Graciela
Graciela ayer recomendaba
el postergar mi solución;
que por lo pronto me guardara
esa razón que lastimaba mi corazón,
pues yo debía esperar al sentir
el peso de este vacío sin fin.
Pero qué empeño, si ya no sueño
ni siento el pulso de la noche.
Graciela, el lecho de muerte
está en mi ceño con amor.
Pues voy tan sólo como un puente
que sirve acaso como un paso a otra región,
que todos pasan y pasan así,
sin detenerse a vivir para mí.
Con esa seña, ¿cómo volverme
y andar mi espalda, que se gasta bajo el sol?
Pues si la muerte es lo que viene,
hay que llenar esa distancia en la que va a llegar,
no nos sorprenda antes de terminar.
Ya ves Graciela:
esa es la suerte del que se cela
por su bien y por su mal.
(1967)
Graciela (versión guitarra)
Graciela (versión orquesta)