Virgen de occidente

Anoche tarde ardió mi frente

con fiebre de la oscuridad.

Era la Virgen de Occidente

que se venía a confesar.

Llegó con velo negro y roto

sucias las manos y los pies,

ojos hundidos y remotos,

labios partidos por la sed.

Y la galaxia estaba enferma,

grave de ataúd,

que iba enredándose,

iba enredándose,

como remolino,

como caracola,

como universo,

como el olvido.

Anoche tarde ardió mi frente,

ardió de fiebre universal.

Era la Virgen de Occidente

era el amor de Lupanar.

Y como quien amor celebra,

el hondo velo descubrió

y vi su sexo de culebras

jugando a ser la tentación.

Y la galaxia estaba enferma,

grave de ataúd,

que iba enredándose,

iba enredándose,

como remolino,

como caracola,

como universo,

como el olvido.

Anoche tarde ardió mi frente

bañada en fuego artificial.

Era la Virgen de Occidente

era la Virgen infernal.

Vino con todos sus ungüentos,

vino fingiendo ser la luz,

vino con átomos sangrientos,

vino demócrata y con cruz.

Y la galaxia estaba enferma,

grave de ataúd,

que iba enredándose,

iba enredándose,

como remolino,

como caracola,

como universo,

como el olvido.