6. DE LA MEDITACIÓN DE LA POMARROSA A LA MEDITACIÓN DEL ÁRBOL DEL BODHI

Sin darse cuenta en aquel momento de la importancia de su gran avance, Gautama siguió con sus meditaciones brahmánicas, pues no había motivos para no hacerlo, alcanzando dentro de Vicara solo una comprensión intelectual de los cuatro estados sin forma (aunque sin impedimentos) en relación con los varios temas que usó.

Le valió de poco para avanzar.

Estaba llevando una vida de lujo excesivo, pues él mismo cuenta que:

“Para mí, monjes, se hicieron estanques cerca de casa de mi padre. En uno se plantaron lotos azules, en otro lotos rojos, y en otro lotos blancos; todos se plantaron para mí”.

Y sigue: “Día y noche, monjes, se solía mantener abierto el parasol blanco con la idea de ‘que no le afecte el frío, el calor, las hojas de hierba, el polvo o el rocío’”.

“Para mí, monjes, había tres palacios –uno para el invierno, otro para el verano y otro más para la estación de las lluvias.

“Así, monjes, rodeado por instrumentos musicales tocados por el bello sexo, durante los cuatro meses de la estación lluviosa solía abstenerme de salir del palacio”.

Finalmente, llegado cierto momento durante una gran fiesta, sintió un enorme asco por cómo se hacían las cosas y por el deseo sensual, el ansia y el apego que veía en palacio.

Con su temperamento aversivo, la decisión ya estaba tomada subliminalmente y esa fiesta fue la gota que colmó el vaso. Iba a llevar una vida sin hogar. Dejó todas sus responsabilidades teóricas y se lanzó al camino del ascetismo, yendo de un sitio para otro.

Naturalmente, los ascetas no niegan la necesidad de meditar. Descontento con su progreso, buscó un maestro, Alara Kalama, con cierta reputación de tener éxito en la meditación sin forma de la “nada”, llamada Akincanna. No le valió de nada, pues no llegó a la “nada” más profunda que buscaba. Así que siguió con austeridades extremas y pasado un tiempo buscó un segundo maestro, Uddaka el hijo de Rama, con cierta reputación de haber desarrollado el recurso para la “ni conciencia ni no-conciencia”, llamado Nevasanna nassana.

Después de estudiar, encontró que ya había avanzado hasta ese punto, infructuosamente también, y decidió continuar con los jhanas pero dedicándose más intensamente al ascetismo.

Durante seis años se exigió a sí mismo como solo un temperamento aversivo puede hacerlo, llegando a mayores extremos que los demás.

Con el tiempo reconoció el fracaso de este método y de sus meditaciones de jhanas brahmánicas. Fue el punto importante en su camino. Buscando una solución, se acordó de la meditación de la pomarrosa.

Entonces se sentó con una mente determinada a penetrar todo lo profundamente que pudiera, incluso más allá de su éxito anterior bajo la pomarrosa.

¿ADÓNDE LE LLEVÓ ESTA MEDITACIÓN?

La clara idea de retener cualquier pensamiento cognitivo, no importa cómo fuera de sutil (ahora lo llamamos a-manasi-kara), implicaba establecer un recurso para trascender toda conciencia. Por eso en Chan lo llamamos trascender la Última Conciencia, e incluso las Experiencias Cognitivas Puras. En Chan, un ejemplo de eso está en la Contemplación de la Vacuidad de la Vacuidad.

Así, Gautama entró en un estado subconsciente más profundo donde el lenguaje inconsciente de la experiencia, divorciado de toda cognición, era el sistema operativo para ambos hemisferios. La captación consciente de estas experiencias se obtenía mediante discernimientos sutiles en la memoria que se podían recuperar (sujetos, claro, a errores cognitivos, pero reducidos al mínimo). Así era posible discriminar, percibir nombre y forma, generar intenciones, actuar y saber, pero todo sin identidad.

El segundo factor importante es la pre-programación, que Buda llamó “organizar la meditación”, para ir más allá de las experiencias cognitivas. A esto se le llama nissarana. En los primeros cuatro jhanas, la tarea era trascender todo, sin apegos a los fenómenos o al noúmenon (lo que subyace detrás de los fenómenos). Lo que era importante es que no había vaguedad en este pre-programación, que era deliberada y libre de la conceptualización del ego.

Se permitía que el cuerpo, la discriminación y la mente estuvieran presentes, pero todo se debía organizar para que estuviera libre de supra-egoísmo, del sufrimiento y de la conciencia del sufrimiento.

El tercer factor importante es esta desaparición del “yo”, que NO es su absorción en la meditación o diana. Eso hace espacio para el “verdadero yo” subconsciente, que es simplemente “observar sin observador” la presencia de actividad sensorial.

Apéndice: Los temas (recursos) de meditación de Jhana de los brahmanes

Después de su éxito en las meditaciones que hizo bajo el árbol del Bodhi, Gautama Buda revisó los temas y recursos de los jhanas de manera bastante diferente de los temas brahmánicos que usó durante sus austeridades, desarrollándolos como resultado de sus propias contemplaciones.

Quizá algunos lectores tengan interés en los probables recursos de los jhanas brahmánicos, así que a continuación presentamos algunos:

EL RECURSO DEL SABOR KHEKARI

Este recurso implica poner la lengua recta internamente para saborear la saliva, con el fin de concentrar la mente mediante el gusto constante.

EL RECURSO DEL NADA, EL SONIDO INTERNO

El recurso de meditar sobre el sonido interno constante (oído derecho), bloqueando todo sonido exterior.

Esto recursos, aunque inofensivos, son incompatibles con el sistema de Buda.

EL RECURSO DEL MUDRA SAMBHAVA

Uno de los mudras más importantes era el Sambhava. Funcionaba usando la posición de los ojos con respecto a una diana mental. Estas dianas son cualquiera de los centros psíquicos sutiles internos, llamados atar lakaya. Los ojos se mantienen fijos sin abrir o cerrar, y el meditador no ve nada en realidad con la vista así fijada.

Estos recursos son eficaces en meditaciones que no son del Budadharma, donde se practica la visualización de los vórtices electromagnéticos.

EL RECURSO DE LA CONCENTRACIÓN SOBRE HRIDAYA PUNDARIKA

Es una concentración enfocada sobre el loto del corazón (uno de los vórtices electromagnéticos), que los brahmanes situaban dentro de la columna vertebral, al nivel del corazón.

EL RECURSO DE LA RESPIRACIÓN PRANAYAMA

El recurso Pranayama, que es la retención de la respiración, no tiene nada que ver con observar el aliento, Anapana, que Buda promulgó más adelante.

Buda no retuvo nada de las prácticas brahmánicas tras su Despertar, aunque sí usó la realización brahmánica en una ocasión, cuando pensó en no divulgar su sistema, dada su dificultad. Esa meditación dio pie a la idea de que la enseñanza era válida incluso si solo había una persona que pudiera entenderla y practicarla.