Hallazgo de las piedras

El mundo entra por la puerta

con mil sabores que no puedo recordar.

Cómo ha crecido lo que miro:

los viejos ruidos ya no sirven para hablar.

Ya descubrí los ascensores,

los cines y las construcciones,

la fosforera y el avión.

Y otras cosas que conozco bien,

que cuando niño no sabía observar

(entonces no necesitaba:

con los juegos siempre basta

para comprender).

Crecí parejo como un cielo

lleno de objetos que brillaban con el sol,

como vivir frente a un espejo

y no saberlo hasta tocarme y verme yo.

Y todo crece en cada libro,

en cada cinta, en cada cuento,

en cada vista alrededor.

Y es doloroso aprender a vivir:

todo profana la atención vital.

Hay tantas luces en la sala,

tanta gente que nos llama,

que no se oye nada.

Este pedazo de la Historia

es aguerrido para ver y reposar.

Parece que es definitivo:

se rompe todo y todo vuelve a comenzar.

(1968)