No hacen falta alas

No hacen falta alas

para hacer un sueño.

Basta con las manos,

basta con el pecho,

basta con las piernas

y con el empeño.

No hacen falta alas

para ser más bellos.

Basta el buen sentido

del amor inmenso.

No hacen falta alas

para alzar el vuelo.

Recojo fondos para pobres

de amistad y de sonrisa.

Recojo cuanto haya de bien

en lo que esconde tu camisa.

Acepto cuanto pueda ser útil

al coro que compongo,

siempre que quieras compartir

un sueño ancho, largo y hondo.

Recojo el hielo a la deriva

de los polos congelados.

Luego, con buena voluntad

y mucha miel haré un helado.

No le daré —no le daré—

al mentiroso y al cobarde.

Repartiré —repartiré—

sólo al que ama y al que arde.

¡Vengan los buenos a comer

de este helado gigante!

(1984)