Trovador antiguo

Sin brillantes conclusiones

ni versículos de fuego;

sin palabras que hagan juego

con grandes decoraciones;

sin humos o presunciones,

más bien con talante exiguo

me declaro trovador antiguo.

Soy de donde los patriotas

daban nombres a las calles.

Soy de un río, soy de un valle

y de una familia rota.

Soy de un pueblo en bancarrota,

de un San Antonio fiestero

donde hoy sólo el viento sopla entero.

El nuevo trovador antiguo

se acerca a la procesión.

Le dice adiós al mundo ambiguo

y pone pie en el caracol.

Escena sucedida tanto,

anónimo el compositor.

El horizonte es el espanto;

la miniatura, el amor.

También nací en Centrohabana,

rumba de supervivencia,

son de perdida inocencia

en clamor de pena urbana;

venerable afrocubana

de existencia fabulosa,

hembra sobrenatural y diosa.

Recorriendo sus esquinas

vuelvo a sentir la fragancia

de una calle de mi infancia

barrial y capitalina:

San Miguel, ángel en ruinas

de inmaculada bandera,

luz vitral de mi canción primera.

El nuevo trovador antiguo

se alinea con la procesión.

Le dice adiós al mundo ambiguo

y pone pie en el caracol.

Escena sucedida tanto,

anónimo el compositor.

El horizonte es el espanto;

la miniatura, el amor.

Ahora soy de la memoria,

ahora pertenezco al viento;

otro dirá en su momento

si fui más pena que gloria.

Lo que fue nuevo es historia

y lo que nace alza vuelo

con el sueño de tocar el cielo.

Partero fui de un futuro

escurridizo, inasible,

seguramente posible

si no le ponemos muros.

El amor es el más puro

néctar contra la tristeza.

Bienvenida su naturaleza.

(2008)