2. Un Camino: Colores Diferentes

Ni con una lluvia de monedas de oro pueden apaciguarse los deseos sensuales, pues son insaciables, efímeros y engendran dolor;

Sabiendo esto, el sabio ni siquiera halla deleite en los placeres celestiales.

El discípulo del Despertado Perfecto sólo se regocija extinguiendo los deseos.

Las raíces del Budismo vienen claramente de la gran religión hinduista de la India, y el gran sabio Buda nació en ese ámbito. Sus primeros maestros fueron hndúes. Es importante entender su Vida y Enseñanzas con referencia a su tiempo y no al nuestro.

NO BUSCAR REFUGIO EN NADA SINO EN SÍ MISMO

"He enseñado el Dharma sin hacer distinción alguna entre la doctrina exotérica y la esotérica; pues por respeto a la norma, Ananda, el Tathagata no tiene tal cosa como un puño cerrado para aquellos maestros que retienen ciertas cosas. ¡Sed islas vosotros mismos, Ananda!

Sed un refugio para vosotros mismos; no toméis otro refugio. Ved la verdad como una isla, ved la verdad como un refugio. No busquéis refugio en nadie sino en vosotros mismos".

"¿Y cómo, Ananda, ha de ser un bhikkhu una isla dentro de sí mismo, un refugio para sí mismo, no tomando para sí ningún otro refugio, viendo la Verdad como una isla, viendo la Verdad como un refugio, no buscando refugio en nadie sino en sí mismo?

Así, monjes: en cuanto al cuerpo, un bhikkhu contempla el cuerpo, y el cuerpo permanece alerta, atento y en posesión de sí, habiendo conquistado el deseo-apego por las cosas del mundo. (Y similarmente:) en cuanto a las sensaciones... en cuanto a los estados de ánimo... en cuanto a las concepciones mentales, un bhikkhu contempla cada uno de ellos permaneciendo alerta, atento, y en posesión de sí, habiendo conquistado el apego del deseo por las cosas del mundo.

"Y quienquiera, Ananda, ahora o después de mi muerte, sea una isla y un refugio para sí mismo, y no tome para sí otro refugio, sino que vea la Verdad como una isla, vea la Verdad como un refugio, no ha de buscar refugio en nadie sino en sí mismo, y será él, Ananda, entre mis discípulos, el que alcanzará la otra ribera. Pero son ellos mismos quienes han de hacer el esfuerzo".

"¡Basta, Ananda! ¡No lloréis, no os mortifiquéis! ¿Acaso no os he dicho a menudo que está en la misma naturaleza de las cosas el tener que separarse antes o después de todo lo que nos toca de cerca y es querido? Pues, Ananda, ¿puede ser de otra manera? Puesto que todo lo nacido, evolucionado y organizado contiene dentro de sí los gérmenes de desintegración, ¿cómo puede ocurrir que un ser no muera? ¡Ninguna otra condición es posible!

Puede ser, Ananda, que algunos de vosotros tengan esta idea: "¡La palabra del Maestro ya no está más, y ahora estamos sin guía!" Pero, Ananda, es menester que no penséis de esta manera. Una vez que me haya ido, que el Dharma y las reglas para la Sangha que os he expuesto y he establecido para vosotros sean vuestro maestro.

Esto os digo, bhikkhus. La decadencia es inherente a todas las cosas condicionadas. Buscad vuestra salvación con diligencia".

Si el hombre sensato se junta con el Sabio, aunque sea por un instante, captará la verdad como la lengua el sabor de la sopa.

El Dhammapada

Hay seres en medio del Sufrimiento, con aparente inteligencia pero llenos de arrogancia, orgullo e ignorancia, que creen que pueden encontrar la verdad sin la ayuda de un sabio.

Ellos, buscando la verdad escondida por Mara, sólo tienen la mente manchada como guía. Rechazan la ayuda de un maestro porque la mente manchada se resiste a ser domada.

