamente más gloriosa.

Veamos este modelo

Imagina, por un momento, que una gota del Océano Primordial haya obtenido la conciencia de sí misma como consecuencia de una combinación de elementos fortuitos. Esta gota está formada por la combinación de una semilla impregnada de la energía kármica de un cuerpo anterior (el catalizador) y la energía material y no-material del Océano Primordial.

Como la energía material de la gota es frágil, inmediatamente comienza a degenerar, y con el tiempo vuelve a la fuente del gran Océano Primordial. Pero la energía no-material, debido a sus propiedades, es más resistente a la degeneración.

Entonces, la energía no-material, junto con la semilla impregnada de la energía kármica, se recombinan inmediatamente con una nueva energía material del Océano Primordial y forman otra gota. O sea, la presencia de la semilla impregnada y la energía no-material de la gota original es la condición necesaria para formar una nueva conciencia y una nueva gota. Pero ni la conciencia ni la memoria, ni la sabiduría, ni las formaciones kármicas, ni ningún elemento del Surgimiento Condicional pasa a la nueva gota.

Cuando la nueva energía material recibe la semilla impregnada y la energía no-material del cuerpo anterior, la conciencia, el sufrimiento y las energías kármicas pertenecen a la nueva gota, no a la gota anterior. Buda lo explicó claramente cuando dijo: “En un hombre, las pasiones, los estados de conciencia, el intelecto, las percepciones e impresiones, todos le pertenecen a él mismo en exclusiva y a ningún otro”.

La gota, dado que tiene conciencia de sí misma y sólo una conciencia intelectual como mucho de su unidad con el Océano Primordial, está siempre en un estado de sufrimiento. Este sufrimiento tiene como causa la continuidad de la energía kármica, que es el estado constantemente en cambio de la energía no-material en relación con el conocimiento de su unidad con la fuente: el Océano Primordial.

La energía kármica está continuamente en cambio cuando está dentro de un cuerpo. Se puede considerar que es positiva si incrementa la conciencia de la unidad con el Océano Primordial y negativa si incrementa la ignorancia del estado de unidad. El proceso de cambio sigue constantemente, hasta el momento en que la valencia de la energía kármica se neutralice.

Este momento ocurre cuando hay un incremento de la conciencia de la gota de su propia unidad con el Océano Primordial. Finalmente, cuando la gota nunca más existe como concepto y la unidad de la aparente gota y el Océano Primordial está clara, la energía kármica está completamente neutralizada y deja de existir.

La semilla y las energías materiales y no materiales vuelven a la fuente del Océano Primordial y no hay ninguna regeneración de la gota. La gota aparece sólo como una parte infinitesimal del Océano Primordial infinito del que nunca estuvo aparte ni separada. Sólo la conciencia de la gota le había dado esta impresión errónea.

Ahora, imaginemos lo glorioso que podría ser experimentar, sólo por un microsegundo, la reunión de la energía no-material con el Océano Primordial y terminar para siempre las rondas de forma y conciencia engendradas por la energía kármica. No habría más energía kármica, ni más conciencia.

Ahora

Eso es lo que ocurre cuando el cuerpo material del ser humano se desintegra y la conciencia y memoria, con todos los conceptos mentales, cesan. La energía no-material se reintegra completamente en el Océano Primordial, que es sin límite, sin nacimiento y sin fin. La energía primordial no tiene conciencia, ni sentido de sí misma.

Es un acto de vanidad y egoísmo pensar que cuando se pierde la memoria y la conciencia del cuerpo y mente se puede convertir esta conciencia en una conciencia cósmica del Océano Primordial. Hay una tendencia a darle al Océano Primordial las características que se perciben cuando la semilla tiene forma de gota. Esta idea es romántica pero carece por completo de la frugalidad propia de las leyes científicas, según el principio de Ockham.

El regreso de la semilla de la conciencia (llamada jivindra o fuerza de la vida)

al Océano Primordial es el retorno a la eternidad sin conciencia.

Pero, cuando no hay un retorno a la eternidad hay la última conciencia

y

el surgimiento de los elementos materiales (el nuevo cuerpo)

desde:

La Unión de Padre y Madre

Una Matriz adecuada

Un Momento oportuno

que produce

La Primera Conciencia Propia (la nueva conciencia)

Con el Despertar, uno consigue una comprensión directa del estado original de la semilla cuando la energía material y la energía no-material se han combinado y han permitido que la conciencia surgiera encarnada en la gota en las circunstancias adecuadas.

En el ser humano (la gota), las circunstancias adecuadas son:

La presencia de la semilla que haya salido del anterior río de la conciencia y contenga la energía de las formaciones kármicas del viejo cuerpo.

Con el Despertar, hay una clara conciencia del estado perfecto de la combinación de la semilla, la energía material y la energía no-material que se manifiesta en el ser humano como su verdadera naturaleza. Es un estado de alegría, compasión, benevolencia, gozo, humor y creatividad. En ese momento, la energía kármica***

Si la persona decide ser un Bodhisattva, renuncia a la neutralidad completa y mantiene un nivel positivo de energía kármica para que pueda salir otra vez en el mundo y ayudar a todos los seres. Si el Bodhisattva permite que su energía kármica sea neutralizada completamente, es el estado de No-Volver, el estado de Buda.

Es importante entender que cuando la semilla vuelve a la fuente, de donde nunca estuvo separada en realidad, las cualidades de alegría, compasión, benevolencia, gozo, humor y creatividad son sólo una potencia, no una realización. Estas cualidades sólo pertenecen al ser y no a la semilla. El Océano Primordial en sí mismo no posee esas cualidades.

El Océano Primordial está más allá de la capacidad del ser humano de captarlo. No muere ni nace. Siempre ha existido y siempre existirá. Igual que una gota de lluvia temporalmente aislada del Océano, cuando aparece una gota de energía residual de las formaciones kármicas eso no es más que una transformación del agua del gran Océano Primordial, invisible, indestructible y sin límites.