Segunda cita

Quisiera enmendar los comienzos

de todas las brumas.

Quisiera empezar cada lienzo

con mejor fortuna.

Quisiera pegarme unas alas

y en una cornisa

soplar una dulce balada

que esparza la brisa.

Quisiera viajar al pasado

de cierta muchacha

que andaba de noche El Vedado,

liviana y borracha.

Quisiera posarme en su vida

para convencerla,

para que con menos heridas

hoy pudiera verla.

El dolor que no curen los ángeles

ojalá que no pueda volver.

La canción que no canten los ángeles

sólo el viento la puede saber.

Quisiera ir al punto naciente

de aquella ofensiva

que hundió con un cuño impotente

tanta iniciativa.

Quisiera ir allí con las cruces

del tiempo perdido

y hacer un camino de luces,

sin odio ni olvido.

Quisiera dar vuelta a la rueda

que para en lo mismo:

un simple mortal que se juega

abismo y abismo.

Y, antes de darle al perchero

mis alas de atrezo,

quisiera dejar como fuero

certeza y progreso.