Mensaje a Paloma Diaz

Han pasado las eras de los pocos,

la de los prados íntimos de entonces,

cuando la humanidad se hacía de bronces,

telescopios, cometas de los locos.

Han pasado sin mí, mas no me aflijo,

porque estas multitudes en alabo

son las culminaciones, son el cabo

suelto de un mejorado regocijo.

Ya nadie podrá ser como Durero.

Seremos, pues, partícula temprana,

molecular virtud de la mañana,

verso precipitado en aguacero.

El mundo empieza, pero no de cero.

La luz hace silencio en mi ventana.