No hay nadie

Todo un pasillo en penumbra

mis pasos acechan

como una sombra que vuela

sobre mi cabeza.

Mano con mano en la soledad

busco una puerta con nombre

y nadie escucha,

nadie dice,

nadie abre.

Sólo una risa que a veces

se me pierde.

Entre los labios vacíos

de la muerte.

Pero no hay nadie,

no, no hay nadie,

no hay nadie.

Nadie me llamó,

nadie contestó.

Sólo el silbido

del viento que habló.

Yo no me volví,

yo no respondí.

Todo el camino es seguir,

y seguir,

y seguir.

Sólo el silencio vacío

me tiende los brazos,

como un reloj que sentencia

y señala mis pasos.

Mano con mano en la soledad

busco una puerta con nombre

y nadie escucha,

nadie dice,

nadie abre.

Sólo un silencio que a veces

se me pierde.

Entre los labios vacíos

de la muerte.

Pero no hay nadie,

no, no hay nadie,

no hay nadie.