Cuentan

Cuentan

que allá por mil novecientos setenta

fue lanzado al espacio un cosmonauta,

un hombre bueno de la ciencia

un héroe de la tradición.

Cuentan

que después de dar vueltas a la tierra,

por equivocación cayó en la selva,

en una aldea marginada por la civilización.

Cuentan

que bombas de bacterias habían muerto

los pájaros, los árboles al pobre

- todo lo que significo vivir -;

mientras las capitales irradiaban

la choza condenada a sucumbir.

Mientras las capitales irradiaban

la choza condenada a sucumbir.

Cuentan

que los que recibieron al extraño,

- que por rara virtud también fue un héroe -,

lo esperaron con su hambre y sin otra atribución

Cuentan

que el hambre terminó con aquel hombre

y con la multitud que lo esperaba.

Palmo a palmo, pelo a pelo

sin alguna distinción.

Cuentan

que bajo la vigilía de la luna,

no quedó más que la blanca armadura

del cascarón de hierro en que voló,

un uniforme de coger altura

y un antifaz verdoso para el sol.

Un uniforme de coger altura

y un antifaz verdoso para el sol.