Esos hombres son fácilmente atrapados por las palabras y frases y nunca pueden ver más allá.

Son como el abogado que elige defenderse a sí mismo. Tienen a un idiota por cliente.

Estas son las últimas enseñanzas del Buda antes de su muerte.

Para ayudar a las personas en el camino, quizá sean las enseñanzas más importantes que puedan recibir, ya que, como hemos dicho, eso no significa que uno pueda hacer el camino solo y sin ayuda.

Muchas veces oigo decir a muchas personas, desilusionadas con la jerarquía religiosa y con ideas muy fijas, que pueden despertarse e iluminarse por sí solas, ya que Buda lo hizo así.

Esas personas tienen una visión muy estrecha de la verdad.

PORQUE BUDA TAMBIÉN TUVO MAESTROS

Nuevas fronteras de pensamientos

Nadie que abre nuevas fronteras de pensamientos lo hace sin los beneficios y los impedimentos de la era en la que vive. En la India, durante la época del Buda, había mucho descontento con el sistema brahmánico, particularmente en el noroeste, donde los ascetas intentaban ir más allá de las escrituras.

Había un nuevo énfasis en el conocimiento trascendental y la renuncia. Fue una era de nuevas sectas: escépticos, atomistas, materialistas, antinomians (contra la ley y las normas de la sociedad), ajivikas (que proponían la ley natural del destino), y jaínas (que buscaban maneras de liberar la esencia del hombre de lo material).

En este ámbito nació Siddhartha.

Es cierto que, de joven, sus estudios fueron teóricos y académicos, pero tuvo suficientes enseñanzas y conocimientos de meditación como para entrar en el primer jhana (nivel) 'durante un festival de aradores en la época del laboreo del primer surco', como dice el Majjhima Nikaya.

Suddhodana, su padre, escoltado por sus ministros, efectuaba esta noble tarea campesina mientras el príncipe Siddhartha estaba cobijado en una tienda, bajo las ramas de un gran árbol jambu (manzano rosa). Cuando su padre y los ministros lo encontraron allí, absorto en el primer jhana, se alegraron y se asombraron, pero Suddhodana estaba muy preocupado por su futuro.

Buda recitó este episodio:

La fe es la simiente, la austeridad, la lluvia;

La sabiduría es mi yugo y mi carreta;

La modestia, mi vara; mi espíritu es la correa,

Y estoy atento al arado y a la aguijada...

De este modo se siembra la simiente

Y de ella saldrá el fruto imperecedero,

Quien tenga esta simiente bien sembrada,

Estará libre de todos los males.

Suttanipata

Según las leyendas que surgen alrededor del nacimiento de cualquier gran maestro, encontramos el siguiente diálogo entre los padres de Siddhartha, la reina Mayadeva y el rey Suddhodana, antes de su nacimiento:

La reina Mayadeva se dirigió a su esposo así:

"De ahora en adelante, quiero abstenerme de causar daño a cualquier ser viviente y llevar una vida casta. Evitaré el robo, la embriaguez y las conversaciones frívolas. Quiero, Señor, renunciar a toda palabra áspera, a calumnias y a mentiras. Este es mi propósito.

No envidaré la felicidad del prójimo, ni le haré daño a nadie; mantendré amistad con todos y evitaré con sumo cuidado emitir opiniones falsas. Quiero, ¡Oh Rey!, vivir acomodándome a las once reglas morales. Esta resolución me ha atormentado toda la noche.

Así, pues, ¡Oh Rey!, no alimentéis conmigo deseos de placer sensual. Procurad no ofenderme, porque quiero observar mi voto de castidad".

Y el rey respondió:

"Respetaré todos vuestros deseos. Permaneced tranquila. Vos emprendéis una noble vida. Yo y mi reino os obedeceremos".

Con este diálogo, se nos prepara para un nacimiento milagroso.

