Canción en harapos

Qué fácil es agitar un pañuelo a la tropa solar

del manifiesto marxista y la historia del hambre.

Qué fácil es suspirar

ante el gesto de un hombre que cumple un deber,

o regalarle ropitas

a la pobrecita

hija del chofer.

Qué fácil de enmascarar sale la oportunidad.

Qué fácil es engañar al que no sabe leer.

Cuántos colores, cuántas facetas

tiene el pequeñoburgués.

Qué fácil es trascender con fama de original,

pero se sabe que entre los ciegos el tuerto tiende a mandar.

Qué fácil de apuntalar sale la vieja moral

que se disfraza de barricada

de los que nunca tuvieron nada.

Qué bien prepara su máscara el pequeñoburgués.

Viva el harapo, señor,

y la mesa sin mantel.

Viva el que huela

a callejuela,

a palabrota y burdel.

Desde una mesa repleta cualquiera decide aplaudir

la caravana en harapos de todos los pobres.

Desde un mantel importado y de un vino añejado

se lucha muy bien.

Desde una casa gigante y un auto elegante

se «sufre» también.

En un amable festín se suele ver «combatir».

Si fácil es abusar, más fácil es condenar

y hacer papeles para la historia, para que te haga un lugar.

Qué fácil es protestar por la bomba que cayó

a mil kilómetros del ropero y del refrigerador.

Qué fácil es escribir algo que invite a la acción

contra tiranos, contra asesinos,

contra la cruz y el poder divino,

siempre al alcance de la vidriera y el comedor.

Viva el harapo, señor,

y la mesa sin mantel.

Viva el que huela

a callejuela,

a palabrota y burdel.

(1971)