Saudade

La otra noche me seguía

ávida de celos la ansiedad,

y pensé que en esta vida

no hay querer sincero sin maldad.

Oye, mi amor —te dije—, tú sabrás:

si dejas de querer, me matarás.

Si tu pasión mermase, qué infeliz

sería al no tenerte nunca más.

Y muy solo me perdí en la niebla,

entre la dormida ciudad.

Y pensé que me querías

y que no te irías nunca más.

Oye, mi amor —te dije—, ya no sé

qué pienso, ya no tengo nunca paz.

Si tu querer me cuesta esta agonía,

vete: moriré en la soledad.