La Leyenda de la Concepción y el Parto

Entonces Mayadeva, dulcemente dormida en su lecho, vio esto en sueños:

"Un elefante blanco como la nieve y la plata, con seis colmillos, de bellas patas, de soberbia trompa, de cabeza bermeja, entró en mi seno; era el más hermoso de todos los elefantes; su andar gracioso, las junturas de su cuerpo firmes como el diamante. La felicidad que yo sentí jamás fue vista, oída ni gustada; de manera que, en un estado placentero para el cuerpo y de sumo bienestar para el espíritu, quedé absorta de todo en la contemplación".

Después de este sueño, encontramos a la reina Mayadeva a punto de dar luz a Siddhartha.

El Mahavastu dice que la reina parió en un éxtasis de alegría y bienestar perfectos, asió con una mano una rama de un árbol cubierto de lianas verdes y tiernos botones y así mantuvo en ademán placentero, hasta que parió al Conquistador. (Era la norma establecida, según dice el Dighanikaya, que mientras las demás mujeres dan a luz sentadas o acostadas, la madre de un Bodhisattva debe parir de pie). Así, el nacimiento ocurrió en una luna llena del mes de Vaisakha.

Después del nacimiento, la alegría se desbordó en el reino de los Sakya. Tras este sorprendente nacimiento, el padre del príncipe, a pesar de su nulo papel en la concepción, podía estar desbordante de orgullo y esperanza.

Las Predicciones

Como de costumbre, el rey reunió a una asamblea de ciento ocho brahmanes, con ocho expertos, para interpretar los varios símbolos del cuerpo. Siete de los expertos dijeron que el príncipe podría ser un rey universal o bien un Buda. El octavo, Kandanna, el más joven, estaba seguro de que sería un Buda (más tarde, Kandanna estuvo entre sus primeros cinco discípulos).

Las predicciones se verían confirmadas por el anciano Asita, Kalia Deva, al que avisaron milagrosamente del acontecimiento en su ermita. Abandonó las montañas y acudió junto al recién nacido.

El ascético afirmó, "Los grandes hombres como él no duermen mucho tiempo; los hombres de bien como él suelen permanecer despertados".

Asita sonrió y también lloró y explicó a los allí presentes que haber visto al Salvador del Mundo le había llenado de alegría, pero pensar que moriría sin haber escuchado la enseñanza del Buda le había llenado de tristeza.

Después de una vida conyugal durante doce años con la joven hija de un noble Sakya, llamada Gopa y adornada con todas las virtudes, Siddhartha no consiguió que de su matrimonio naciera un joven príncipe.

Sin embargo, en el transcurso del décimotercer año, tuvo un hijo de Yasodhara, una hermana de Gopa. Siddhartha tuvo dos o quizás tres esposas; eso, por supuesto, sin mencionar a las mujeres de su harén.

Así era la vida del joven príncipe.

Era una vida de lujo y placer lejos del sufrimiento de la humanidad.

Ahora vienen los cuatro encuentros importantes en la vida del joven.

El Dighanikaya cuenta:

"El joven señor Gotama ordenó a su cochero que preparara el carruaje de ceremonia con estas palabras: "Prepara el carruaje, mi buen cochero, y vamos a pasear por el parque".

"Sí, señor", respondió el cochero. Se apresuró a aparejar el carruaje y regresó para anunciarle a Gotama- "El carruaje está listo, señor; a vuestras órdenes".- Gotama subió entones al carruaje de ceremonia y se fue al parque".

Tras este suceso, el rey se dijo para sí: "Es preciso que Gotama no renuncie al poder; hay que evitar que abandone su hogar para llevar la vida errante de los religiosos; es necesario que la predicción de los magos brahmanes no se cumpla."

Así, para evitar que abandonara su hogar, adoptó sus medidas a fin de que el joven príncipe se aficionara aún más a los placeres sensuales. Y entonces, Gotama siguió inmerso en el placer de los sentidos.

