Valparaíso

(Osvaldo Rodríguez)

Yo no he sabido nunca de su historia,

un día nací allí, sencillamente.

El viejo puerto vigiló mi infancia

con rostro de fría indiferencia.

Porque no nací pobre y siempre tuve

un miedo inconcebible a la pobreza.

Yo les quiero contar lo que he observado

para que lo vayamos conociendo.

El habitante encadenó las calles

la lluvia destiñó las escaleras

y un manto de tristeza fue cubriendo

los cerros con sus calles y sus niños.

Y vino el temporal y la llovizna

con su carga de arena y desperdicio.

Por ahí paso la muerte tantas veces

la muerte que enlutó a Valparaíso

y una vez más el viento como siempre

limpió la cara de este puerto herido.

Pero este puerto amarra como el hambre,

no se puede vivir sin conocerlo, - es verdad-

no se puede mirar sin que nos falte,

la brea, el viento sur, los volantines,

el pescador de jaibas que entristece

nuestro paisaje de la costanera.

Yo no he sabido nunca de su historia,

un día nací allí, sencillamente.

El viejo puerto vigiló mi infancia

con rostro de fría indiferencia.

Porque no nací pobre y siempre tuve

un miedo inconcebible a la pobreza.