Cuando me muera

Cuando me muera, si es que me muero, pueden cerrar la luz.

Si aún es necesario, bájenme a buena tierra -sin cruz-

para seguir teniendo la misma suerte con menos sed,

para ver los amigos que hace algún tiempo quisiera ver.

Cuando me muera, si es que me muero, pueden jugar así:

que alguien me haga cosquillas a ver si lo puedo resistir.

Otro puede inventar que me gustaría una canción,

y la mujer que quiera, que juegue a hacerse la que me amó.

Cuando me muera, si es que me muero,

no iré con Dios ni con Satán.

Me iré conmigo a buscar más cosas a otro lugar,

pues tanto el cielo como el infierno me sientan mal.

Cuando me muera, si es que me muero, déjenme como esté:

mejor que no me vistan ni me afeiten para después.

Es muy posible que ande con un mecánico de ocasión,

una caja de fósforos ya vacía y una canción.

Cuando me muera, si es que me muero y estoy con todos bien,

si ando muy complaciente, cebado y con algo que perder,

hagan lo que les plazca con lo que quede entonces de mí,

porque no me interesa lo que le pase a un señor así.

Cuando me muera, si es que me muero,

no iré con Dios ni con Satán.

Me iré conmigo a buscar más cosas a otro lugar,

pues tanto el cielo como el infierno me sientan mal.