Su encuentro con la vejez

Luego, el joven señor encontró en el camino del parque, a un anciano tan torcido como el borde curvado de un tejado, decrépito, apoyado en un bastón, tambaleándose al andar, agotado. Al verle, Gotama dijo:

"Buen cochero, ¿qué hizo ese hombre para que sus cabellos y su cuerpo sean diferentes de los de otros hombres?"

"Ese hombre es lo que llamamos un anciano, señor". "Le llaman así, señor, porque no seguirá viviendo mucho tiempo".

"Entonces, mi buen cochero, ¿también yo estoy expuesto a la vejez? ¿No estoy yo fuera de su alcance?"

"Vos, señor, lo mismo que yo, estamos amenazados por la vejez; no nos hallamos fuera de su alcance".

"Está bien, mi buen cochero, ya tengo bastante parque por hoy. Llévame a mis aposentos..."

Su encuentro con la enfermedad

Pasado cierto tiempo, el joven señor mandó a su cochero que preparara el carruaje y salió de nuevo.

Y Gotama, cuando se dirigía al parque, encontró a un hombre enfermo, doliente y débil, tendido en el suelo y revolcándose en sus excrementos, solo, alimentado y vestido por almas caritativas. Al verle, Gotama preguntó:

"Ese hombre, mi buen cochero, ¿qué cosa ha cometido para que sus miradas no sean como las de otros hombres y que su voz sea distinta a la de los demás?"

"Ese hombre, señor, el lo que se llama un enfermo".

"¿Y qué significa un enfermo?"

"Un enfermo, señor, es un hombre que difícilmente podrá recuperar la salud".

"Y yo, mi buen cochero, ¿estoy expuesto también a caer enfermo? ¿No estoy fuera del alcance de la enfermedad?"

"Vos, señor, como yo, estamos expuestos a caer enfermos; no estamos fuera del alcance de la enfermedad".

También entones el rey dijo para sí, "He de procurar que Gotama no rechace el poder; hay que evitar que abandone su casa para llevar la vida errante de los religiosos; es preciso que las predicciones de los magos brahmanes no se cumplan".

Así, para oponerse a este peligro, tomó sus medidas para que el joven señor se abismara más aún en los placeres de los sentidos. Y Gotama siguió deleitándose en los placeres sensuales.

Algún tiempo después, el joven señor Gotama salió en su carruaje otra vez. Y al ir hacia el parque, vio una aglomeración de gente, personas vestidas con traje de colores diversos que se hallaban ocupados en alzar una pira funeraria. Al verlo, preguntó a su cochero:

"¿Por qué todas esas gentes vestidas con trajes de diverso colorido se han reunido aquí para alzar esa pira?"

"Es porque alguien, señor, ha terminado sus días".

"Entonces, guía el carruaje hasta cerca de ése que ha terminado sus días."

Su encuentro con la muerte

"Sí, señor," respondió el cochero y cumplió lo que le ordenaba. Gotama vio el cadáver de aquel que había terminado sus días y preguntó,

"¿Qué significa, mi buen cochero, eso de terminar sus días?"

"Significa, señor, que ni su padre, ni su madre, ni sus otros parientes verán jamás a quien terminó sus días y él tampoco los verá más".

"¿Y yo estoy también expuesto a la muerte? ¿No estoy fuera del alcance de la muerte? ¿El rey, su esposa y mis otros parientes no me verán más ni yo tampoco a ellos?"

"Vos, señor, lo mismo que yo, estamos expuestos a la muerte y no estamos fuera de su alcance. Ni el rey, ni nadie os verá más, ni vos tampoco veréis más a nadie".

"Está bien, mi buen cochero, no siento ya el menor deseo de parque. Condúceme a mis aposentos".

