Soltar todo y largarse

Soltar todo y largarse —qué maravilla—,

atesorando sólo huesos nutrientes

y lanzarse al camino pisando arcilla,

destino a las estrellas resplandecientes.

Pantalones raídos, zapatos viejos,

sombrero de ventisca, ojo de garra

escudriñando enigmas en los espejos

y aprendiendo conciertos de las cigarras.

Con amores fugaces e inolvidables,

con parasiempres grávidos como espuma

y el acero afilado de los probables

colgado vigilante junto a la luna.

Soltar todo y largarse. Qué fascinante

volver al santo oficio de la veleta,

desnudando la vida como un bergante

y soñando que un día serás poeta.

(1995)