Yo soy de donde hay un río

Yo soy de donde hay un río,

de la punta de una loma,

de familia con aroma

a tierra, tabaco y frío;

soy de un paraje con brío

donde mi infancia surtí,

y cuando después partí

a la ciudad y la trampa,

me fui sabiendo que en Tampa

mi abuelo habló con Martí.

Supo la gran aventura,

supo la estación más triste,

supo el dolor que se viste

de redención la cintura;

supo la traición más dura,

luego el silencio, el rumor,

luego el murmullo, el clamor,

y al fin supo del aullido,

y del último estallido

mi abuelo supo el amor.

Así lo sé porque quiero

echarme en su misma fosa,

sin oración y sin losa,

hueso con hueso viajero;

lo sé como el aguacero

sabe que acaba en la orilla;

lo sé como sé su silla,

su cuchillo, su mascada,

y su corona nevada,

cual sé también su rodilla.

(1980)