Depredador

Cayó sobre su presa y la inmovilizó

como una amarra.

La pequeña era un cuerpo de temblor

debajo de sus garras,

tan palpitante,

que sintió la lujuria de la sed,

magnífica y quemante.

Y pasó el tiempo, el tiempo largo

entre el colmillo que depreda y la piel

de su víctima en letargo.

La tarde simulaba no reconocer

la vieja trama

y su espejo era un hombre, una mujer

un juego y una cama

la tarde pura

con su rastro de prados, de candor

y el alma de locura.

Pasó la tarde, la tarde larga

entre el colmillo que depreda y la piel

de la víctima que aguarda.

La viva rosa de la carne se abraza

a su destino

y comieron jugos del amor

como perfecto vino

vino de amantes

fértil sabia para doblar la sed,

mientras más abundante.

Pasó la tarde, la sin dolores

entre el colmillo que depreda y la piel

de la víctima en amores.

(1986)