Querer tener riendas

Cuando me enamores no me beses,

porque me han amado así mil veces.

Haz como si estuvieras en guerra:

báñame de rocas y de tierra.

Cuando me conduzcas, no me apartes

del acantilado o el desastre.

Déjame correr la misma suerte

del que caminara con la muerte.

Pero cuando subas a mi cuerpo

asegura que ya esté despierto.

Amar es como rodar un coche

por el precipicio de la noche.

Y ante tal peligro es muy humano

querer tener riendas en las manos.

(1973)