El reparador de sueños

Siempre

llega el enanito

con sus herramientas

de aflojar los odios

y apretar amores.

Siempre,

llega el enanito,

siempre oreja adentro

con afán risueño

de enmendar lo roto.

Siempre,

apartando piedras de aquí,

basura de allá,

haciendo labor.

Siempre va

esta personita feliz

trocando lo sucio en oro.

Siempre,

llega hasta el salón principal,

donde está el motor

que mueve la luz.

Y siempre allí

hace su tarea mejor,

el reparador de sueños.

Siempre,

llega el enanito

hasta la persona,

hasta todo el pueblo,

hasta el universo.

Siempre,

llega el enanito

y desde esa hora

se acaba el silencio

y aparece el trino.

(1983)