Yo soy de donde hay un rio
Yo soy de donde hay un río,
de la punta de una loma,
de familia con aroma
a tierra, tabaco y frío;
soy de un paraje con brío
donde mi infancia surtí
y cuando después partí
a la ciudad y la trampa,
me fui sabiendo que en Tampa
mi abuelo habló con Martí.
Supo la gran aventura,
supo la estación más triste,
supo el dolor que se viste
de redención la cintura;
supo la traición más dura,
supo el silencio, el rumor,
luego el murmullo, el clamor,
y al fin supo del aullido,
y del último estallido
mi abuelo supo el amor.
Así lo sé porque quiero
quedarme en su misma fosa,
sin oración y sin losa,
hueso con hueso viajero;
lo sé como el aguacero
sabe que acaba en la orilla;
lo sé como sé su silla,
su cuchillo y su mascada,
se su corona nevada,
y sé también su rodilla.
Yo soy de donde hay un río,
de la punta de una loma,
de familia con aroma
a tierra, tabaco y frío;
soy de un paraje con brío
donde mi infancia surtí
y, cuando después partí
a la ciudad y la trampa,
me fui sabiendo que en Tampa
mi abuelo habló con Martí.