Poblina de los domingos

(Augusto Blanca)

La banda del parque de un pueblo pequeño

y el largo desfile de vueltas y vueltas

semejan planetas de un raro sistema,

girando y girando al toque preciso

de una contradanza vestida de encajes.

La banda del parque de un pueblo pequeño

y el largo desfile de vueltas y vueltas,

los músicos todos en sillas de mimbre,

vestidos de oscuro con sus instrumentos

de extraño metal y fantástico brillo.

Domingo del parque bajo la glorieta,

mi padre conoce a mi madre y me buscan

al ritmo de banda de aquel pasodoble,

bajo la glorieta, girando y girando.

Cuando yo era niño, pensaba que aquellos

que hacían que cantaran tan raros juguetes

comían pentagramas, dormían en atriles,

reían en acorde, vivían en La Habana.

Domingo y la banda del pueblo pequeño...

y yo calculando el precio de aquellos

botones dorados del traje azul-negro

del que dirigía con roja batuta,

“será millonario”, pensaba y decía,

mi padre reía y no respondía.

El grito del trombón

calla mi pensamiento, corta mi respiración.

El swing del saxofón

me hace creer que corre en mi oído un batallón.

La banda del parque de un pueblo pequeño...

bajo la glorieta, yo encuentro un domingo

lo mismo que hallara mi padre un domingo

al ritmo de banda de aquel pasodoble,

girando, girando...

Y el grito del trombón

calla mi pensamiento, corta mi respiración.

El swing del saxofón

me hace creer que corre en mi oído un batallón.