Su encuentro con el solitario

Por último, algún tiempo después, el señor Gotama salió otra vez en su carruaje y de camino hacia el parque, encontró a un hombre con el cráneo rapado, un solitario que vestía ropa amarilla. Al verle, preguntó al cochero:

"Ese hombre, mi buen cochero, ¿qué ha hecho? Su cabeza no es semejante a la de otros hombres y sus ropas son diferentes a los vestidos de los demás".

"Ese hombre es lo que llaman un solitario, señor, porque ha abandonado su casa. Abandonar su casa, señor, significa consagrarse a la vida religiosa, a la vida sosegada, a las buenas acciones, observar una conducta meritoria, no causar daño al prójimo, y ser caritativo con todas las criaturas."

"En verdad, cochero amigo, ese a quien llaman un solitario es un hombre superior, puesto que su conducta es en todo tan perfecta; así pues, llévame hacia ese hombre que ha abandonado su casa".

"Sí, señor," respondió el cochero, y le guió junto al solitario.

Entonces, Siddhartha le habló y le dijo:

"¿Por qué, maestro, vuestra cabeza no es como la cabeza de los otros hombres y vuestras ropas son diferentes de las ropas de los demás?"

"Yo, señor, soy un hombre que ha abandonado su casa".

"Y qué significa eso?"

"Significa, señor, consagrarse a la vida religiosa, a la vida sosegada, a las buenas acciones; mantener una conducta meritoria, no causar daño al prójimo y ser caritativo con todas las criaturas".

"En verdad, maestro, vos que sois llamado un solitario sois un hombre superior, puesto que vuestra conducta es en todos los extremos perfecta".

Este texto es muy importante porque demuestra que Siddhartha no era una persona llena de la compasión tradicional en ese momento. Al contrario, demuestra, en parte, cierto egoísmo cuando dijo en cada caso,

"¿Y esto me puede ocurrir a mí?"

Se supone que estos cuatro encuentros fueron los elementos decisivos en la decisión de Siddhartha de seguir el camino del Dharma, pero no se debe ver así. Cuatro elementos combinados con las condiciones adecuadas dieron impulso a este cambio en su vida.

Primero, el entorno en el que vivía.

Segundo, su experiencia bajo el árbol del Jambu.

Tercero, su encuentro con la vejez, la enfermedad y la muerte, y la disponablidad de un camino alternativo.

Cuarto y último, el siguiente episodio que provee el contraste necesario para su decisión.

Estos textos antiguos que describen la trayectoria de Buda demuestran una cosa importante: que Buda era un ser humano que se enfrentó a todos los problemas que nosotros nos encontramos hoy. Esta humanización de Buda es más importante hoy que su glorificación por la leyenda para que podamos acercarnos más a él en vez de alejarnos.

En otro canon de los Theravadines hay una descripción de un episodio muy decisivo.

"¡Mal haya! ¡Mal haya! ¡Mal haya! ¡Huyamos!"

Después de haberse divertido con las cortesanas, (Siddhartha) se durmió en seguida. Los espíritus de todas las cortesanas se turbaron y ellas se durmieron. Siddhartha se despertó de pronto y vio a las mujeres que permanecían en su sitio, apoyadas unas contra otras, desnudas como estatuas de madera, los ojos llorosos, la saliva deslizándose por las comisuras de los labios, las guitarras y las flautas que habían abandonado esparcidas por el suelo, en desorden. Vio también que el palacio parecía un túmulo funerario.

Al presenciar todo esto, Siddhartha exclamó tres veces: "¡Mal haya! ¡Mal haya! ¡Mal haya! ¡Huyamos! He visto el palacio donde reside el rey, mi padre", y repitió: "¡Mal haya!"

Y en lo más profundo de sí mismo nació el disgusto y el deseo de renunciar a todo.

Así fue la huida de Siddhartha.

Entonces Siddhartha le dijo a su diligente esclavo Chanda,

"Despierta y aparéjame el caballo de modo que las gentes no se enteren".

