Una canción para Yolanda y Pablo
Me creció la mano
viendo como eras feliz
y eras mi amigo,
aquella noche sin mujer
aquella noche sin mujer.
Ahora viene un hijo para ti
y para mí viene otro hijo,
que distinto puede ser,
que distinto puede ser.
Yo no estaba, como tú,
con veintiséis años en la garganta,
presintiendo mi ironía.
Yo traté de construir
una canción a ustedes
yo estaba como tú,
con veintidós de nieve.
No son cuatro años los que faltan
para tener tu estatura,
son cuatro ruinas de fe,
son cuatro ruinas de fe.
Hay gentes que tienen
las estrellas alejadas,
pero al cabo de llorar
pueden volver
pero al cabo de llorar
pueden volver.
Pero hay sitios como yo,
con rostros de intranquilidad,
que rompen la emoción
con las verdades.
Elegir se vuelve atroz,
como un muro sin puertas.
Y como única
abertura hacia la calle,
sólo queda esperar
una muerte desierta.