Once por cero
Tengo una historia que contar,
es de piratas en mi mar;
secuestran unos pescadores para asesinar.
Y los tuvieron que abandonar,
no era posible así matar
a quienes armados de dignidad
se portaban igual que el pueblo acá.
Se tejieron mil historias también
de cuyos hilos colgaban muy bien
representantes de sobrios países
que según se dice tuvieron que ver.
El juego terminó: once por cero.
El pueblo lo ganó: once por cero.
Nuestro es también el revés,
nuestras serán las victorias.
Desde que el uso del machete era
el de expulsar las huestes coloniales
fuimos subiendo firmes en la historia,
aunque no faltaron momentos cruciales.
A cada triunfo se subió un escalón,
cada revés empujaba a la acción
y así llegó la aurora
y fue que amaneció.
Entre balazos justos y serenos,
entre los panes que repartiremos,
se fue subiendo hasta tocar un cielo
de dignidad por doquier.
Tanto se ha hecho, tanto está por hacer,
tan fuerte es su raíz que se propaga
que este revés será como una escala
para poder trascender.
(1970)