Chanda dijo, "La noche no es hora buena para viajar; no es apta para el paseo. Además, no hay enemigos que se apresten al asalto del palacio. No discierno por qué debo aparejar con tanto cuidado tu caballo esta noche".

Y el príncipe dijo, "¿Acaso no sabes que hay grandes enemigos? Esos enemigos, que son la vejez, la enfermedad y la muerte, son enemigos poderosos. Apareja de prisa el caballo blanco a fin de no retrasarnos y de que no puedan retenernos".

Acto seguido el caballerizo aparejó el caballo blanco y lo llevó al patio del palacio y luego dijo, "El caballo está listo".

Siddhartha se acercó junto al caballo y quiso montarlo acto seguido, pero el animal relinchó con inmensa tristeza. Los dioses, temiendo que las dificultades retrasaran la huida, acallaron inmediatamente el relincho del caballo a fin de que las gentes no lo oyeran. Siddhartha cabalgó al fin y se dirigió hacia la pequeña puerta del palacio, que se abrió de repente por sí misma. Después, se dirigió hacia la puerta de la ciudad.

Su Maestro

Alara Kalama

Cuando salió del palacio, Siddhartha sabía que necesitaba tener un maestro para avanzar. Caminó hacia el sur en dirección a Rajagaha buscando maestro. Finalmente encontró a su primer maestro, ALARA KALAMA, y estudió con él. Después de ponerle mucha energía y diligencia, entró en la 'esfera de la nada', que era lo máximo que pudo conseguir con ALARA KALAMA.

Buda dijo,

"De esta manera Alara Kalama, mi maestro, me elevó, siendo yo su discípulo, al mismo nivel que él".

Cuando realizó el séptimo jhana (nivel), Siddhartha actuó como maestro para los discípulos de ALARA y con el tiempo encontró a su segundo maestro.

Su Maestro

Uddaka Ramaputta

Con UDDAKA RAMAPUTTA estudió y entró en el octavo nivel de la meditación, la "esfera de ni percepción ni no-percepción".

Pero para Siddhartha eso era insuficiente. Siguió buscando todavía más allá. Hay que recordar que Siddhartha no buscaba el despertar ni la iluminación; no tuvo este objetivo. No buscaba una solución al sufrimiento. Buscaba 'la verdad más allá', paradójicamente la respuesta a un "qué" sin respuesta.

El Fracaso

Siddhartha pasó más de seis años buscando la verdad más allá del octavo jhana, pero sin éxito. Por vía de la meditación y de una vida ascética, vivió con cinco compañeros antivédicos y antibrahmánicos que viajaban sin rumbo durante ocho o nueve meses al año y debatían temas éticos y filosóficos referentes a la naturaleza y el misticismo.

Siddhartha conocía bien las filosofías de los celebrados maestros brahmanes, herméticos y ascetas, así como de los filósofos, reclusos y viajeros de su tiempo. En los documentos Budistas como el Digha-nikaya, Majjhima-nikaya, Anguttara-nikaya y otros, se menciona frecuentemente más de una docena de maestros con quienes estuvo continuamente en desacuerdo. De ahí, se puede ver que Siddhartha no era simplemente un príncipe que espontáneamente salió del palacio, se sentó bajo un árbol y encontró la verdad.

Al final, Siddhartha rompió con el enfoque ascético y pasó al país de Magadha al pueblo de Senanigama. En las palabras de Buda, era, "un bello sitio, con una bonita arboleda y un río fluido de agua clara, un vado placentero y un pueblo cerca para el sustento". Aquí Siddhartha siguió su camino y, más adelante, en el lugar vecino de Uruvela (hoy Bodhgaya), entró en el más allá y, por su propia energía y voluntad, encontró el despertar.

ENTONCES ¿QUÉ ES EL BUDISMO?

Las enseñanzas del Gran Maestro son claramente espirituales, ¿pero es el Budismo una religión?

