Canto para que llores

Después de una tarde para Federico,

leyendo y pensando que el mundo es tan rico

y que sus miserias están desatadas

para que la tierra les queme las alas;

después de un amigo con frío y plañidero,

después de la fiebre de los aguaceros,

he llegado al borde y un beso vacila

al borde de un alma y al pie de tu vida.

Y canto para que llores,

canto para no amarte,

canto a modo de hechizo

que arme lo que se deshizo.

Luego vendrá el silencio

con su canción de muertos.

Luego tendré que irme

más soldado y menos firme.

Después de la estufa que inventó mi hermana

y de no saber ni el color de tu cama,

— allí vive el miedo, tísico y enfermo— ,

alcánzale un día una estrella al infierno.

Madura ese beso a constancia y paciencia,

recurre a las formas que indica la ciencia,

pero abre los fuegos que tienes dormidos,

no sea que recojas un beso podrido.

Canto para que llores,

canto para no amarte.

Canto a modo de hechizo,

que arme lo que se deshizo.

Luego vendrá el silencio

con su canción de muertos.

Luego tendré que irme

más soldado y menos firme.

Madura ese beso a constancia y paciencia,

recurre a las formas que indica la ciencia,

pero abre los fuegos que tienes dormidos,

no sea que recojas un beso podrido

y frío.