¿Por qué el Mahamudra?

¿Por qué el Mahamudra?

Antes de mirar más a fondo los componentes mencionados debemos considerar otra cuestión. ¿Por qué se embarca la gente en búsquedas del Mahamudra? Tiene que haber algún impulso. ¿Qué es ese impulso?

Los tres impulsos que llevan a los seres humanos a entrar en una búsqueda de la liberación del samsara son:

  1. Un impulso de encontrar una manera de vida más cómoda, con menos estrés. Responde a la identidad confundida, que busca un nido de confort.
  2. Un impulso de encontrar alivio del sufrimiento. Esto lo causa la identidad de codicia, que busca su lugar de seguridad.
  3. Un impulso de buscar un estado de pertenencia. Este impulso no responde a una sensación de soledad, sino al sentido de unificar todas las cosas de acuerdo con el plan preferido de la identidad de aversión.

En cada caso, como podéis ver, la identidad no está satisfecha en su búsqueda de saciar sus necesidades. Estas identidades nunca se pueden saciar, pero la falta de satisfacción se equilibra con los placeres y éxitos pasajeros de la identidad, junto con la racionalización humana de que el sufrimiento es inevitable.

De vez en cuando, sin embargo, se oye otra voz. Es una voz que por lo general se oye mejor en momentos de gran estrés de la identidad. Es la voz de la homeostasis, el sistema natural que siempre intenta restaurar el equilibrio y armonía correctos y naturales. Normalmente, la voz no se oye en medio del clamor consciente de la actividad de la identidad.

¿Qué es esta homeostasis? Es un sistema de equilibrio de la FUERZA DE LA VIDA (jivitindriya). Es la facultad que controla la vida. Tiene dos focos, de manera natural, Rupa-jivitindriya, la fuerza que anima el cuerpo físico y mantiene la armonía, y Nama-jivitindriya, que hace lo propio para las funciones cognitivas. Como es natural, todos los seres vivos poseen la Fuerza de la Vida Rupa, aunque sin duda en los seres humanos es más completa y sofisticada. Y, por supuesto, hay una relación de codependencia entre las dos.

Ambas surgen en el momento del nacimiento y cesan en el momento en que se termina la actividad consciente, que quizá sea alrededor de cuarenta y cinco días después de lo que la ciencia médica considera la muerte cerebral.

La actividad de cada faceta es diferente en términos de su función interna. Cada Rupa-jivitindriya dura unos diecisiete momentos de pensamiento (hablaremos de estos momentos más adelante). Cada Nama-jivitindriya surge y cae en un momento de pensamiento. Podéis ver por tanto que el control homeostático natural de Jivitindriya siempre está presente cuando no está tapado bajo la manta de la ignorancia de la identidad.

La Fuerza de la Vida es lo que impulsa la supervivencia humana. Pero esta supervivencia humana es más sutil de lo que uno pueda imaginar, porque se extiende más allá del alcance normal de la vida. No estamos hablando de ideas sobre la reencarnación, sino del impulso homeostático de perpetuar toda vida humana presente y futura. Así, esta Fuerza de la Vida no sólo impulsa un regreso a una vida equilibrada y armoniosa, sino que guía los impulsos de reproducción y las ideas de que debe haber una perpetuación sana y natural de la especie y una protección para los recién nacidos.

En la primera búsqueda de soluciones para la aflicción de las identidades hay una petición natural escondida de eliminar el control de esas identidades. Si una o más identidades perciben que la felicidad humana no compensa, entonces quizá se pueda oír la voz de la Fuerza de la Vida, mezclada con los gritos de las identidades. Normalmente no podemos oírla, pero está ahí.

Si uno tiene buena suerte y emprende un camino sano y natural parae recuperar la verdadera naturaleza humana, a medida que la identidad empieza a decaer se oye más la voz de la Fuerza de la Vida y desaparecen (o se retiran a un segundo plano) los motivos iniciales para la búsqueda, basados en la identidad. En ese caso, la motivación aparente será el deseo de encontrar la verdad de la naturaleza humana, sea la que sea.

Ésa fue la búsqueda inicial del Buda y la de sus primeros discípulos en los primeros veinte años de desarrollo del camino del Buddha Dharma. Las personas que han nacido en condiciones favorables desarrollan esta búsqueda natural sin caer en las trampas iniciales de la insatisfacción de las identidades.

El impulso natural que antes o después le lleva a una persona normal a emprender la búsqueda es:

  1. Descubrir la verdad de la naturaleza humana, sea la que sea, consistente con la perpetuación de la Fuerza de Vida aparentemente individual y la fuerza de la perpetuación de la especie humana.

Pero hay que recordar que esta voz homeostática, cuando se oye, es la voz que hay en la conciencia de la volición humana. A la Fuerza de Vida en sí no se la puede oír; es incognoscible y sólo está presente como energía; se la percibe en el comportamiento humano correcto y en la ausencia de actividad de la identidad.

Cuando hay una búsqueda consciente del Mahamudra, está claro que debería haber una introspección personal con vistas a descubrir qué impulsos de la identidad están presentes y evitar el camuflaje cognitivo en forma de imitación de la Fuerza de Vida natural, impulsada por las identidades. Estas identidades son imitadoras muy listas, así que no caigáis en esa trampa. El secreto están en dejar que surja lo que surja sin intentar controlarlo de ninguna manera.

Cuando se empieza, cuanto más tranquila esté la mente, más fácil será el camino. Cultiva la calma, la paciencia, la determinación, la perseverancia, la clara introsepcción y, por supuesto, la diliencia en todas las prácticas.