Hay aspectos importantes de filosofía, ¿pero es el Budismo una filosofía?

Es cierto también que hay grandes enlaces con la psicología de cada persona, ¿pero es el Budismo un método psicológico para disolver los sufrimientos?

El Budismo no es una religión, ni una filosofía, ni tampoco un método

psicológico para conseguir una victoria contra los "problemas" mentales.

Algunos consideraréis que es un modo de vida, pero, afortunadamente, eso tampoco es cierto.

Habitualmente, quienes se acercan al Budismo pensando en sí mismos y en su propio sufrimiento suelen llegar con un gran peso sobre los hombros, del que no es fácil librarse.

Pero, por otra parte, si se llega al Budismo con la idea de encontrar en él una ayuda para los seres humanos y un camino correcto y natural, se llegará con un buen acercamiento.

El Budismo es una consecuencia, no una meta, ni un objetivo que se ha de conseguir.

Es un camino para hallar al verdadero ser humano, la propia naturaleza, que está escondida bajo las máscaras y los juegos de esta vida. Es un modo de apartar la confusión, la codicia y la hostilidad.

El camino del Budismo tiene una consecuencia:

la eliminación del sufrimiento.

¿HAY FORMAS DIFERENTES DE BUDISMO?

Sólo hay un Budismo. Hay un camino Theravada, un camino Avatamsaka,

un camino Yogacara, múltiples caminos tibetanos, un camino Chan, un camino Zen, un camino de Tierra Pura, y muchos más…

Pero todos estos caminos llevan al mismo punto: al descubrimiento de la propia naturaleza por experiencias directas.

¿Que xperiencias directas?

De la verdad del sufrimiento, de la compasión, de la alegría, del afecto benevolente, de la ecuanimidad, de la inexistencia del ego, de la no dualidad, de la unidad de la conciencia y, naturalmente, de la vacuidad.

Pero hay mucho más, porque una vez que hayas aceptado esta experiencia, es necesario construir un puente entre ella y esta vida de los sentidos en la que reina la equivocación

¡EXPERIENCIA! ¿NO VALE LA INTELIGENCIA?

La esencia del Budismo es la experiencia directa, y esta experiencia nada tiene que ver con los conocimientos de las cosas de modo intelectual o académico. Si hablas con maestros Budistas, sobre todo si son Mahayana, te dirán que no leas nada sin que el maestro lo haya aprobado o aceptado.

La razón para esto es que no entenderás la verdad esencial que está más allá de las palabras, pues es necesario cortar antes con el modo en que vives y entiendes las palabras y conceptos para entrar en la primera de las diez puertas del Dharma.

Es muy fácil creer que entiendes algo cuando tu intelecto considera que lo ha aprehendido, pero la mente humana está manchada y funciona con el apego a los conceptos erróneos e ideas incorrectas, apartando de ella aquello que no está de acuerdo con su identidad.

No hay ningún sustituto para la experiencia directa; recuérdalo siempre

NO HAY CAMINOS INFERIORES NI SUPERIORES

Ciertos caminos y prácticas pueden resultarte muy atractivos, y fácilmente puedes apegarte a tu camino y críticar todos lo demás. Pero cualquier maestro que realmente haya recibido la experiencia y el beneficio del camino, y haya aceptado el importante vacío -magnífico de verdad, pero sin ningún valor- puede explicar a todos que el camino Vajrayana, que es místico y secreto; los mantras y mandalas del Chenyen; la Tierra Pura; el camino del Zen y el camino flexible de Chan, son todos lo mismo.

Tan sólo se trata de distintas formas, pensadas para adaptarse a los diferentes seres humanos, con diferentes personalidades, costumbres, comportamientos y temperamentos. Recuerda que todos los caminos Budistas deben ser respetados igualmente. Ninguno es mejor ni peor que otro.

EL BUDDHA DHARMA ES ASÍ